La industria del vino pide al Gobierno el reintegro de las exportaciones
La industria vitivinícola no pide devaluación para ganar competitividad. Quiere que el Gobierno le dé tres puntos más de los reintegros de las exportaciones para que las ventas externas se incrementen más de 10% durante 2018 y, así, continuar avanzando con la meta de alcanzar un 10% de participación en el comercio mundial del vino.
Así lo expusieron este mediodía los principales referentes de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), la entidad que diseñó el Plan Estratégico Vitivinícola 2020, integrado por los gobiernos de las provincias productoras de vino y los distintos actores del sector privado, y que apunta a integrar a los pequeños rouctores, a fortalecer el mercado interno y consolidar las exportaciones hasta alcanzar ventas en por u$s2000 millones.
Ese objetivo exportador, previsto en el inicio del diseño del plan, para 2020, no se cumplirá. En 2017 las ventas externas totalizaron algo más de u$s800 millones, luego de haber alcanzado un pico de u$s1000 millones en el año anterior. Hasta 2011, cuando la economía todavía mantenía ciertos niveles de estabilidad, todo indicaba que esa meta se alcanzaría. Pero las decisiones macroeconómicas tomadas desde entonces impidieron alcanzar el objetivo en tiempo y forma.
Por eso, y ante una situación donde las exportaciones se plantaron, con sus oscilaciones, en torno a los u$s1.000 millones anuales, la industria le pide al Gobierno que los reintegros a las exportaciones, que hoy son de 6%, suban hasta 9%. "Esos tres puntos de diferencia representan u$s30 millones de recaudación para el Estado nacional que, sin embargo, se vería beneficiado pues las exportaciones, con esa diferencia, se incrementarían en unos u$s100 millones en el año", dijo en conferencia de prensa, Angel Leotta, presidente de la COVIAR.
De darse cabida a esta demanda, los cálculos del sector estiman que, hacia finales de 2018 las ventas a otros países superarían los u$s900 millones, es decir, al menos un 11% que lo registrado el año anterior.
Parte de la caída de las exportaciones experimentada en 2017 se debe no sólo a cuestiones vinculadas con la competitividad del sector, sino también con que en 2016 la industria tuvo la peor cosecha de los últimos 50 años, la peor de la historia en este lapso. Y si bien la de 2017 fue un poco mejor, no alcanzó para recomponer la fuerte crisis que se generó a raíz de la caída de la producción, con un impacto directo en el precio del vino que, en este período, soportó aumentos de casi el 100 por ciento.
"Nuestras exportaciones fueron creciendo en los últimos años a razón de dos dígitos anuales, y eso se debió a costa de quitarles mercado a otros países. Pero ese crecimiento se frenó. Hoy apenas rozamos el 4% de participación en el mercado mundial de vinos, y para alcanzar el 10% que pretendemos a partir del Plan Estratégico necesitamos ganar en competitividad", dijo Walter Bressia, en su doble rol de presidente de Bodegas de Argentina y vicepresidente de la COVIAR.
El dirigente enfatizó lo que había aseverado Leotta: "Necesitamos que la Nación nos dé una mano en esta coyuntura. No estamos acostumbrados a pedir cosas a la Nación, siempre nos manejamos con nuestros recursos. Pero en esta situación compleja (por la caída de la producción de los últimos dos años) estamos pidiendo un reintegro de la exportación. Hoy es de 6% y queremos un 9%.
"Es un mínimo, que no influirá en los números del gobierno nacional pero que a la industria le permitirá ser más competitiva, generaría más exportaciones y, por esa razón, más ingresos al país", insistió Bressia.
El Plan Estratégico Vitivinícola diseñado por la COVIAR se maneja, justamente, con recursos propios, provenientes básicamente del sector privado, que aporta un porcentaje de sus ingresos, para sostener la promoción del "vino argentino, bebida nacional" básicamente en el exterior.
Actualmente, la industria mantiene negociaciones con el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, y también con su par de Producción, Francisco Cabrera. Esto ocurre en la antesala de los inicios de la vendimia y de sus festejos que comenzarán el próximo domingo en Mendoza, epicentro de la actividad vitivinícola, con la Bendición de los Frutos, y se extenderá hasta el próximo 5 de marzo cuando finalicen las repeticiones del acto central de la Fiesta Nacional de la Vendimia.
La reducción de las exportaciones de vino argentino se dio, básicamente, en el segmento de bajo precio, que oscila entre los u$s2,5 y los u$s3. La necesidad de ganar competitividad para no perder participación en ese segmento se debe a que esos vinos son producidos, principalmente, por los pequeños productores vitinícolas, los que aportan el volumen de la industria. Y los que generan trabajo.
Sin volumen no es posible sostener a un sector que, además de atravesar a ocho provincias del Oeste argentino, y estar expandiendo su influencia hacia el Este de la Argentina, involucra el trabajo de más de 17.000 productores en una industria que emplea de manera directa a más de 120.000 personas. Estos números muestran la relevancia de esta economía regional que, además, representa a una de las actividades más importantes del país.