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Argentina, ahora con "súper dólar": ¿podrá bajar el déficit por turismo, pasajes y compras con tarjeta?

Argentina, ahora con "súper dólar": ¿podrá bajar el déficit por turismo, pasajes y compras con tarjeta?
27/06/2018 - 05:14hs
Argentina, ahora con "súper dólar": ¿podrá bajar el déficit por turismo, pasajes y compras con tarjeta?

Es un hecho: tras el salto del dólar que se inició en mayo y que se terminó potenciando en junio, los argentinos están viajando menos y usando menos sus tarjetas de crédito en el exterior. 

Prueba de ello está en las propias estadí­sticas oficiales del Banco Central: los gastos con plásticos en moneda extranjera acumularon un desplome del 23% interanual durante las tres primeras semanas de junio. 

Este dato es clave, porque el "tarjeteo" explica, nada más y nada menos que 7 de cada 10 dólares que se fugan a través de la balanza "viajes y turismo". 

Desde Atrápalo, una agencia creada en España y con presencia en la Argentina, coinciden en señalar que los argentinos ya sienten el impacto del "súper dólar". 

A partir de una devaluación que acumula un salto del 70% interanual y salarios que, con suerte, se incrementaron un 20%, cruzar la frontera se volvió una alternativa que quedó fuera del presupuesto de muchos de los 5 millones de argentinos que hasta el año pasado eligieron destinos internacionales. 

Claro que la devaluación, así­ como ayudarí­a a reactivar las ventas al mundo de diversos sectores de la economí­a real –incluida la rama de servicios profesionales- también promete repotenciar al turismo receptivo, a partir de la llegada de más extranjeros frente a tarifas locales más ventajosas en dólares. 

Serí­an buenas noticias para el macrismo, que en 2017 debió convalidar un déficit de más de u$s10.600 millones en la cuenta de viajes, que desde el 2010 no registra resultados positivos. 

Fue aquel año cuando el sector tuvo el último superávit, cercano a los u$s300 millones. Pero, a partir de allí­, el rojo fue en aumento y pareció volverse incontrolable

Fabricio Di Giambattista, presidente de la Federación de Agencias de Viajes y Turismo (Faavyt), coincidió al señalar que "se viene una gran oportunidad para que se incremente el número de visitantes del exterior", al tiempo que estimó que habrá más argentinos que, al sacar cuentas, terminarán decidiendo viajar dentro del paí­s.

"Ahora pasamos a tener tarifas más competitivas. Es probable que parte del público que hasta ahora viajaba a Brasil, por ejemplo, ahora elija la Costa Atlántica u otros destinos en el mercado interno", agregó.

La clave, según Di Giambattista, "es que se traslade lo menos posible el efecto de la devaluación a precios. Como la plaza doméstica está bastante caí­da, no creemos que haya mucho margen para aumentos desmedidos. Entonces creemos que el turismo local podrí­a capitalizar este momento".

Dólares que rinden más Según la consultora Mercer, Buenos Aires mejoró notablemente su posición en el ranking internacional que mide el costo de hacer turismo en más de 200 ciudades alrededor del mundo. 

En concreto, pasó de estar en el Top 40 a ubicarse en la posición 76. Es decir que la devaluación permitió que descendiera unos 36 puestos en dicho relevamiento.

Sin embargo, hay lugares de la región que ostentan hoy una ubicación más ventajosa para los visitantes del exterior, como sucede con Rio de Janeiro que, debido a la devaluación de Brasil, cayó más de 40 puestos hasta ubicarse en la posición 99. 

En paralelo, según un informe que todos los años publica Deutsche Bank, denominado "Mapping The World`s Prices", y cruzándolo con los valores vigentes en Buenos Aires –ciudad que no es contemplada en el informe de la entidad- es posible ver en qué medida se abarató la plaza local como destino para los turistas extranjeros a partir del salto del dólar

Si se toma en cuenta, por ejemplo, el gasto que insume una cena para dos personas en un restaurante de categorí­a media se obtiene que en 2017, los visitantes del exterior debí­an gastar un promedio de u$s44, cifra que surge de un ticket de $725 y un tipo de cambio que en junio del año pasado promediaba los $16,40. 

