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Nuevas tecnologí­as: romper estereotipos para que más mujeres estudien carreras técnicas

El 26 de abril se celebra el día de las mujeres en las TICs para recuperar lugares en un área que era de su dominio en los´60. Situación local y futuro
26/04/2018 - 05:05hs
Nuevas tecnologí­as: romper estereotipos para que más mujeres estudien carreras técnicas

"Las TICs son cosas de chicas", afirma Lí­a Molinari, vicedecana de la Facultad de Informática de la Universidad de La Plata. Y su afirmación tiene asidero. Hubo una época, no hace tanto tiempo, en que las mujeres representaban el 75% de la matrí­cula de la carrera de ciencias de la computación en el paí­s. Corrí­an los años 60 y 70 y la opción por las materias llamadas duras era una alternativa que prácticamente no hací­a distinción de género. Hoy ese porcentaje apenas representa el 15% de las carreras técnicas.

Justo cuando se celebra en todo el mundo el dí­a de las mujeres en las TIC (tecnologí­a de la información y las comunicaciones), a partir de una iniciativa de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT), vale preguntarse qué pasó en estas décadas para semejante retroceso y cuáles son las oportunidades para que las mujeres recuperen el espacio perdido.

En la década del ´60 la participación de las mujeres en Ciencias de la Computación era de 67%, nivel que trepó hasta el 75% en los ´70, según un informe de la Fundación Sadosky. Lo mismo ocurrí­a en el mundo, hecho que mostró claramente la pelí­cula "Talentos Ocultos", donde las "computadoras" eran mujeres con altí­sima capacidad para realizar cálculos matemáticos y responsables de haber logrado muchos de los grandes avances que la NASA concretó en aquella época.

¿Qué pasó para que hubiese una retracción tan fuerte en los últimos 30 años? Parece que hay que echarle la culpa al márketing de la computación personal que puso el acento en que esa actividad era cuestión de hombres. E introdujeron el concepto a través de una de las maneras más eficientes, el juego, el entretenimiento.

"Una hipótesis sostiene que la tendencia se revirtió con la introducción de las primeras computadoras portátiles en los Estados Unidos. Muchos de esos primeros equipos se vendieron más como juguete para varones. Eso más el márketing que se montó en torno a eso hicieron que se los incentivara más hacia esa actividad", explicó a iProfesional, Analí­a Avella, quien tuvo a su cargo la mesa de género de la extinta subsecretarí­a de Servicios Tecnológicos.

Al principio de la irrupción de la computación personal esos primeros juguetes eran muy básicos, ni siquiera eran computadoras. Pero el destino eran los varones. La misma lógica que opera cuando, de pequeños, a los nenes se les regala un autito y a las nenas, una muñeca.

Hay, sin embargo, una segunda hipótesis, que sostiene que la mujer fue directamente relegada de las TICs y que el desarrollo y la programación se orientaron especí­ficamente hacia el mundo masculino. Razón por la que, a su vez, la mujer optó por no mirar las carreras técnicas e inclinarse por aquellas más orientadas hacia lo social, lo artí­stico.

Más allá de cuál de las dos hipótesis es la más certera, otra vuelta por el cine muestra que, efectivamente, la brújula de las TIC se orientó hacia el mundo masculino, tal como lo reflejaron pelí­culas como "La venganza de los nerds" o "Juegos de guerra". Siempre hombres. Y ganadores, a pesar de los anteojos con marco grueso y cristales de culo de botella.

Lo cierto es que hoy se busca el rebote. Desde hace siete años las mujeres de la Argentina se mantienen en el 15% de la matrí­cula de las carreras relacionadas con programación, según el trabajo realizado por Mujeres Programadoras. Y desde diversos sectores se busca que el ascenso sea, a partir de ahora, vertiginoso.

En todas las áreas vinculadas con las TIC hay oportunidades reales de inserción desde el punto de vista laboral. Y para que eso ocurra se debe trabajar tanto desde el ámbito educativo como desde el familiar, y romper los estereotipos con los que se ha sesgado a las mujeres desde tantos lugares.

Dar vuelta ese enfoque significa reducir la brecha y la manera de lograrlo es que las mujeres encuentren y visualicen el hacer en tecnologí­a. "En las áreas TIC hay posibilidad de realizar trabajo remoto, de tener horarios flexibles, de generar el emprendimiento propio. Y achicar esa brecha no es sólo reducir la de género sino también provocar una mejora de impacto económico", agregó Avella.

"La participación aún es baja, y el crecimiento se da de un modo más lento al que pretendemos. La situación cambia en las empresas tecnológicas donde los pisos de participación de mujeres con formación técnica es de 20%, con algunos casos en donde se llega al 40%", dijo, por su parte, Marí­a Laura Palacios, CIO de Codes, y co-fundadora del Club de Chicas Programadoras.

El promedio de mujeres con formación TIC en empresas estrictamente tecnológicas es de 24% en la actualidad, según las estimaciones realizadas por las ejecutivas consultadas. Aunque no hay mediciones sobre lo que pasa en el grueso de la economí­a en general, hay coincidencia sobre los bajos niveles de participación de mujeres, pese a que en diversos espacios se promueve su inclusión.

