Pese a las sonrisas para la foto, la cumbre de Macri con el canciller de Trump confirmó la tensión en la relación bilateral
La visita a la Argentina por parte del secretario de Estado de los EE.UU., Rex Tillerson, había generado una gran expectativa.
La llegada del funcionario, que está realizando una gira por la región, confirmó, por un lado, que la Argentina sigue siendo visto como un aliado político en un contexto en el que Venezuela se erigió como uno de los grandes problemas para la Casa Blanca.
"Con el presidente Macri la Argentina ha vuelto a emerger como un aliado para la defensa de la democracia y el estado de derecho. Valoramos el liderazgo y la promoción de la democracia en particular en el caso de Venezuela", elogió el propio Tillerson.
Sin embargo, en los "papeles", la cumbre que mantuvo el Presidente con el canciller de Trump dejó sabor a poco. Y volvió a confirmar la relación bilateral asimétrica que existe entre ambos países desde que asumió el republicano en Washington.
El Gobierno llegó a la reunión –que se extendió por cerca de 40 minutos- con una agenda cargada de temas comerciales, algunos de los cuales vienen desde la época de Barack Obama.
Sin embargo, a poco de concluido el encuentro, fuentes cercanas afirmaron que "hubo más coincidencias en lo político que en lo comercial, donde no hubo grandes definiciones".
El punto principal que preocupa a Macri está vinculado con el cierre del mercado al biodiésel argentino, tras la aplicación de aranceles de importación prohibitivos, que derrumbaron un negocio de unos u$s1.000 millones anuales.
Para el Presidente, este es un tema muy sensible y hasta personal: básicamente porque la decisión de los Estados Unidos se conoció apenas culminó la visita de Mike Pence, vice de Trump, a la Argentina y que el Gobierno celebró como clave porque fue definitiva para destrabar el ingreso de limones a ese país.
Sin embargo, apenas Pence puso un pie en el avión, la Casa Blanca tomó la medida de la cual los propios funcionarios de Cancillería se enteraron por los medios.
Ahora, frente a Tillerson, Macri volvió a apostar por la "diplomacia presidencial". Según trascendió, el Ejecutivo se encargó de transmitirle que no está en los planes inmediatos ir la Organización Mundial del Comercio (OMC) a plantear una demanda.
Fue una suerte de gesto de buena voluntad, o de paciencia, hacia los EE.UU. Incluso, durante la gira de Tillerson se le volvió a transmitir la idea de implementar un sistema mixto de cupos y aranelces (más bajos que los actuales).
Sin embargo, el enviado de Trump estuvo lejos de llevarle algún tipo de garantía de que el tema se resolverá.
Sin dudas, el capítulo que más preocupa al Gobierno Nacional, está vinculado con las medidas proteccionistas que evalúa aplicar Trump.
Según transmitió el secretario de Estado, Washington tiene en carpeta un programa con 80 iniciativas para proteger la industria estadounidense.
Dos de ellas, ratificó el enviado, se relacionan con la posibilidad de aplicar aranceles al acero y al aluminio.
Se trata de un mercado clave para la Argentina, dado que exporta a ese país por ambos conceptos por más de u$s400 millones anuales.
En ese sentido, llamó la atención el hecho de que los funcionarios locales solicitaron que, en caso de que Trump finalmente decida imponer estos aranceles, sean notificados por adelantado, para no quedar en offside como ya sucedió con el tema biodiésel.
Otro capítulo del encuentro estuvo destinado a dialogar sobre el tema carnes: la Argentina ya recibió luz verde en 2015 por parte de la OMC para ingresar al mercado estadounidense, luego de una batalla en los tribunales internacionales que demandó más de una década de trabajo.
Sin embargo, la gestión de Trump -como sucedió con la de Obama-, demora la implementación de la medida y la carne vacuna nacional sigue sin poder entrar.
Cuando el Gobierno le "recordó" a Tillerson sobre dichas demoras, el enviado de la Casa Blanca argumentó que la Argentina debía acelerar los protocolos para que la carne de cerdo estadounidense tuviera luz verde en el mercado doméstico.
Cabe destacar que este acuerdo se había firmado durante la visita de Pence, en 2017, a cambio de que la gestión de Trump habilitara el ingreso de los limones.
"Fue una reunión agridulce, por no decir amarga", confirmó Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior, quien remarcó que "la diplomacia argentina acumula muchos errores en la relación con los EE.UU.".
En este sentido, señaló que "llama la atención que nunca se planteara ningún tipo de mecanismo que a futuro permita revertir el gran déficit de la balanza comercial que tenemos con ese país".
El experto agregó que otro signo de que la relación con los EE.UU. está un poco "áspera" es que tampoco prosperó el pedido de reflotar el proyecto de la agencia Pyme de los EE.UU. en la Argentina, una promesa que dejó sin cumplir Obama.
"Se supone que, tras el regreso al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), serán las economías regionales las más beneficiadas. Por eso sería importante contar, como se acordó en su momento, con estas agencias de promoción de exportaciones en cada provincia. Pero es un tema que ni les interesa reabrir a los funcionarios de Trump", detalló.
Cuestiones políticasEl domingo, en el Palacio San Martín, Tillerson y el canciller Faurie habían brindado una rueda de prensa en la que confirmaron que analizan la aplicación de más sanciones al régimen de Nicolás Maduro.
"Debatimos temas sobre Venezuela y medidas adicionales que se puedan aplicar y ese es nuestro objetivo, sancionar el petróleo. Lo seguimos considerando. Pero creo que nuestros desacuerdos es con el régimen de Venezuela y no con el pueblo venezolano está sufriendo", sostuvo Tillerson, en rueda de prensa.
En tanto, el canciller Faurie afirmó que "La posición de Argentina es absolutamente clara. No estamos reconociendo el proceso político y la deriva autoritaria de Venezuela. No reconocimos la asamblea constituyente, y estamos pendiente de los presos político que no pueden participar. Adherimos a todos los mecanismos a nivel regional que permitan no aceptar las decisiones del gobierno de maduro. ¿Sanciones? estamos siempre en la idea de que las sanciones no pueden afectar al pueblo venezolano".
Tras su encuentro con Macri, Tillerson parte hacia Perú y luego continuará su gira por Colombia y Jamaica, donde también tiene previsto reunirse con los respectivos jefes de Estado.
Antes había estado en México, donde se reunió con el presidente de ese país, Enrique Peña Nieto.