Efecto nueva meta: expectativas de mayor inflación, dólar más alto y poco incentivo a bajar la tasa de interés
El cambio de la meta de inflación -un "sincericidio" del Gobierno al ver que la referencia anterior era incumplible-, alteró la expectativa de suba de precios que tenía del mercado para 2018.
Con la modificación propuesta, el Ejecutivo apuntaba a dar una mayor "certidumbre" en cuanto a la velocidad del proceso de desinflación.
Pero a veces las cosas no resultan como se preveían: ahora, tanto los bancos de inversión como las consultoras terminaron elevando sus pronósticos sobre el índice de precios al consumidor (IPC).
Es verdad que, ya desde antes del anuncio, esperaban unos puntos más respecto de la meta planteada inicialmente por el Banco Central (entre 8% y 12%). Pero también es cierto que el sólo hecho de subirlas no fue la solución como para que el mercado le creyera al Gobierno.
Tal es así que, luego de la modificación, las entidades privadas elevaron sus proyecciones para el IPC anual.A modo de, desde Nueva York, el Citi lo reubicó en 18,5%. Y, en el plano local, las previsiones ahora rondan el 19% (Analytica, EcoGo, entre otras consultoras).
Esto ocurre luego de que Gobierno haya modificado en cinco puntos su meta para 2018 (del 10% promedio al 15%). Aun así, el mercado le volvió a correr el arco.
Miguel Kiguel, director de Econviews, centra su atención en "la pérdida de reputación del Banco Central", e indica que tendrá implicancias negativas en las expectativas sobre el índice de precios.
"La lucha ahora será más dura y los resultados demorarán más tiempo en materializarse. Además, señala que "tendrá sus costos en el corto plazo".
Fernando Jorge Díaz y Andrea Kiguel, dos economistas del Citi, se suman a los que creen que la movida oficial terminará trayendo más dolores de cabeza al Gobierno que otra cosa.
"Creemos que el cambio de los objetivos tendrá implicancias negativas. Una política monetaria más flexible, junto con un probable aumento en los expectativas de inflación, puede conducir a una mayor suba de precios", señalan.
Además, desde el Citi aseguran que el anuncio, ya de por sí, "es malo para la credibilidad del sistema de fijación de metas".
Entienden que el cambio "genera serias dudas sobre el compromiso de las autoridades con el régimen de metas", ya que se produjo luego de que los medios informaran que el Gobierno -por la vía de flexibilizar la política monetaria- quiere ahora asegurar el crecimiento.
En este marco, "las expectativas de coordinación necesarias para que la desinflación continúe pueden verse afectadas", advierten desde el Citi.Nuevos desafíosPese a haber elevado la meta inflacionaria del 10% (+ 2% de tolerancia) al 15%, en la City porteña creen que la nueva referencia aún sigue siendo de difícil cumplimiento.La consultora LCG cree que la modificación de la pauta no implica un gran cambio en lo que hace a la cifra final: en definitiva, del "techo" inicial de 12% se pasó a una cifra puntual del 15%.
Pero, en los hechos, trae la confirmación de que el Banco Central apuntará a ir posicionando la tasa de referencia en un nivel más bajo.Como el 15% de inflación sigue siendo exigente, no descarta nuevas tensiones. Incluso, querer acercarse a ese número hasta podría requerir subirla más que hacerla descender.
De arranque, recuerdan que sólo el ajuste de tarifas -que ya empezó- le va a sumar 5 puntos porcentuales al índice inflacionario (es decir un tercio de lo pautado para 2018).
Kiguel coincide: la nueva meta de 15% todavía sigue siendo "ultra ambiciosa".
Además, advierte que la remoción de bandas (es decir de un piso y techo) no resulta conveniente, ya que contar con una franja ayuda a coordinar con mayor efectividad las expectativas.
Recuerda que ningún país de Latinoamérica tiene objetivos de inflación "puntuales", es decir una cifra única, sino que establecen desvíos. Es decir, determinan un valor mínimo y uno máximo -que conforman una franja- dentro de la cual el índice de precios puede ubicarse.