"Reducir la brecha implica que las mujeres se interesen por las TIC y que vean a estas carreras como una posibilidad de estudio, para despertar vocaciones. Al no saber, al no conocer tampoco la eligen, por eso se encara un fuerte márketing donde se muestra que esto también es una profesión y una buena decisión. Los clubes de programadoras van en esa dirección", agregó Palacios.

Hay una verdad a rajatabla en este objetivo de reducir la brecha de género en las TIC: son carreras que no tienen barreras. Hay demanda de trabajo y quienes egresan de ellas consiguen empleo rápidamente. No es que no hay lugar para las mujeres, se trata de ocuparlos.

Romper con estereotiposY una manera de volver a lo que muestran las estadí­sticas de los años ´60 y ´70 es romper con los estereotipos, los de todos los tiempos, incluidos los de los 80. 

"Es necesario aprender a identificar el sesgo inconciente que dice que las mujeres no se pueden dedicar a la computación, a la ciberseguridad, para romperlo", dijo Claudia Minzi, directora regional de Ciberseguridad y Control Informático de JP Morgan durante la nueva edición de Segurinfo Argentina.

La ejecutiva fue una de las cuatro integrantes del panel en el que se mostraron los casos de éxito de mujeres en ciberseguridad. Es que, si las mujeres en carreras TICs conforman el 15% de la matrí­cula, tal como ya se mencionó, el porcentaje de esas mismas mujeres dedicándose a la ciberseguridad apenas alcanza al 11%, de acuerdo a un estudio de Kaspersky donde justamente se pone el acento en mostrar las referentes a seguir.

¿Hay obstáculos para dedicarse a una carrera técnica, a prevenir fraudes e intrusiones en un sistema informático? Por supuesto que no. Y aunque el cine sólo mostró a una mujer combatiendo al crimen desde la computación, tal como lo hizo Sandra Bullock en La Red, esa pelí­cula no fue suficiente para demostrar que las mujeres pueden.

"Tenemos que creer que podemos, más allá de lo que la sociedad crea. El perfil de quienes se dedican a la ciberseguridad es el de una persona curiosa, que quiere saber", destacó Mara Misto Mací­as, a cargo de la gerencia principal de seguridad de la información del Banco Central de la República Argentina (BCRA). La curiosidad es una caracterí­stica tan femenina como masculina.

Es que, además de romper con las inequidades propias que hoy se encuentra en diversos ámbitos académicos y del trabajo en general, las mujeres también se ven obligadas a enfrentar a la corriente cuando eligen algo que no suele ser lo habitual, más allá de que no hay dudas de que cuentan con las mismas habilidades que los hombres.

Para Lí­a Molinari, también miembro del comité de Ciberseguridad del INTI, uno de los principales pilares a trabajar es el cultural. Y en ese punto entra tanto el hecho de "seguir adelante" con lo que se quiere estudiar y a "levantar la voz" para dar cuenta de ello.

"El tema del entorno es muy importante. A mí­ de chica me gustaba mucho la ciencia, y mis padres,que se deban cuenta de eso, me regalaban el kit de quí­mica y ese tipo de cosas. Y encima en la escuela me enseñaron las bases de la programación, de modo que elegir por una carrera técnica fue fácil para mí­ porque por sobre todas las cosas tuve el apoyo de mi familia", contó Yamila Levalle, ingeniera de 11 Paths, durante su exposición en Segurinfo.

Si hubo un punto en el que Minzi, Mací­as, Molinari y Levalle coincidieron fue en que la igualdad -de género y en las TICs- se logra a través de la educación. Y ella debe orientarse, justamente, a romper los estereotipos que desde hace tantas décadas existen, a veces abandonan con irse, y vuelven.

"¿Por qué a las nenas no les regalan un auto y a los varones una muñeca? ¿Qué tiene de malo?" se preguntó Minzi. "Se trata de armar equipos. Los varones van a tener que cambiar pañales cuando sean padres, y las mujeres trabajar, y al revés, y que ambos puedan intercambiar esos roles sin rollos", agregó Mací­as.

Inevitablemente, cuando se habla de sumar a más mujeres a determinada área siempre se termina en el principio: en la equidad de género. Todo, en definitiva, comienza por allí­.

El punto es que, en el actual contexto global y de paí­s, urge sumar a más mujeres en las TICs. Y las polí­ticas públicas y privadas orientadas en esa dirección se incrementan, felizmente, año a año en la Argentina.

MediaChicas, Chicas en TIC, el Club de Chicas Programadoras, las mesas de género que se incluyen en cámaras y organismos estatales van en esa dirección.

Y esto ocurre justo en momentos en que las exportaciones de software y servicios informáticos llegaron a casi u$s1.700 millones en 2017, según la Cámara del sector (CESSI).

Ese monto superó en más de 10% a las ventas externas de carne argentina que, en el mismo año, llegaron a los u$s1.500 millones, según datos del Consorcio de Exportadores de Carnes Bovinas (ABC).

¿Hay dudas de las oportunidades que abren las TICs para el paí­s y para las mujeres en particular? La respuesta es no. Pero hay que romper con barreras culturales y con estereotipos. Se buscan programadoras, licenciadas e ingenieras en sistemas, expertas en matemáticas, fí­sica y quí­mica, doctoras en computación. Se buscan chicas TICs. Porque las TICs también son cosas de chicas.