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La fiebre amarilla rebrota en Brasil: claves para viajantes

El estado de San Pablo fue declarado "zona de riesgo" por la Organización Mundial de la Salud, que recomendó a quienes viajen allí vacunarse con antelación
19/01/2018 - 19:44hs

El estado brasileño de San Pablo fue declarado "zona de riesgo de fiebre amarilla" por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomendó a quienes viajen allí­ vacunarse con diez dí­as de antelación.

 

El mismo organismo difundió los sí­ntomas y las caracterí­sticas de la enfermedad, luego de que se reportara en los últimos dí­as un fuerte aumento de casos en San Pablo, Minas Gerais y Rí­o de Janeiro, donde ya hubo al menos 34 muertes desde enero de 2017, consignó DPA.

¿Qué es la fiebre amarilla?Según los documentos redactados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la fiebre amarilla (FA) es una enfermedad ví­rica aguda y hemorrágica que se transmite por mosquitos infecados. Actualmente, es endémica en 44 paí­ses de las regiones tropicales de ífrica y América del Sur.

 

La enfermedad posee tres tipos de ciclos de transmisión, según la OMS: selvático, intermedio y urbano. En San Pablo está ocurriendo el segundo tipo de brote, en el cual los mosquitos transmiten la enfermedad a las personas que se encuentran en la ciudad luego de picar a los monos de las áreas silvestres (que son el reservorio del virus).

La vacunación a gran escala contra la FA ha sido muy eficaz y es la única forma de no contraer la enfermedad, a partir de los 9 meses de edad los seres humanos ya pueden recibir la dosis, en tanto que las embarazadas deden consultar con un médico especialista.

Sin embargo, en las zonas en que las campañas de vacunación en masa han cesado y la cobertura vacunal no se ha mantenido, la enfermedad ha recurrido y producido brotes importantes. Es raro que los individuos sanos no generen anticuerpos neutralizantes después de la vacunación.

Las personas vacunadas presentan niveles protectores de anticuerpos neutralizantes en 10 dí­as, y el 99% al cabo de 30 dí­as. La protección conferida dura por lo menos 20-35 años, y probablemente toda la vida.

Sí­ntomasEl término "amarilla" alude a la ictericia que presentan algunos pacientes. Wanda Cornistein, jefa del Servicio de Control de Infecciones del Hospital Universitario Austral, explicó que "sus principales sí­ntomas son fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio; aunque una pequeña proporción de pacientes infectados presenta sí­ntomas graves, y aproximadamente la mitad de estos casos fallecen en un plazo de 7 a 10 dí­as".

Si ya se ha contraí­do el virus y pasado el periodo de incubación de 3 a 6 dí­as, la infección puede cursar en una o dos fases. La primera, aguda, es donde se manifiesta la fiebre, mialgias con dolor de espalda intenso, cefaleas, escalofrí­os, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. Posteriormente, la mayorí­a de los pacientes mejoran y los sí­ntomas desaparecen en 3 o 4 dí­as.

Sin embargo, el 15% de los pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados diferentes sistemas orgánicos. La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de 10 dí­as, y los demás se recuperan sin lesiones orgánicas importantes.

No hay tratamiento curativo para la fiebre amarilla. La vacunación es la medida preventiva más importante contra la enferemedad.

Según la OMS, "las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido en zonas muy pobladas y con gran densidad de mosquitos por personas infectadas, situación que se combina con una zona en la cual la mayorí­a de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra".

Sin embargo, la fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible que con una sola dosis alcanza para conferir protección de por vida, sin necesidad de contar con dosis de recuerdo. Ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 dí­as.

Por otro lado, un buen tratamiento de apoyo en un Hospital aumenta la tasa de supervivencia, más allá de que no hay tratamiento antiví­rico especí­fico para la fiebre amarilla, según especificó el Organismo Mundial.