En la semana del Malbec, 10 datos curiosos que revelan por qué es el vino más exitoso de la Argentina
Cada 17 de abril, alrededor del mundo, se celebra el Día Mundial del Malbec.
Las razón por la cual se eligió esta fecha es simple: fue ese mismo día pero en 1853 cuando se presentó el proyecto ante la Legislatura de Mendoza para fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura, una de las piedras fundamentales de la vitivinicultura nacional.
Así, en el marco de esta fecha, Wines of Argentina cada año promueve festejos en diferentes ciudades alrededor del mundo, para celebrar esta cepa originaria de la región francesa de Cahors pero que encontró en los diferentes terruños locales, desde la Patagonia hasta el Valle de Cafayate, una identidad única.
Sus características sedujeron fuertemente a los consumidores locales como a los paladares internacionales. Esto explica el peso que ha ganado esta cepa en la vitivinicultura argentina, que realmente impacta.
A continuación, diez datos claves que sirven para entender en profundidad este fenómeno llamado "Malbec argentino":
1. Se venden 389.000 botellas de Malbec cada 24 horas en el exterior
A la hora de dimensionar el "boom" del Malbec argentino en el mundo, basta saber que en 2017 las bodegas locales exportaron más de 142 millones de botellas de esta variedad.
En promedio, esto equivale a unas 389.000 botellas por día.
Para ponerlo en perspectiva, una década atrás los establecimientos nacionales despachaban a un ritmo (también promedio) de 160.000 botellas diarias, es decir, un 60% menos.
La supremacía de esta variedad sobre el resto, es más que evidente: las 389.000 botellas exportadas cada 24 horas de Malbec superan por lejos al volumen que las bodegas logran con el Cabernet Sauvignon, cepa de la que se despachan 74.800 botellas.
2. Por año, la Argentina exporta unas 1.625 marcas de Malbec
De la mano de este salto exportador, datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) revelan que las bodegas locales despachan al exterior vinos Malbec bajo más de 1.600 marcas diferentes.
Según la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), "el Malbec, como variedad insignia para Argentina, cumplió un rol fundamental: hacer conocer el vino argentino en el mundo. Esta variedad traccionó las ventas, tanto en el exterior como en el mercado interno, al crecer más que el resto de variedades".
Por eso, tanto bodegueros como expertos en negocios coinciden en señalar que el Malbec en particular es uno de los grandes embajadores del país, que refleja una cultura y tienen el potencial de mostrar –dad su gran difusión de norte a sur y de este a oeste- las particularidades de las diferentes regiones de la Argentina.
3. En 1970 había 20.000 hectáreas más con uvas Malbec que en la actualidad
El Malbec no está de moda, marcan desde la industria vitivinícola. Y tienen razón: es una cepa con mucha historia en el país.
A punto tal que en la década del '70 había en la Argentina unas 60.000 hectáreas plantadas con Malbec, 20.000 más que en la actualidad.
Sin embargo, como en ese momento la industria privilegiaba el volumen y no la calidad, miles de hectáreas fueron eliminadas y, en su lugar, las bodegas terminaron plantando otras cepas más rendidoras.
Lo positivo es que, hacia el año 2002, de la mano del impulso exportador, se inició un camino de recuperación que permitió que hoy estén registradas más de 40.000 hectáreas con la cepa emblema.
Otro dato positivo es que, pese a la gran erradicación que sufrió la provincia de Mendoza, hoy es posible encontrar viñedos centenarios y muy bien conservados, que entregan vinos elegantes y bien balanceados.
4. El Malbec se planta hasta en Villa Gesell y Santa Fe
"El Malbec encontró en la Argentina su mejor terruño y se adaptó rápidamente a las diversas superficies que ofrece la geografía del país. La gran cantidad de días de sol que tienen las zonas vitivinícolas de la Argentina favorece la producción de extraordinarias uvas Malbec", señalan desde el Observatorio Vitivinícola.
Mendoza es la cuna del Malbec. De eso no hay ninguna duda: según un informe del INV, esa provincia tiene la mayor cantidad de hectáreas del país, alcanzando en 2017 las 35.300, con un share del 85,5%.
Le sigue San Juan, con unas 2.364 has y una participación menor al 6%.
Lo interesante es que esta cepa, en los últimos años, se ha difundido hasta tocar los rincones más impensados del país.
En el caso de Buenos Aires, el INV informa que hay un total de 13 hectáreas. En Villa Gesell, por ejemplo, hay registradas 0,1 hectáreas, lo mismo que en Cañuelas, mientras que en el Partido de la Costa, se contabilizan 0,2 has.
En lo que respecta a San Luis, ya cuentan con 33 has, mientras que en el departamento de Robles, en Santiago del Estero, se contabilizan unas 3 hectáreas.
Esta expansión, más allá que se trata de proyectos pequeños y en muchos casos experimentales, permitirá a futuro contar con una industria vitivinícola mucho más rica y diversa.
5. Con Malbec se elaboran casi todos los estilos de vinos
Cuando a los enólogos se les pregunta por la principal virtud del Malbec, en general, destacan la misma cualidad: su versatilidad.
No sólo por su poder de adaptación a diferentes terroirs (se la encuentra en todas las provincias en las que hay viñedos) o por los diferentes matices que logra.
También, porque hace tiempo viene demostrando que se pueden alumbrar grandes vinos, más allá de los tintos clásicos.
