El Gobierno va al FMI para cerrar crédito de "alto impacto" para el mercado
Los funcionarios del equipo económico juran que no serían más de u$s30.000 millones, pero en Wall Street no les creen.
En las últimas horas, importantes bancos de inversión movilizaron a Washington parte de su staff para así medir la temperatura de las negociaciones entre los funcionarios argentinos y los técnicos del FMI.
Según esas fuentes, el acuerdo que Nicolás Dujovne y Christine Lagarde firmarán en los próximos días no bajará de u$s50.000 millones. Incluso, algunos más audaces estiran ese monto hasta la friolera de u$s60.000 millones.
Los últimos días de tratativas en Washington han sido más movidos de lo que se esperaba tres semanas atrás, cuando se iniciaron los contactos.
La tensión cambiaria y sucesiva caída de los bonos argentinos negociados en Nueva York aceleraron los tiempos, en un contexto internacional cada vez más complejo.
Tras su arribo a Wahington DC, Dujovne tiene previsto analizar en forma personal algunos de los puntos más críticos del futuro (e inminente) acuerdo.
Por su parte, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el titular de Finanzas, Luis Caputo, saldrán de gira primero a Nueva York y luego a Londres, con la finalidad de juntarse con inversores y contarles los planes del Gobierno.
El despliegue de varios funcionarios de primera línea por los grandes centros financieros es prueba más que elocuente del momento crítico que atraviesa la Argentina.
Además, se da en medio de la creciente desconfianza de inversores en el país, en el marco de un escenario global que viene jugando claramente en contra.
"Antes que empiece el Mundial estará firmada la carta de intención", asegura un alto funcionario a iProfesional.
Esta urgencia tiene su razón de ser: los análisis económicos de los últimos días de economistas, empresarios, banqueros y financistas se concentraron precisamente en estimar la demora del acuerdo.
Para el Gobierno, la velocidad es crucial. Es que los dólares del Fondo se han transformado en el verdadero dique de contención para regenerar las expectativas en el mercado.
Además, apunta a que a partir de ese momento -con la recuperación de la confianza-, vuelva la tranquilidad al circuito financiero y que esto siente las bases de un mejor escenario económico.
"Hoy día todos se preguntan cuál es el precio del dólar que pueda calmar las presiones. Nosotros también queremos saber en qué momento habrá más tranquilidad que dé margen para una baja de la tasas de interés", afirma una fuente cercana a Hacienda.
"Con estas tasas, la actividad económica está ahogada y cada vez será peor", reconoce a iProfesional.
Por lo pronto, el Gobierno está enfocado en enviar señales inequívocas al mercado sobre su absoluta determinación en mantener el rumbo político.
Una mirada en perspectiva permite vislumbrar el actual momento: con el anuncio de este viernes (sobre el plan achique del Estado) ya son tres los ajustes fiscales presentados por el Gobierno en apenas un mes.
Esa tenacidad de Macri por ordenar las cuentas públicas es percibida por Wall Street como muestra de su convencimiento de que circula por "el camino correcto".
Lo mismo que el veto presidencial a menos de cinco horas de la sanción de la ley que le ponía límites a los ajustes tarifarios.
Sin embargo, hay otra realidad que pone nerviosos a los financistas y que suma tensiones: la escasez de dólares. O, en otras palabras, que de modo sostenido y permanente haya una demanda que supere la oferta.
"Tenemos 15 días para llegar a un acuerdo con el Fondo. Sí o sí, tiene que estar cerrado antes de que arranque el Mundial", confiesa un encumbrado funcionario del Ministerio de Hacienda, frase que ilustra a la perfección la urgencia del Gobierno sobre este tema.
El mercado castiga
La desconfianza de inversores no se limita a las conversaciones en la City, sino que tiene un correlato bien concreto y de bolsillo: el castigo a bonos soberanos por parte de portfolio managers, que buscan desprenderse de títulos vinculados al riesgo argentino.
Es uno de los temas que preocupa al Gobierno y que obliga a acelerar los tiempos de las negociaciones.
Esto, en el marco de un índice de riesgo país queya ronda los 524 puntos básicos, cifra que implica una aumento del 50% en lo que va del año.
A modo comparativo, el incremento del riesgo emergente ni siquiera llegó al 20%, según el banco JP Morgan.
En otras palabras, en la Argentina más que se duplicó el temor de los inversores hacia los activos domésticos.