En ese entonces, Buenos Aires era más costosa, en divisas, que otras ciudades alrededor del mundo, como Madrid, en España (u$s31,5) o San Pablo, en Brasil (u$s35,8), siendo más barata que Nueva York (u$s56) y ubicándose apenas por debajo del promedio de Parí­s (u$s48,6). 

¿Qué sucedió tras la devaluación? Una pareja de extranjeros que a partir de ahora visite el mismo restaurante porteño se encontrará con que deberá pagar unos u$s34 por la misma comida, un 23% menos que el año pasado, debido a que la inflación acumulada en el rubro gastronómico corrió muy por debajo de la devaluación que se dio en los últimos doce meses, del orden del 70%. 

Si un turista extranjero el año pasado querí­a disfrutar de una pinta en una de las cada vez más difundidas cervecerí­as porteñas, debí­a desembolsar casi u$s5. Ahora, en cambio, se ahorrará u$s1,5, es decir, un 27% menos. 

En el comparativo internacional, la Argentina no estaba tan mal rankeada el año pasado: una pinta aquí­ era más cara que en San Pablo o México DF pero estaba unos 50 centavos de dólar por debajo de Madrid.

Tras el rally devaluatorio que se inició en mayo, sólo la capital mexicana es más económica para tomar una cerveza en un bar que Buenos Aires. 

Al cruzar los datos del relevamiento con los de Argentina, también surgen diferencias en productos de supermercado. Un ejemplo clásico es la botella de Coca-Cola de dos litros, que es una suerte de commodity a nivel internacional. 

Hasta el año pasado, un turista que vení­a de visita al paí­s se encontraba con que este producto tení­a uno de los precios más elevados en todo el mundo. 

Con un valor equivalente a u$s2,9 por botella, en 2017 –cuando empezaba a recalentarse el debate sobre el problema del atraso cambiario-, Buenos Aires superaba a ciudades como Nueva York o Parí­s (u$s2,22) y más que duplicaba al precio vigente en la capital mexicana (u$s1,28). 

Ahora, en cambio, de la mano de un precio de u$s2,1, se ubica en la mitad de la tabla, posicionándose por debajo de Nueva York y Parí­s pero por encima del DF y de San Pablo, donde hay que pagar entre 1,26 y 1,9 dólares. 

En un rubro donde también hubo una mejora de la competitividad por la ví­a cambiaria fue en indumentaria.

Sin embargo, el peso de la mochila llamada "costo argentino" –que incluye costos laborales, logí­sticos y de comercialización, además de presión impositiva- genera que ni aun con la devaluación acumulada en un año haya mejorado sustancialmente la posición de la Argentina en el ranking. 

De hecho, hasta el mes de abril –antes de que irrumpiera el "súper dólar"- las importaciones de prendas vení­an creciendo a un ritmo imparable del 90% en términos de volúmenes, según datos de Aduana.  

En cuanto al comparativo de precios, un turista de visita el año pasado se encontraba con que un jean de primera marca exhibido en un shopping porteño podí­a cotizar a $1.700. Ese valor, que en divisas equivalí­a a u$s103,5, ubicaba a Buenos Aires casi al mismo nivel de una tienda de Parí­s y un 113% por arriba de la Ciudad de México

Ahora, esa misma prenda comprada en el mismo local cuesta unos u$s75,5. Tras este movimiento, Buenos Aires quedó mejor posicionada que Madrid y muy cerca del valor vigente en San Pablo. 

Turismo interno, más baratoUn punto clave en el que se basan los operadores turí­sticos al afirmar que la devaluación alentará la llegada de extranjeros –siempre y cuando el pass-through o el pasaje a precios no se desboque en el corto plazo- está en las tarifas atractivas que podrá encontrar quien venga con billetes verdes en mano. 

El hecho de que a comienzos de año se haya iniciado el proceso para flexibilizar la industria aeronáutica con la irrupción de las empresas low cost influyó para mejorar la oferta de plazas y la interconexión. 

Así­, un vuelo a Mendoza se ofrecí­a en los principales portales de viajes en junio de 2017 a $2.195. En la actualidad, en tanto, es posible encontrar ese mismo destino a $2.200. 

Con una tarifa planchada, el valor en dólares cayó desde los u$s133,8 a los u$s78, marcando una baja del 41%. 

