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La hiperinflación en Venezuela alcanza una insólita marca

La agencia Bloomberg midió el precio de una taza de café en el país de Nicolás Maduro. La evolución del precio sorprende y es un claro indicador de crisis 
28/06/2018 - 15:50hs
La hiperinflación en Venezuela alcanza una insólita marca

Una taza de café ahora cuesta 1 millón de bolí­vares en Caracas. Es una suma de dinero que sorprendente y que da cuenta de la grave crisis que atraviesa la economí­a de Venezuela.

Hace sólo dos años, cuando Bloomberg lanzó el índice Café con Leche, un café costaba 450 bolí­vares. El precio de hoy es el equivalente a casi una quinta parte del salario mí­nimo mensual.

También puede pensarse que para comprar una taza con el billete en circulación más común –el de 100 bolí­vares– habrí­a que juntar un montón de 10.000 de ellos, detalla Bloomberg.

Lo que ocurre es que, al mismo tiempo, 1 millón de bolí­vares realmente no es nada. Al convertirlos a dólares, son sólo 29 centavos. Este contraste –un café consume gran parte de todo el salario mensual de un trabajador, pero cuesta solo unos centavos– ilustra los devastadores efectos de la hiperinflación y cómo puede empobrecer a una sociedad.

Con la última alza de precios, la inflación en los últimos 12 meses en Venezuela subió a un 43.378%, según el í­ndice del Café con Leche. Y si se analiza el panorama de los últimos tres meses y se proyecta ese ritmo a un año completo, se observa una imagen aún más sombrí­a: una inflación del 482.153%.

Otra cuestión que sorprende es que Venezuela es el paí­s con las mayores reservas de crudo del planeta. El paí­s tiene 303.200 millones de barriles de reservas probadas, el 17,9% del total mundial, según Statistical Review of World Energy 2018 de BP.

Incluso supera a Arabia Saudita, que con 266.200 millones de barriles queda en el segundo lugar, indica un reporte de Bloomberg.

La diferencia es que el reino del Golfo bombea alrededor de 8 millones de barriles por dí­a más que su homólogo latinoamericano, donde la producción se desplomó a un mí­nimo de 30 años debido a la mala gestión de la industria y una crisis económica.