Con la devaluación se disparó la "compra hormiga": más de 1 millón de personas se refugiaron en el dólar en enero
El cambio de tendencia que trajo la modificación de las metas de inflación (de entre 8% y 12% inicial al actual 15%) derivó en una disparada del dólar que, a su vez, indujo a los ahorristas a incrementar sus compras.
La fidelidad con el billete verde resulta indisimulable, proviene de larga data y ha resistido todo tipo de embates.
Si perciben que está "barato" (o que perdió terreno ante la inflación) van por él como una oportunidad de inversión.
Si el precio sube también recurren a la divisa estadounidense. En este caso, por temor a que se dispare aun más.
Durante la gestión de Mauricio Macri no se ha verificado cambio alguno en este comportamiento. Ni en 2016, ni en 2017, ni tampoco en el arranque de 2018.
Tanto es así que, en enero, 1.050.000 personas (físicas y jurídicas) se llevaron de los bancos la friolera de u$s2.894 millones, según datos del propio Banco Central.
Por lo pronto:
- En volumen, esa cifra fue u$s1.000 millones menor al récord histórico dediciembre 2017, mes en el que se superó el máximo alcanzado en épocas kirchneristas
- En cantidadde personas, se superó la marca de enero del año previo en unas 83.000 personas
El informe del Central muestra además que:
- Las personas físicas adquirieron u$s1.814 millonesen términos netos (compras menos ventas)
- Como contrapartida, las empresas vendieron u$s208 millones (también en términos netos)
Ahora bien, ¿cuántos billetes se llevó cada cliente bancario? Los datos no dejan de sorprender, más allá de que corroboren el proceso de "compra hormiga" que viene observándose en meses previos.
Concretamente, en enero:
1. Casi una de cada dos transacciones (46%) se hizo por menos de u$s10.000. Respecto de diciembre, hubo mayor participación (nueve puntos porcentuales), en detrimento de los grandes operadores
2. Casi la totalidad (97%) del total que compró lo hizo por montos muy bajos: u$s1.300 en promedio, lo que demuestra que el "chiquitaje" fue el que movilizó al mercado
3. Para el 3% restante de las operaciones, el promedio se aproximó a los u$s45.500
Compran si baja, y también cuando sube
Estas cifras no hacen más que confirmar algo que ya forma parte de los hábitos culturales de los argentinos: se compra cuando baja pero también cuando sube.
En la jerga de los economistas, se dice que la demanda es inelástica. Es decir, que el nivel de adquisiciones no varía significativamente ante los cambios de precios.
En la City, los operadores se expresan en igual sentido aunque con otras palabras: los ahorristas compran si baja (por oportunidad) y también si se dispara (por precaución).
Lo cierto es que, durante el año pasado, cuando estaba más planchado, las adquisiciones brutas (sin netear las ventas) no bajaban de los u$s2.500 millones mensuales.
Ese era el "piso" que se había establecido en el mercado cambiario, si bien se alcanzó un máximo en diciembre 2017, cuando el público se llevó u$s3.900 millones de los bancos.
Con todo, en estos dos años que Mauricio Macri lleva de mandato, los ahorristas no sólo que no aflojaron con este comportamiento sino que lo han intensificado:
-Desde que asumió, compraron poco más de u$s55.000 millones
-Sólo en 2017 adquirieron el récord absoluto de u$s32.800 millones
- Esa cifra superó con creces (en u$s7.000 millones) la del triste récord que ostentó el kirchnerismo en 2011
La mayor volatilidad del billete verde, que se exacerbó a inicios de este año con el cambio en las metas de inflación, potenció las operaciones de cobertura.
En tanto, el mercado recalculó el valor de la divisa para fin de año, luego de la confirmación de que el Gobierno tolerará un índice de precios un poco más alto con tal de que la economía no se caiga.
En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), analistas dejaron reflejado un tipo de cambio promedio de $21,9, mientras que antes esa referencia era de $20,4.
El salto se da a pesar de que en el Gobierno creen que "tendencialmente" haya más chances a la apreciación cambiaria que a una devaluación en el corto plazo.
¿En que se basa esa premisa oficial? En el fuerte ingreso de dólares de la cosecha, sumado a la llegada de fondos financieros para apostar por los altos tipos de interés en pesos.
Claro que esa película corre peligro de no concretarse si el contexto internacional se torna más complejo.
Por ejemplo, si ocurre una suba de tasas, que potenciaría un repunte del dólar a nivel mundial y, por ende, una mayor devaluación de las monedas emergentes.
En Argentina, el BCRA suele correrse de la plaza cambiaria al considerar que el régimen de flotación justamente lo que permite es amortiguar los shocks externos. En Casa Rosada, no todos comparten ese proceder.
Entienden que la suba del billete verde no sólo debe ser analizada bajo una mirada económica: al ejercer alta influencia en el humor social y en las expectativas, tiene un límite "político". Esto ya se vio recientemente con la intervención del Banco Nación para detener la estampida.
Para cuantificar el movimiento de la divisa, en la City recuerdan lo sucedido en vísperas de la conferencia de prensa Dujovne-Peña-Sturzenegger: el día previo se leía una cotización de $18,78 en las pizarras de los bancos. Al cierre de este miércoles, de $20,21.
Otros datos interesantes que aporta el Banco Central se vinculan con la llamada "formación de activos externos", léase dolarización de carteras.
En la cuenta financiera cambiaria se ven plasmados unos u$s7.760 millones, siendo el principal ingreso las colocaciones de deuda. Por este concepto, en enero entraron cerca de u$s9.000 millones.
Como contrapartida, la dolarización llevada a cabo por los particulares y empresas marcó un neto de u$s3.124 millones (70% más que el promedio de 2017)
A pesar de que la suba de la divisa, en teoría, contribuye a que inversores traigan sus billetes a la Argentina, lo cierto es que esto no sucedió.
Tanto es así que la inversión extranjera directa (IED) no logra despegar y apenas alcanzó los u$s91 millones en enero.
En tanto, la inversión de cartera neta tuvo un saldo positivo de u$s533 millones, el menor valor desde julio de 2017.
Calma oficial
"Está en el ADN de los argentinos. Si sube, compran porque creen que se irá más arriba y tratan de cubrirse. Si baja, porque prevalece la idea de que está barato", afirma el gerente de un banco extranjero.
"Sea por pánico u oportunidad, siguen recurriendo a un activo que ya dio muestras de no fallarles nunca en el largo plazo. Y el Gobierno no puede luchar contra este comportamiento", completa.
Hasta ahora, ni en el Banco Central ni en el Ministerio de Hacienda lucen preocupados por el ritmo de adquisición, al menos en público. Por el contrario, los funcionarios tratan de mostrarse unidos e hilvanando un discurso que hasta roza el "ninguneo" de la divisa.
Pero, en la intimidad, saben que el actual caudal de salida sólo puede ser tolerado en un escenario de transición.
En otras palabras, que la economía "se banca" hoy día una dolarización fuerte porque hay ingresos que financian esa fuga.
El problema es que los billetes que están entrando al país son, en gran medida, producto de colocaciones de deuda en el exterior, tanto del Gobierno como de provincias y empresas.
No está tan claro qué puede pasar si ese caudal empezase a mermar, o a decaer el flujo de dólares que ingresa a través del circuito financiero para aprovechar las altas tasas de las Lebac.
Los funcionarios saben que esa abundante entrada no será eterna, y es por eso que advierten que semejante nivel de dolarización sólo puede ser sostenible a corto plazo.
Por lo pronto, y al decir de varios operadores de la City, es el propio Gobierno el que está "financiando" la fuga.