"La deuda externa es baja, pero los argentinos la ven alta", asegura un analista
La polémica está planteada, los argentinos que en el año 2001 vieron como el país caía en cesación de pagos y el Congreso aplaudía el no pago de la deuda, no quieren saber nada de tomar más divisas prestadas del exterior.
Sin embargo, la deuda de Argentina es baja comparada con la media de América Latina y el mundo. ¿Quién tendrá razón? Los que dicen que "chocamos" o aquellos que aseguran que "no pasa nada".
Según datos del prestigioso BIS (Banco de Pagos Internacionales), que es una organización mundial financiera propiedad de numerosos bancos centrales con sede en Basilea (Suiza) y es conocido como el "banco de los bancos centrales", se asegura que la deuda externa argentina medida como porcentaje de PBI subió 10,1 puntos de PBI en 5 años y medio, y cayó 2,8 puntos desde 2015 a la fecha.
En el siguiente cuadro se detalla como fue esta evolución:
Así se observa que la deuda pública Argentina subió en términos nominales un 19% en 5 años y medio, y un 17% desde que asumió Mauricio Macri, lo que no revela un crecimiento desmesurado que nos tenga que asustar acerca del futuro económico del país.
Para comparar la dimensión de la deuda nacional actual respecto a algunos países de la región, se pueden poner sobre la mesa los datos de la deuda que presentan en la actualidad como porcentaje de PBI.
Los datos regionales revelan que la deuda argentina es la mitad que la de Brasil, o bien, un 65% del pasivo de Colombia y apenas por debajo de la deuda mexicana.
Si nos comparamos con la media de los países emergentes, siguiendo con los datos del BIS, la deuda nacional representa el 72,7% del PBI, está muy lejos de 189,8% sobre PBI que es la media del mundo emergente.
En tanto, la deuda media de las economías avanzadas es del 266,7% sobre PBI. En este caso estamos mucho más lejos aún.
Un mundo endeudado
Vivimos en un mundo altamente endeudado, en donde a nadie le conviene una suba de tasas a nivel internacional, ya que esto precipitaría una crisis de dimensiones incalculables.
Si Argentina está endeudada sería alcanzada por dicha crisis, y si no lo estuviese también sentiría el impacto, porque se generaría un efecto pobreza a nivel mundial del que no podríamos escapar de sus consecuencias.
Si bien es cierto que Argentina tiene un bajo nivel de deuda con un alto déficit fiscal, también es cierto que Brasil convive con un alto déficit fiscal y tiene el doble de deuda que nuestro país.
Igualmente, si Brasil tiene un problema con su deuda, eso nos impactará a nosotros, estemos o no endeudados.
Abrimos el debate, según datos del BIS, Argentina tiene una deuda muy baja, y no deberíamos alarmarnos respecto al endeudamiento público y privado.
Creo que hay un gran margen para el endeudamiento de empresas y hogares, que permitan apalancar negocios y potenciar el crecimiento.
Respecto a la deuda pública, hay que destacar que una parte de la misma es intraestado, y por ende no es exigible como la deuda con terceros.
En tanto, la deuda con terceros no es superior al 38% del PBI, lo que hace más favorable la posición de tomar deuda en el mundo, y llevar adelante un programa gradualista hasta llegar al equilibrio fiscal.
La economía está muy opinada a nivel local, los argumentos sobre alto o bajo endeudamiento tiene sus detractores y defensores, hemos aportado datos para el análisis, a priori y con datos del BIS, Argentina es uno de los países con menor deuda entre los analizados por la entidad. Se encuentra en segundo lugar después de Indonesia, que tiene una deuda total del 68% sobre PBI.
En Argentina el temor a nuevo default o la llegada del año 2001 hace que muchas veces sesguemos nuestro análisis, el temor a una crisis de deuda luce exagerado.
Esto ocurre como sucede cuando los ahorristas que sólo compran dólares porque al posicionarse en dicha moneda se sienten seguros, a pesar que en el año 2016 la devaluación del peso fue del 21,9% anual cuando la inflación fue del 36,6% anual.
O bien, en el año 2017, cuando el peso se devaluó el 18,4% y la inflación fue del 24% anual. Mitos urbanos, para debatir, analizar y estudiar. El comportamiento del inversor, la mente y los fantasmas del pasado.-
(*) Autor del libro "Cómo hacer negocios en tiempo de crisis, de la economía K a la economía M".