Negociación contrarreloj: en menos de 10 días Trump puede anular otro millonario negocio para la Argentina
"No esperamos grandes novedades en este viaje". Con esta frase, fuentes oficiales habían resumido, en la previa, el clima que se respira en el Gobierno frente a la decisión de Donald Trump de imponer aranceles al acero y aluminio importados, entre los que se encuentran los de origen argentino.
El propio titular de la Secretaría de Comercio, Miguel Braun, mantuvo lunes y martes reuniones contrarreloj con funcionarios de la administración estadounidense pero sin la expectativa de que la medida -de inminente aplicación- no se aplique a los productos nacionales.
Braun reconoció que la situación es "complicada" y que la delegación argentina avanzó apenas en una "etapa exploratoria" para comprender cómo funciona el proceso que amenaza con terminar con un millonario negocio.
En la cumbre del martes, el funcionario se mostró apenas más optimista. Pero tampoco hubo espacio para las definiciones concretas.
La inminente aplicación de aranceles del 25% para el caso del acero, y del 10% para el aluminio, suponen la caída automática de los embarques de estos metales realizados por la Argentina, dado que ese sobreprecio los volvería mucho menos competitivos, en un contexto en el que el mercado mundial está altamente sobreofertado.
Este negocio para las empresas nacionales se divide de la siguiente manera:
-Aluminio: el año pasado se realizaron ventas a los EE.UU. por u$s494 millones, equivalente al 62% del metal exportado a todo el mundo por el país. El mayor jugador es Aluar.
-Acero: en este sector hay una menor "trumpdependencia", dado que se efectuaron envíos a EE.UU. por u$s232 millones, mientras que los embarques a todo el mundo superan los u$s620 millones anuales. Tenaris, del grupo Techint, es la gran afectada.
Se cierra la ventanaSegún informaron fuentes oficiales, la ventana de negociación para lograr que una excepción a este régimen, es bastante chica: se cerrará el 22 de marzo.
Al día siguiente, comenzarán a regir los nuevos aranceles, que dejarían a la Argentina y a otros países fuera de competencia, ante la suba de precios que sufrirían los metales importados en ese mercado.
De modo que los funcionarios cuenta con menos de diez días para imponer sus argumentos y así evitar que la producción nacional sea alcanzada por los aranceles, salvo que la Casa Blanca decida estirar el proceso de evaluación.
Cabe destacar que la medida anunciada por Trump será aplicada bajo el argumento de que el acero y el aluminio son "vitales para la seguridad nacional" y de que es clave proteger la industria doméstica, bajo el marco de la estrategia "America First".
Esto, en un contexto en el que, se estima, sobran 700 millones de toneladas de acero en el mundo tras el boom industrial protagonizado por China.
Fuentes de la Secretaría de Comercio señalaron que durante la reunión mantenida en Washington, la Argentina volvió a insistir con que "es baja participación que tienen las ventas nacionales en el mercado norteamericano".
Según la cartera que conduce Braun, los despachos nacionales a ese país representan sólo 0,6% del acero y 2,3% del aluminio de todas las importaciones que hace EE.UU. en ambos rubros.
Así, los funcionarios argentinos expresaron que "nuestro país no es causante ni contribuye a las distorsiones que afectan a los mercados mundiales y a los EE.UU".
Este mismo argumento es el que Braun presentó ante un equipo técnico de la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos, el organismo que estará encargado de elevar las últimas recomendaciones al presidente Trump, quien será en definitiva quien le ponga la firma a la medida que se tome.
En cuanto al plan de acción, fuentes oficiales desestimaron llevar el reclamo ante la Organización Mundial del Comercio –como sí en cambio lo haría la Unión Europea por este mismo tema-. El plan es seguir privilegiando la "diplomacia presidencial", para evitar roces con la Casa Blanca.
Cabe destacar que la Argentina ya le ganó dos paneles en la OMC a Estados Unidos por dos casos emblemáticos: carne y limones.
El problema es que si bien el reclamo terminó arrojando resultados favorables en el plano jurídico, hace 17 años que no se puede ingresar a ese mercado con ninguno de estos dos productos por trabas políticas.