Rafael Di Giorno, director de Proficio Investment, plantea dos escenarios y las consecuencias en cada caso:
- "Si el Gobierno modificó la meta porque entendió que la anterior había quedado desfasada, eso de por sí no cambia nada. En definitiva, puso un parámetro más creíble
- Pero si lo que hizo fue moverla por el sólo hecho de querer bajar la tasa, en este caso sí esa modificación puede ser más inflacionaria"
En forma coincidente con sus colegas, asegura que la nueva referencia sigue siendo muy exigente, al punto que no ve mucho margen para que se produzca un gran descenso del costo del dinero.Desde la consultora Elypsis indican que hay tres maneras de contemplar el impacto que la modificación genera:
- Si la meta termina siendo creíble (por ejemplo, si es tenida en cuenta para fijar precios), el cambio propuesto realineará las expectativas inflacionarias- Si se vuelve poco creíble, el cambio podría aumentar su credibilidad y su poder de anclaje- Si la meta termina siendo "inflación-dependiente", es decir, si se la va ajustando según cómo evoluciona el índice de precios (cuando debería ser al revés, que sea la inflación la que siga a la meta), perderá su poder de anclaje"Considerando la situación de origen (un régimen sin historial y una meta desalineada), uno esperaría una combinación en la curva de expectativas", señalan desde Elypsis.
Sin embargo, aclaran que el impacto de este evento es difícil de aislar, ya que el 28 de diciembre -junto con el anuncio- las tasas secundarias de las Lebac se redujeron y la de referencia se mantuvo sin cambios. Esto puede ser interpretado como una respuesta de mercado o bien como una intervención del BCRA.Todas las miradas puestas en la tasa¿Cómo repercutió el cambio de la meta de inflación en el mercado? Según Elypsis, el impacto inmediato se produjo en las expectativas inflacionarias: se elevaron un 2%.
Es decir, de los 3 puntos que el Gobierno ajustó la meta (del 12% al 15%), dos de ellos ya se trasladaron a las expectativas.
"Esto limita severamente el espacio para poder avanzar en una reducción inmediata de la tasa nominal", afirman desde la consultora.
Casi a coro, los analistas de la City le sugieren a Sturzenegger que no modifique el costo del dinero este martes. Por cierto, ese día es clave para los inversores, ya que muchos van medir qué tanta "independencia" le ha quedado al banquero central.
Para Federico Furiase, director de EcoGo, "el BCRA no tiene fundamentos para justificar una baja de la tasa de referencia".
Sustenta sus dichos en varios factores: "Las expectativas de inflación, que están subiendo; la presión cambiaria, con un dólar a $19; y la suba de tarifas, que está por venir. Esto, en el marco de paritarias también en camino".
Por lo pronto, el índice de precios de diciembre se estacionará cerca del 3%. El de enero rondaría el 1,7% y el de febrero, el 2,5% (por subas de transporte y otros rubros).
Pero hay más: estos números no contemplan el impacto alcista del dólar, que podría agregarle un poco más de temperatura al contexto.
Días atrás, el BCRA publicó el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de diciembre realizado sólo con 19 economistas. Del mismo se desprende una inflación promedio del 17,4% para 2018.
Por cierto, esa cifra resultó superior al 16,6% registrado en el informe del mes previo (noviembre), en el que no se tuvo en cuenta el cambio anunciado con posterioridad.
Para Furiase, lo que queda demostrado es que la meta tiene un rol clave que va más allá de que sea cumplible. Y recuerda que el BCRA tiene un compromiso de ancla nominal.
"Subir la meta y, en simultáneo, bajar las tasas abruptamente genera una mayor desconfianza", apunta.
Más allá de lo que ocurra con el tipo de interés y con el dólar, que volvió a encender las alertas ante el posible "pass through" (traslado a precios), Di Giorno cree que el mayor impacto sobre el índice provendrá del reajuste de las tarifas energéticas y de transporte.
"Si la modificación de la meta es sólo eso, no tendrá grandes consecuencias, ya que viene a ser un sinceramiento", indica el analista.
Pero, en coincidencia con la mayoría de sus colegas, advierte: "Por el contrario, si es una excusa para bajar la tasa, ahí sí vamos a ver mayores niveles de inflación".
Los próximos movimientos del Banco Central serán pródigos en cuanto al aporte de datos para develar si se trató de un simple aggiornamiento del nivel de referencia o si, más bien, fue una "treta" para influir sobre el costo del dinero.
El mercado, claro está, seguirá esto muy de cerca y actuará en consecuencia.