La Argentina mira hacia Brasil: ¿Lula terminará en la cárcel o podrá ser candidato a presidente?
"Ahora sí quiero ser candidato a presidente de la República", disparó Luiz Inácio Lula da Silva en un acto en San Pablo luego de que tres jueces de un Tribunal Regional Federal confirmaran la sentencia que pesa sobre el ex mandatario y, además, extendieran la condena original de 9 años y medio de prisión a 12 años y un mes.
"El condenado fue el pueblo brasileño", continuó ante miles de personas que se concentraron para mostrarle su apoyo, tras conocerse la decisión, en el marco de la causa bautizada "Lava Jato", en la que se investigó el pago de sobornos al ex mandatario.
Durante el miércoles, todo Brasil estuvo en vilo. Y no era para menos, dado que los magistrados tuvieron en sus manos la definición de buena parte del futuro político de ese país.
Sucede que, luego de que rebatieran todos los argumentos planteados por la defensa del ex mandatario, el proceso judicial amenaza con sepultar definitivamente un regreso al poder por parte del Partido de los Trabajadores.
La posibilidad de que no pueda presentarse como candidato a las elecciones presidenciales de octubre próximo marcarían un hecho inédito en la historia reciente del país vecino, dado que desde mediados de los años `80 Lula siempre se había encargado de influir en la escena brasileña.
Frente a los diferentes escenarios que se plantean, el analista Gustavo Segré, CEO de la consultora Center Group, es tajante al afirmar que, más allá de los discursos del ex presidente acerca de que dará pelea en los tribunales, "en esta jornada se confirmó la muerte política de Lula da Silva".
"Hay una coincidencia llamativa: fue el 24 de enero de 1979 cuando se decretó el inicio del PT. Y ese mismo día, pero 39 años después, la Justicia le está poniendo un freno al ex mandatario", señala.
Repercusión en la ArgentinaLa expectativa no sólo invadió las calles brasileñas -donde por estas horas también se respira el clima de "grieta"-.
También llegó al ámbito local, donde el referente de los trabajadores cosechó el apoyo de una antigua aliada: la propia Cristina Kirchner.
La ex presidenta utilizó las redes para expresarle el respaldo, bajo el hashtag JusticiaPorLula.
Por detrás, se encolumnaron otros referentes kirchneristas, como Leopoldo Moreau o el ex minsitro de Economía, Axel Kicillof, quien afirmó que "una ola autoritaria recorre Latinoamérica".
"A Lula lo condenan sin pruebas para que gobierne el neoliberalismo. Sin Lula no hay democracia2, afirmó a través de su cuenta.
Desde el macrismo, en tanto, optaron por mantener total silencio sobre este proceso que es mirado con mucha atención, dado que el actual mandatario, Michel Temer, hoy es considerado un claro aliado para la Casa Rosada.
La relación entre ambos países atraviesa una fase de cierta "mesura" y la agenda bilateral por ahora parece estar en modo "piloto automático", con un Macri más preocupado por captar inversiones en la arena internacional y en su nuevo rol como líder del próximo encuentro del G20, en Buenos Aires.
Sin embargo, en breve –entre marzo y abril-, habrá una negociación trascendental para el futuro de ambas economías, como es el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
Si bien en el país vecino es cierto que el "carril diplomático" se mueve con cierta independencia respecto del Ejecutivo, también es verdad que Macri ya dejó claro, en más de una oportunidad, el buen feeling que tiene con Temer en materia política.
Pero, con más tacto que en otras oportunidades –como cuando jugó a pleno en las elecciones estadounidenses por Hillary Clinton, que terminó perdiendo-, ahora el Presidente prefirió optar por la mesura y mostrarse más neutral.
En una nota a medios rusos, en su gira internacional, Macri afirmó que Brasil siempre será "un socio histórico y estratégico" de la Argentina, "sea quien sea el próximo presidente".
"La relación con Brasil es fundamental. Es nuestro socio más cercano, un socio histórico, un socio estratégico complementado con Uruguay y Paraguay", afirmó, cuidando cada palabra.
Lula insiste y se enrarece el climaEn un encendido discurso, tras conocerse la decisión de la Justicia, Lula tomó el micrófono para insistir en su inocencia y en que esta "provocación" le da más fuerzas para presentarse en los comicios.