En el caso de otro destino muy buscado por los extranjeros, como Salta, se produjo una pequeña variación del valor en pesos. Así­ y todo, un pasaje a esa ciudad hoy se consigue por el equivalente a u$s107, versus los u$s161 que costaba un año atrás, es decir, un 33% menos. 

En el caso de los paquetes sí­ hubo incrementos de precios por los costos asociados (hotel, traslados, excursiones). Pero así­ y todo, hay opciones que este año resultarán más baratas a ojos de los turistas que vengan con divisas. 

Tres noches en El Calafate con viaje y hospedaje incluidos, hoy cuestan unos u$s314, unos u$s120 menos que en junio de 2017. 

¿Qué sucederá con el déficit? Con el salto del dólar, en el sector esperan una mejora en la balanza turí­stica, pero no una reversión abrupta del déficit. 

Tomás Ryan, ex titular de la Asociación de Viajes, asegura que la devaluación dejó en una situación ventajosa a las plazas turí­sticas nacionales y que el "súper dólar" desalentará la salida de argentinos. 

Pero coincide con muchos en la industria al señalar que, de ahora en más, será vital que los precios domésticos no pinchen ese "colchón". 

Por lo pronto, para estas vacaciones de invierno se espera una mayor afluencia de visitantes brasileños en los centros de ski, donde se prevé una buena temporada de nieve. 

"Va a ser un año positivo para el turismo interno", marca Ryan. Pero advierte que la suba estará algo limitada porque "vamos a arrancar julio y estamos muy jugados con los tiempos. Los turistas del exterior planifican con más antelación, no es tan automático". 

Hacia adelante, se prevé un achicamiento del déficit, pero el problema es que se parte de un rojo muy abultado: 

-En los cinco primeros meses del año, la salida de argentinos provocó una "fuga" de u$s5.871 millones, marcando así­ un nivel récord desde el fin del 1 a 1 para ese perí­odo. 

-Como contrapartida, la entrada de visitantes extranjeros dejó u$s915 millones, apenas 7% más que entre enero y mayo de 2017. 

-Esto terminó generando un déficit récord en casi dos décadas para los cinco primeros meses, cercano a los u$s.5.000 millones. 

Es decir, se parte de una base muy elevada, que más que duplica, por ejemplo, los niveles de 2014. 

De cara a los próximos meses, Martí­n Romano, de Atrápalo, prevé que el turismo emisivo podrí­a caer un 30%. 

"Hace un mes veí­amos el panorama mucho más negro. Pero si se estabiliza el tipo de cambio y de ahora en más sigue a la inflación, entonces sí­ prevemos una caí­da marcada respecto de 2017 pero no un derrumbe total", plantea el empresario. 

El directivo suma factores que incidirán a favor de la actividad, como el hecho de que se están empezando a ver más promociones en aéreos ante la merma en la ocupación. También, la posibilidad de que se reabran paritarias amortiguará la pérdida de poder adquisitivo de los argentinos en términos de dólar

"Cada vez que hubo una devaluación, como en 2014 o 2016, al principio hubo un parate. Pero luego, la actividad fue recuperando su ritmo", plantea Romano. 

Como antecedente está lo que sucedió en 2014: en enero de ese año, cuando Axel Kicillof era ministro, el dólar ya acumulaba un salto de casi 60% en doce meses. Además, el Gobierno habí­a impuesto una tasa que hací­a más caro el turismo en el exterior. Así­ y todo, en ese contexto de incertidumbre, el rojo de la balanza turí­stica se achicó un 36,5%.  

De cara a lo que resta del 2018, aun cuando de ahora en más se produzca un desplome del 50% del déficit –como plantean los más optimistas-, el rojo terminarí­a sumando u$s3.000 millones hasta diciembre.

Claro que a esa cifra habrí­a que agregarle los u$s5.000 millones acumulados entre enero y mayo, lo que terminarí­a redoneando un saldo desfavorable de u$s8.000 millones para todo el año. 

Por ahora, las fichas están puestas en el turismo receptivo. La clave, como coinciden en señalar analistas y empresarios, es evitar que la inflación empañe una temporada que en los papeles se presenta positiva.