Tener un "campito" es menos negocio: alquileres se negociarán con fuertes quitas por la sequía
Primero, un período de inundaciones puso al borde del colapso a buena parte del corazón agrícola de la Argentina.
Ahora, el impacto de una sequía sin final a la vista vuelve a golpear a una actividad que no termina de despegar, más allá de las intenciones discursivas del macrismo.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires fijó en algo más u$s3.400 millones lo que dejará de ingresar en concepto de exportaciones, de la mano de una pérdida de hasta 1,5 millones de hectáreas de soja. El empresario Gustavo Grobocopatel, fija la caída en hasta u$s5.000 millones.
Sea el número que sea, el campo argentino enfrenta otro escenario crítico que se extendería más allá de junio.
Y el problema no sólo tienen los productores. También lo sufren los dueños de la tierra.
En breve comenzarán a renegociarse los contratos de alquiler. Y esto marcará el pulso de la actividad, dado que más del 60% de los lotes son trabajados bajo esta modalidad.
Como consecuencia de la crisis climática, en el sector rural se multiplican las voces que dan por descontado que en la próxima renovación del valor de locación de la tierra, los precios se ubicarán bastante por debajo de los niveles de la última campaña.
Además, expertos anticipan que se profundizará la modalidad de arrendamiento a porcentaje, lo que implica que el propietario del campo pasa a compartir el riesgo climático con el productor. De modo que ambas partes del negocio quedarán "a merced" de lo que terminen generando los cultivos.
La profundización del riesgo compartido responde, justamente, a la incertidumbre en torno a cuánto rendirán los campos, dado lo dramático de la sequía y las escasas precisiones respecto de cómo se moverá el clima y si retornarán las lluvias sostenidas.
Distintas fuentes consultadas adelantaron a iProfesional que el valor de los arrendamientos podría bajar cerca de un 15% en las zonas más afectadas por la seca.
"En este año en particular, la falta de lluvias y de agua en general afectarán los rendimientos y, por supuesto, los resultados económicos. Eso pegará en los alquileres. Cuando se definan los nuevos contratos, los precios estarán por debajo de los parámetros del año pasado. Con resultados como los que se vienen dando con esta sequía, es lógico que los precios de los arrendamientos bajen", sostuvo ante este medio Federico Bert, líder en Investigación y Desarrollo de grupo CREA.
Desde la organización, el especialista aseguró que sólo el eventual despegue en la cotización de la soja o el maíz en el corto plazo podría cambiar un panorama poco alentador para los propietarios.
"Si bien el productor hoy lo único que tiene en mente es cosechar lo mejor posible, ya se empieza a hablar de las renovaciones. La sequía va a generar cambios en los contratos, en el modo en que se abonará por ese alquiler", vaticinó.Gustavo López, director de la consultora AgriTrend, dio por sentado que los dueños que vienen arrendando sus tierras descartarían la opción de volverse productores por cuenta propia dado el contexto del negocio.
De modo que la modalidad del alquiler seguirá rigiendo para quienes son propietarios.
"Los precios tuvieron su pico en años como el 2012, después fueron bajando hasta acomodarse en los últimos niveles. Si bien hay buenas intenciones a la hora de negociar entre las partes, el hecho de que cada vez se comparta más el riesgo da cuenta de cómo nada es seguro en el campo por el tema climático. Como agravante, se espera que los precios no tienen mucho margen para seguir creciendo. Más bien todo lo contrario", dijo a iProfesional.
Desde la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) aseguran que los negocios que se irán cerrando en los meses venideros serán "a la baja" y que, sobre todo para los lotes que vienen saliendo a la venta en los últimos meses, la percepción general es que "los precios actuales son vistos como muy elevados, demasiados caros".
"La renovación de alquileres empezó a discutirse sin intermediarios, a diferencia de otras épocas. En general, todo se negocia a la baja. El régimen de pagos también está cambiando. Los campos que menos pueden 'defenderse' en términos climáticos son los que están ampliando la modalidad de riesgo compartido. La sequía está impactando en todos los aspectos", comentó a este medio Mariano Maurette, titular de CAIR.Cambia la tendencia de los contratos
En lo que hace a las alternativas contractuales que se vienen imponiendo en el contexto de seca, las fuentes consultadas destacaron el cambio de tendencia en cuanto a las porciones de riesgo compartido.
En ese sentido, Bert explicó que en zonas de Entre Ríos o Santa Fe, tradicionalmente de muy buen rendimiento, saca cuerpos la tendencia de los productores que van a porcentaje con el dueño del campo. Esto implica que, en vez de abonar un monto fijo, en dinero, por el arrendamiento, quien alquila cubre con una porción de lo producido.
Maurette aportó más detalles de la opción. "Tanto quien alquila como el propietario, van de la mano en el riesgo atado al rendimiento. Uno pone la tierra, el otro actor aporta los insumos y el know how. De lo que se cosecha, una fracción que por lo general merodea el 35%, queda en poder del dueño. El resto es del contratista, que es quien además se ocupó de trabajar los cultivos. El inconveniente ahí es la dificultad para controlar cuánto se cosechó realmente. Es un tema de confianza", explicó.
Según el referente de CAIR, el porcentaje se está volviendo la modalidad más usual como consecuencia del contexto climático.
Igualmente, señaló que en los casos en que los campos se mantienen sin complicaciones de agua, lo usual sigue siendo el pago completo del arrendamiento en efectivo.
"Por los campos buenos y sin crisis hídrica se sigue pidiendo plata. Pero, a medida que aumenta el riesgo, crece la práctica de ir a porcentaje. Sin embargo, en el medio sigue funcionando con gran aceptación la alternativa del pago por quintales. En la zona núcleo maicera, por ejemplo, sigue imponiéndose esta opción. Para el dueño también resulta muy cómoda, mientras que quien alquila otra vez debe asumir los riesgos", dijo.
Respecto del pago bajo ese esquema, Bert explicó que se fija un valor para la hectárea en quintales de soja, más allá de lo que luego siembre quien arrienda. Así, al final de la campaña, se abona la pauta acordada según la cotización que tenga la oleaginosa en ese momento.
"Si alquilás a 15 quintales de soja la hectárea, al final se abona en virtud del valor al cierre de campaña. Con la sequía lo más probable es que los próximos contratos de alquiler se cierren a menos quintales que el año pasado", expresó ante iProfesional.
Desde AgriTrend, López auguró para la próxima campaña un "mix" de porcentaje y pago por quintales como opciones predominantes. Según el analista, la cotización por quintales se reducirá a manos del porcentaje a raíz del "efecto sequía", mientras que prácticamente no habrá casos de dueños devenidos en productores.
"Tal como están las cosas, pasar a trabajar la tierra ha perdido atractivo respecto de otros momentos. La idea es asumir el menor riesgo siempre que se pueda", afirmó.Producción complicada
La proyección de soja y maíz caerá fuertemente como consecuencia de la sequía, según las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario presentadas en la última feria rural Expoagro.
De acuerdo con la entidad, la estimación de producción de soja llegará a las 40 millones de toneladas, lo que equivale a una baja de 6,5 millones de toneladas con respecto a las previsiones de febrero.
Por su parte, se estima que la producción de maíz alcanzará las 32 millones de toneladas, lo cual significa 3 millones de toneladas menos que las expectativas del mes pasado.
La Bolsa rosarina además señaló que el impacto de la sequía para la economía argentina será de u$s4.600 millones, equivalentes al 0,7% del Producto Bruto Interno previsto para este año, de los cuales u$s1.550 millones afectarán directamente a los productores.