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¿Qué significa el término populismo, que se usa tanto para describir a Trump como a Hugo Chávez?

¿Qué significa exactamente el término populismo, que se usa tanto para describir a Trump como a Hugo Chávez?
11/03/2018 - 12:03hs
¿Qué significa el término populismo, que se usa tanto para describir a Trump como a Hugo Chávez?

¿Qué tienen en común Donald Trump, Hugo Chávez y Rodrigo Duterte?, se pregunta BBC Mundo.

A pesar de sus diferencias, todos estos lí­deres fueron calificados de populistas.

Y el populismo ciertamente está en ascenso, especialmente entre la derecha europea y en Estados Unidos.

En ese último paí­s ayudó a la coronación de Trump. Mientras que los buenos resultados en Italia del populista Movimiento Cinco Estrellas y la antiinmigrante Liga "”los más votados en las últimas elecciones"”, son solo los últimos de varios resultados similares en Europa.

Aunque no hay que confundir el ser popular con el ser populista.

¿Qué significa realmente este término sin el que no parece ser posible describir la polí­tica contemporánea?

En ciencias polí­ticas, populismo es la idea de que la sociedad está separada en dos grupos enfrentados entre sí­: "el verdadero pueblo" y "la élite corrupta" , explica a BBC Mundo Cas Mudde, autor de "Populismo: una muy breve introducción".

Pero el término es a menudo empleado como un insulto polí­tico, y en Reino Unido el lí­der laborista, Jeremy Corbyn, fue acusado de populista por causa del lema de su partido "para la mayorí­a, no unos pocos". Aunque eso no es precisamente correcto.

Efectivamente, según Benjamin Moffitt, autor de "El auge global del populismo", la palabra "es por lo general mal utilizada, especialmente en el contexto europeo".

El verdadero lí­der populista, explica, asegura representar la unificada "voluntad del pueblo".

Y se presenta como oposición a un enemigo "”a menudo representado por el actual sistema"” con el propósito de "drenar el pantano" o lidiar con "la élite liberal".

"En el contexto europeo generalmente se ubica a la derecha... pero eso no está escrito en piedra ", dice también Moffitt.

El auge de la derechaEfectivamente, los partidos populistas pueden ubicarse en cualquier lado del espectro polí­tico.

En América Latina un ejemplo es el ya fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez , mientras que España tiene a Podemos y la etiqueta también le fue aplicada a Syriza en Grecia. Todos, partidos de izquierda.

Pero " la mayorí­a de los populistas exitosos de la actualidad están en la derecha , particularmente en la derecha radical", destaca Mudde.

Según el catedrático, polí­ticos "como Marine Le Pen en Francia, Viktor Orbán en Hungrí­a y Donald Trump en EE.UU. combinan populismo con nativismo (antiinmigrante) y autoritarismo".

Y aunque durante los últimos años los comentaristas  advirtieron sobre el auge del populismo de derecha, en realidad el fenómeno no es nada nuevo.

"Los expertos en ciencias polí­ticas lo vienen siguiendo por los últimos 25-30 años", dice Moffitt, quien sin embargo admite que "se produjo una aceleración" .

Para los expertos, cambios sociales como la globalización y el multiculturalismo , así­ como crisis especí­ficas, están detrás del auge de partidos populistas en Europa.

Martin Bull, director del Consorcio Europeo de Investigación Polí­tica (ECPR, por sus siglas en inglés), señala a BBC Mundo que el surgimiento de los partidos populistas europeos puede rastrearse a inicios del milenio, pero que durante varios años estos se mantuvieron pequeños.

Su crecimiento en término de simpatizantes pareció empezar a producirse "a partir de 2008 y particularmente en 2011, cuando la crisis bancaria se convirtió en una crisis de deuda soberana", afirma.

Fue una rara ocasión en la que una élite "”los banqueros"” pudo ser identificada como más o menos directamente responsable por una crisis que afectó a la mayorí­a de la sociedad.

En su libro "El auge global del populismo", Moffitt argumenta que hay otros rasgos asociados al tí­pico lí­der populista.

Uno son "los malos modales" : el comportarse de una forma que no es tí­pica de los polí­ticos, una táctica empleada tanto por Trump como por el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte.

Otro es "perpetuar un estado de crisis" y dar la impresión de estar siempre a la ofensiva.

"Un lí­der populista que llega al poder está obligado a estar permanentemente en campaña para convencer a los suyos de que no es y nuca será el establishment ", dice Nadia Urbinati, profesora de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Según Urbinati, el contenido populista está "hecho de negativos", ya sea que se trate de antipolí­tica, antintelectualismo o antielitismo. Y esa es una de las grandes fortalezas del populismo: su versatilidad.

Es "extraordinariamente poderoso porque se puede adaptar a todas las situaciones", explica la docente.

Otro punto en común entre los lí­deres populistas es que por lo general no les gustan los "complicados sistemas democráticos" del gobierno moderno, prefiriendo la democracia directa como referendos, apunta Bull.

Eso también explica sus ví­nculos con el autoritarismo , sostiene, pues la falta de confianza en los sistemas establecidos permite el surgimiento de "hombres fuertes" como lí­deres.

"El lí­der eventualmente toma decisiones en una forma que no es posible en las democracias tradicionales", explica Bull.

Un sentimiento tal vez mejor personificado por el fallecido Hugo Chávez, quien una vez dijo: "Yo exijo lealtad absoluta, porque yo no soy yo, no soy un individuo, yo soy un pueblo ".

Para Moffitt, esa forma de pensar "puede llevar a creerse infalibles" y "reconfigurar el espacio polí­tico en una forma nueva y aterradora ".

Después de todo, si uno no está con "el pueblo", entonces debe estar en su contra.

Es por eso que los lí­deres populistas a menudo son vistos con sospecha. Y la razón por la que el término acostumbra ser empleado como un insulto que describe a los polí­ticos que prometen demasiado.

Es lo que Bull dice que se conoce como "oferta irresponsable".

"Para conseguir apoyo, son más rápidos y generosos con sus ofertas que los partidos tradicionales y a menudo prometen cosas que pueden no ser factibles", explica.

"Y uno se debe preguntar qué tan bueno es eso para la democracia ", concluye a BBC Mundo.