En efecto, con Malbec se producen desde varietales jóvenes, vinos de guarda o blends. Pero también, las bodegas vienen alumbrando espumantes con esta variedad, así como rosados, blancos (sí, también con Malbec), encabezados y cosechas tardíos.
6. En el pasado, Malbec se escribía con "k"
Durante varias décadas, numerosas bodegas nacionales no llamaban a esta variedad "Malbec", como ahora, sino "Malbeck", con una "k" al final.
De hecho, todavía es posible encontrar en las cavas de bodegas de Mendoza -principalmente en aquellas que fueron pioneras en la denominación varietal de sus vinos-, algunas botellas de antiguas añadas con el nombre de Malbeck.
El prestigioso enólogo Angel Mendoza, remarcó que, a lo largo de su historia en la Argentina, el Malbec no gozaba del glamour que hoy identifica a esta cepa.
"Hace décadas, incluso antes de que se descubriera que teníamos Malbec en el país, se le decía ´uva francesa´, para diferenciarla de la uva criolla", explicó el experto.
Mendoza destacó además que el Malbec "es una de las uvas del mundo que más sinónimos tiene".
Según el enólogo, Malbeck era el apellido de un viticultor húngaro que difundió esta cepa en Francia. A partir de allí, se la empezó a identificar como ´la uva del señor Malbeck´ y, de todas los sinónimos, ese fue el nombre que terminó llegando a la Argentina".
Mendoza recuerda incluso que "en los libros de enología que había en el país de principios del siglo XX, siempre se hacía referencia al Malbec pero con una ´k´al final".
7. El primer viñedo de Malbec argentino se registró en Salta
De acuerdo con el Observatorio Vitivinícola, el Malbec es una cepa originaria del Sur Oeste francés, donde recibe el nombre de Cí´t.
"El momento de mayor auge del Malbec francés fue entre los siglos XII y XIV cuando los reyes y papas lo preferían y su exportación representaba el 50% de los vinos que salían del puerto de Burdeos. Pero la epidemia de filoxera del siglo XIX y la fuerte helada de 1956 diezmaron las virtudes de la cepa francesa y el Malbec, que ya había sido ingresado en 1852 por el ingeniero agrónomo Michel Pouget, encontró en la Argentina su lugar en el mundo", indicaron.
Ahora bien, ¿dónde se emplazó el primer viñedo? Según el informe de la entidad, en base a los registros del INV, el primer viñedo de Malbec argentino estuvo radicado en Salta, en 1889, y fue recién en el 1900 cuando aparecen registradas 45 has en Mendoza.
"Diez años después se produce un salto grande con 239 hectáreas en esa misma provincia, pero es recién a partir 1960 cuando comienzan a poblarse los viñedos de todas las provincias vitivinícolas con nuestra cepa insignia", señalaron.
8. La superficie de Malbec en la Argentina más que triplica a la que hay en el resto del mundo
Una de las claves de su éxito radica en que esta variedad se adaptó extremadamente bien a las diferentes condiciones agronómicas que imperan en la Argentina y, además, comenzó a mostrar sus distintas expresiones en terruños muy disímiles, desde la Patagonia hasta Salta.
Hoy por hoy, la Argentina es el líder indiscutida en cuanto a la producción de Malbec a nivel mundial. Y esto se debe a que cuenta con más de 40.400 hectáreas.
Según el Observatorio Vitivinícola, "por ahora, pocos lugares ofrecen Malbec: Chile tiene unas 6.000 hectáreas; Francia, 5.300 ha; Sudáfrica cuenta con unas 400 ha; Nueva Zelanda, 80 y California, en Estados Unidos, unas 45".
9. El viñedo de Malbec más alto del mundo está a 3.329 metros
Según destaca la sommelier Sorrel Moseley-Williams para la publicación Wine Enthusiast, el viñedo con uvas Malbec más elevado del mundo está emplazado en Jujuy, más precisamente en la Quebrada de Humahuaca.
Allí, el viticultor Claudio Zucchino cultiva un Malbec orgánico certificado, así como también Syrah, Merlot y otras variedades.
Zucchino produce allí un blend llamado Uraqui (que significa "terroir" en la lengua aymara).
Y lograrlo no fue nada fácil: para poder avanzar con su proyecto, primero tuvo que construir un camino angosto de más de seis kilómetros hacia la alta montaña.
10. Hay bodegas locales que también producen Malbec en Francia
Si bien la Argentina domina el negocio del Malbec en el mundo, en los últimos años, bodegas locales comenzaron a comercializar en el país vinos procedentes de Cahors, la zona francesa de donde es originaria.
Así las cosas, el enólogo estadounidense Paul Hobbs –uno de los propietarios de Viña Cobos- importa y vende Crocus, una familia de vinos de alta gama que produce en Francia, a partir de esta variedad emblema.
Altos Las Hormigas, en tanto, viene de presentar "Cahors Project". Bajo esta iniciativa, el equipo de enólogos de la bodega se asoció con productores de esa región francesa para elaborar vinos 100% Malbec en ese terroir.
El concepto, según destacaron, es alumbrar "vinos elaborados a partir de la misma cepa, con las mismas técnicas de vinificación, el mismo enólogo, pero en base a otro terroir".
Allí, dan vida a cinco etiquetas bajo tres líneas de vinos: Causse du Therón, Causse du Vidot y Causse des Ons.