Temor por una "avalancha de acero" "Estamos asistiendo a un endurecimiento del círculo íntimo que rodea al presidente Trump. Están mucho más duros", plantea a iProfesional Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores (CERA).
"Tenemos unos días para negociar antes de que entren en vigor los aranceles. Hay una chance para pelear hasta último momento. Pero los cambios que hizo en el gabinete nos hacen ver que vamos a tener un escenario mucho más difícil", agrega el experto.
Desde el propio Gobierno reconocen que, de aplicarse la medida, la misma "tendrá un impacto negativo en la producción y el empleo".
En esta pelea comercial, Techint es la que cuenta con un "plan b": en enero inauguró una megaplanta en Texas, que demandó una inversión de u$s1.800 millones y que posee una capacidad de producción de 600.000 toneladas, exactamente tres veces más que lo que despacha desde Campana.
El problema es que esta fábrica emplazada en territorio bonaerense podría enfrentar un desplome de la demanda, luego de haber atravesado momentos complicados.
Cabe recordar que, a fines de 2015, el Ministerio de Trabajo había tenido que intervenir por el despido de 189 operarios, dado que la baja del precio del petróleo había deteriorado fuertemente la demanda de tubos sin costura para esa industria.
El temor desde la Cámara Argentina del Acero radica además en que no sólo se cerraría el mercado estadounidense para la producción argentina, sino que podría haber un fuerte desvío del comercio internacional, con países también complicados que podrían intentar colocar sus exportaciones en nuevos mercados, entre ellos la Argentina.
Los números impactan: en los últimos quince años, China incrementó su producción un 500%, explicando hoy día la mitad de la generación global de acero. Además, es responsable de aportar un sobrestock de 470 millones de toneladas anuales, lo que representa 100 veces la producción nacional de acero.
Pero no es el único país en la mira: desde la entidad también ponen el foco en otros grandes productores como Corea del Sur, Vietnam, Rusia y Ucrania.
Frente a este potencial escenario, desde la cámara que nuclea al Grupo Arcelor Mittal, Techint, Votorantim, Grupo Gerdau y Aceros Zapla, pidieron al Gobierno que aplique "mecanismos ágiles y adecuados para enfrentar el desafío que implica el cambio de escenario" global.
En este contexto, datos oficiales muestran que si bien el uso de la capacidad instalada de esta industria mejoró, todavía hay bastante capacidad ociosa: en enero tocó el 67%, frente al 58,4% del mismo mes del pasado.
En la Argentina, el sector siderúrgico experimentó un repunte gracias al avance de la obra pública y de la construcción. Pero claramente su futuro depende de que se mantengan las exportaciones y que el mercado interno no se vea invadido por la competencia importada.
Preocupación por el rojoMiguel Ponce, ex subsecretario de Industria, afirmó que los antecedentes que rodean a la relación con Trump no dan mucho espacio al optimismo en esta negociación por dos productos estratégicos.
"Se nos acaba de caer el mercado del biodiesel, que explicaba un negocio de u$s1.200 millones anuales. Ahora, se trabarían los embarques de acero y aluminio. Esto, claramente no hará más que agrandar el déficit comercial, que el año pasado fue récord", alertó.
Según datos oficiales, en 2017 el rojo de la balanza con los EE.UU. fue de u$s3.074 millones, lo que implicó un crecimiento del 23% respecto del año previo
Además, explicó el 35% del déficit total que la Argentina tuvo con el mundo durante el año pasado.
Por ahora, hay una pequeña rendija abierta para seguir negociando. Pero la mala experiencia que dejó el caso del biodiesel no permite a los funcionarios ser demasiado optimistas.
Así las cosas, de no quedar el país exceptuado de la polémica medida, en tiempo récord la Casa Blanca habrá arruinado negocios albicelestes por la friolera de u$s1.900 millones anuales.
Este escenario, por cierto, dista mucho de la promesa que le hizo Trump por teléfono a Macri apenas asumió: "la Argentina y los Estados Unidos van a tener la mejor relación bilateral de su historia".