"Si cometí un crimen, que me lo presenten y si me lo presentan, desisto de la candidatura", desafió el ex mandatario, que insistió una y otra vez que en octubre próximo formará parte de las elecciones.
En paralelo, su delfín político, Dilma Rousseff, se encargó de enviar un fuerte apoyo como voz cantante del PT.
A través de las redes sociales, aseguró que continuarán luchando para que Lula esté en la línea de largada en los comicios.
"Vamos a garantizar el derecho de Lula a concurrir a la presidencia de la República, en las calles y en todos los rincones y ciudades de Brasil", adelantó Dilma.
La insistencia está relacionada con que Lula, según el último sondeo realizado por consultoras, encabeza las encuestas de intención de voto.
Su popularidad, de hecho, creció 16 puntos porcentuales respecto de los niveles de junio, hasta ubicarse en un 45%.
Esto es más del doble que otros adversarios con posibilidades de presentar una candidatura, como Jair Bolsonaro, referente de la derecha, o el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin.
El macrismo, atento al crecimiento brasileñoEn este contexto, el analista internacional Marcelo Elizondo aseguró a iProfesional que esta confrontación si algo está generando es un fuerte "ruido político" que amenaza con empañar lo que se prevé será un buen año para la economía brasileña, para la cual se está proyectando un crecimiento del 2,7% durante 2018.
Según el experto, que el PBI repunte en estos niveles será muy positivo para la Argentina: sucede que el "manual" indica que, por cada punto que crece el país vecino, la economía argentina se incrementa un punto.
Si mejora Brasil a una tasa más elevada, entonces esto significaría que pasará a demandar más autos, bienes industriales y alimentos nacionales.
Por cierto, se trata de un escenario fundamental, luego de que el rojo de la balanza comercial con el país vecino alcanzara un récord nominal de u$s8.672 millones en 2017, un 86% más elevado que el de 2016.
"El deterioro del déficit bilateral se explica por el fenomenal dinamismo de las importaciones provenientes del país vecino. Estas treparon 31%, muy por encima del ritmo de expansión de nuestras exportaciones", señalaron desde Abeceb.
Sin embargo, analistas como Elizondo plantean que un líder del PT envalentonado, que insiste con que será candidato, introduce mucho ruido en el plano de los negocios: "Lula insistió que va a seguir y el PT confirmó su candidatura. Esto enrarece muchísimo el clima político. La gran pregunta ahora es cómo esta discusión puede alterar a la economía, luego de que el sector empresario apoyara los cambios propuestos por Temer para corregir algunos desajustes".
En tanto, Miguel Ponce, ex subsecretario de Industria y Comercio, sostuvo que "Brasil está en una gran encrucijada política y esta situación puede terminar arrastrando a la economía".
"Un empeoramiento de las variables en el país vecino no beneficiaría a la Argentina, en momentos en que estaban comenzando a traccionar un poco más nuestras exportaciones. Cualquier tipo de interferencia no sería positiva", apuntó.
Por lo pronto, el mercado reaccionó positivamente a la confirmación de la condena por corrupción: la bolsa de San Pablo cerró con un alza del 3,7% y un récord de 83.680 puntos. Además, hubo fuertes repuntes de los papeles de empresas que estuvieron en el centro del escándalo del "Lava Jato", como Petrobras, que treparon más del 5%.
Frente al clima de incertidumbre, el propio Temer utilizó el Foro Económico Mundial para enviar un mensaje de continuidad política y económica y, por supuesto, para atacar a Lula.
En su discurso, el mandatario afirmó que que "Brasil ha vuelto" de la recesión económica más severa jamás vivida y que ahora es un país "más próspero y abierto" y ofrece "más oportunidades para inversiones, el comercio y los negocios".
El presidente destacó que la inflación está de nuevo bajo control y que las empresas controladas por el Estado están volviendo a registrar beneficios.
"Todo esto lo logramos en no más de un año y ocho meses en el Gobierno. Hemos conseguido cambiar drásticamente la cara de Brasil, con reformas y al modernizar y actualizar la economía, mejoramos el entorno empresarial, el mercado laboral, las prácticas de gestión pública y la administración de entidades estatales", afirmó, para luego disparar contra Lula: "El populismo pasado nos ha dejado con el legado de una grave crisis fiscal".