Los bonos argentinos en dólares a mayor plazo se vieron muy castigados y los rendimientos volvieron a tocar el 9%. Tal es el caso del Global 2046 (ley Nueva York) o del Par bajo legislación local.
El emblemático "bono del siglo" (100 años) fue emitido en 2017 con un rendimiento del 7,8%; ahora los inversores está pidiendo una tasa muy por encima: 8,60%.
Los títulos provinciales también dicen presente en la lista de los más golpeados.
- El de María Eugenia Vidal, con vencimiento en diez años, ya debe convalidar tasas del 9,2%.
- Las emisiones de provincias como Río Negro, Entre Ríos y Chubut ya están arriba del 10%.
- El peor caso es Chaco, cuyo bono al 2024 tiene que ofrecer 11,60% en dólares para seducir a inversores
En mesas de dinero de los bancos cuentan que casi no hay compradores de deuda argentina. "Sólo vemos un desarme incesante de posiciones, producto de la incertidumbre global", dicen desde un banco extranjero.
"Los inversores están esperando novedades sobre el acuerdo con el FMI y, en el mientras tanto, siguen modificando sus carteras", añade.
La mayoría estaba posicionado en títulos argentinos a largo plazo. Este tipo de perfiles son los que más rápido reaccionan ante noticias positivas o negativas.
Nerviosismo y desilusión en la City
Sin plan B, la Casa Rosada pone todas sus esperanzas en que el salvataje del FMI le permita superar rápidamente la crisis.
No sólo desde Hacienda transmiten esta expectativa; en el Banco Central también esperan que el acuerdo modere las presiones sobre el dólar.
Por ahora, el Banco Nación salió a abastecer la fuerte demanda con divisas estadounidenses que el Tesoro tiene allí depositados.
Durante la semana pasada, Javier González Fraga intervino con u$s1.600 millones. El problema es que esas ventas del Banco Nación tienen un límite.
Eso lo saben en el Central, que ya avisaron a inversores que, si hace falta, harán lo propio para detener la estampida. ¿Hasta cuándo? Hasta que se llegue a un acuerdo con el FMI.
"No tenemos problemas en intervenir en el mercado de cambios", dicen en Reconquista 266, avisando que la "muralla" de u$s5.000 millones seguirá presente.
Con todo, los ejecutivos del exterior que han mantenido reuniones con los funcionarios se fueron algo desilusionados.
"El encuentro fue menos positivo de lo que esperaban. Vieron que había demasiada expectativa oficial sobre que el FMI va a solucionar todos los problemas de Argentina", revela a iProfesional un banquero que participó de esos convites.
Sin embargo, micrófonos prendidos, los fondos del exterior se muestran relativamente "optimistas" con el desenlace de la Argentina. ¿Por qué? Básicamente porque tienen en cartera bonos del país y les resulta poco conveniente desarmarla ahora por completo.
Venden lo que pueden y esperan a que cambie el panorama, para no perder tanto dinero con lo que les quedó.
"No sabemos si sólo con pactar con el Fondo alcanzará, pero sí creemos que el acuerdo mejorará las expectativas. Después habrá que ver si ese humor se mantiene", indica a iProfesional un importante ejecutivo del exterior de visita en Buenos Aires.
En cuanto a las exigencias del préstamo stand by de "acceso excepcional" que negocia el Gobierno con el FMI, la letra chica no hace referencia a que deban producirse cambios estructurales (tales como una reforma a fondo del sistema jubilatorio).
"El FMI entiende que la administración Macri está en situación de fragilidad política. Avanzar con pedidos de este tipo resulta imposible en esta instancia", destacan.
La segunda cuestión es que tampoco habrá un nivel de dólar específico pretendido por el organismo. Esto no significa que vaya a financiar la fuga de capitales o el turismo de argentinos haciendo shopping en el exterior.
En Hacienda creen que este nivel del dólar en $25 está en línea con lo que pedía el Fondo a fines del año pasado. Además, como uno de los puntos en los que repara mucho Christine Lagarde es en la inflación, no habrá exigencias sobre otra devaluación.
La semana arranca con la firme convicción de los inversores, locales e internacionales, de que estos días serán clave en cuanto a noticias que mejoren el nivel de expectativas.
En otras palabras, todos -Gobierno incluido- aguardan el blindaje del FMI.