Cómo influyó Estados Unidos en la crisis cambiaria de Argentina y qué lecciones se pueden tomar
Mientras el peso caía a un nuevo mínimo histórico ante el dólar, el presidente Mauricio Macri mantuvo el lunes una conversación telefónica especial con su homólogo estadounidense, Donald Trump.
"El presidente Trump expresó su firme apoyo a los esfuerzos del presidente Macri por transformar la economía de Argentina, y los dos líderes subrayaron la necesidad de mantener la presión contra el régimen en Venezuela", indicó la Casa Blanca en un comunicado.
Durante la charla de unos diez minutos, Trump apoyó las negociaciones que Argentina inició con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Macri le agradeció el respaldo del subsecretario del Tesoro, David Malpass, según precisó el gobierno argentino.
Es singular que Trump, el impulsor de "América primero", tuviera semejante gesto de apoyo para un mandatario sudamericano enredado con problemas económicos, señala BBC Mundo.
Y es de algún modo paradójico que este gesto ocurriese después que el gobierno de Macri sugiriera que los problemas del peso argentino están vinculados a decisiones de Washington, que cambiaron el contexto internacional.
"Las tasas de interés en Estados Unidos han subido notablemente y las monedas se están depreciando contra el dólar", sostuvo la semana pasada el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Según analistas, existe cierta lógica detrás de eso.
"Evidentemente con ese aumento de tasa de interés y una situación que en Estados Unidos y Europa está más fuerte, se vuelve menos atractivo invertir en países emergentes", dijo Claudio Loser, exdirector del FMI para América Latina.
Pero, ¿cuánto incide realmente esto en la crisis del peso argentino?
Cambio de paradigma
Que la economía estadounidense pasa por un momento de relativa solidez parece indiscutible: creció a una tasa anual de 2,3% en el primer trimestre del año, por encima del 2% que esperaban economistas.
El mes pasado, la tasa de desempleo en la primera economía mundial cayó debajo de 4% por primera vez desde 2000 y se ubicó en 3,9%.
Como recordó el reportero económico Matt O'Brien en un artículo sobre Argentina en The Washington Post, "lo que es bueno para Estados Unidos no siempre es bueno para el mundo, especialmente si han tomado muchos dólares prestados y tienen un banco central que se ve algo menos que independiente".
La idea es que el alza del dólar por el crecimiento de la economía de EE.UU., junto al aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal, complica la capacidad de países como Argentina para pagar sus deudas, ya que sus monedas pierden valor.
A su vez, los flujos de capitales que antes iban hacia regiones como América Latina comenzaron a cambiar de dirección.
El Instituto de Finanzas Internacionales indicó la semana pasada que el fortalecimiento del dólar y el mayor rendimiento de los bonos de EE.UU. plantean un "cambio de paradigma" para los inversores.
Por lo tanto, ese instituto basado en Washington redujo en u$s43.000 millones su proyección de ingreso de capitales en mercados emergentes para este año.
Además de Argentina, países como Turquía, Brasil, Sudáfrica y Rusia han registrado movimientos a la baja de sus monedas en los últimos días.
El médico y la gorduraSin embargo, la influencia de la mejoría económica de EE.UU. en la crisis del peso argentino es relativizada por analistas.
Loser, que actualmente encabeza el área de América Latina de la consultora internacional Centennial Group, calcula que 75% del problema de Argentina surge dentro de sus propias fronteras.
"El disparador puede haber sido el hecho de que la Reserva Federal está más fuerte. Pero fundamentalmente el tema argentino es la fragilidad macroeconómica y (que se haya aplicado) un ajuste fiscal muy lento", sostiene.
Distintos economistas creen que la desconfianza de los inversores sobre Argentina en particular aumentó tras la suba de la meta de inflación para este año a 15% y un recorte de las tasas en tres cuartos de punto porcentual por parte del Banco Central, cuya independencia comenzó a ser cuestionada.
Mientras muchos miraban el déficit fiscal argentino con inquietud, la deuda pública del país aumentó sin parar.
"El hecho es que el gobierno Macri se endeudó por más de u$s100.000 millones en los últimos dos años y básicamente sus tarjetas de crédito llegaron a su tope", dice Arturo Porzecanski, economista de la American University en Washington.
"Echarle la culpa al resto del mundo por la culpa que tiene el gobierno es inverosímil", afirma. "Es como cuando uno trata de convencer al médico de que uno es gordo porque el precio de la comida es bastante barata".
A su juicio, si bien la Reserva Federal aumentó la tasa de corto plazo de prácticamente cero a 1,7%, ésta aún está por debajo de la tasa de inflación de 2,1% en EE.UU. y podría ser más elevada.
De hecho, la tasa de crecimiento económico anual de la economía estadounidense sigue por debajo de la meta de al menos 3% que se ha trazado Trump.
¿Qué lecciones puede sacar América Latina?
Los analistas descartan que haya que prepararse para lo peor, considerando que Argentina es el país con mayor endeudamiento en moneda extranjera en la región y sus problemas son peculiares.
"Si hay países como Argentina, que se sobreendeudan en el exterior, tienen déficits fiscales de más de 6% del PIB, déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos de más de 5% del PIB, un historial de mala conducta como deudores, entonces esos otros gobiernos también tienen que cuidarse", afirma Porzecanski.
La clave pasaría por evitar una dependencia excesiva del financiamiento externo, cuando el viento en los mercados cambia de dirección, indica BBC Mundo.
"Hay muy pocos países que estaban en esta situación tan frágil como la Argentina, pero los otros tienen que tener cuidado", advierte Loser. "Se acabó el período de dinero relativamente barato".