Macri ocupa la "vidriera" más cotizada: con la presidencia del G20 empieza etapa de alto perfil global
El "epicentro" del mundo se está corriendo y poco a poco se va acercando a la Argentina, que se prepara para recibir dos de los eventos más importantes de la agenda política y económica a nivel mundial.
Este jueves, el país asume la presidencia del G20, el selecto club que reúne a las naciones más poderosas. El calendario que se abre para los próximos 12 meses es agitado y culminará en noviembre de 2018, con una gran cumbre de los líderes, en Buenos Aires.
En paralelo, se está en plena cuenta regresiva para el encuentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que convertirá al centro porteño del 10 al 13 de diciembre en una suerte de ciudad amurallada.
El hecho de que la Argentina sea anfitriona de dos eventos de semejante magnitud son la coronación del ambicioso plan de reinserción internacional que ha venido plasmando la gestión macrista.
Desde el día uno, el jefe de Estado asoció las buenas relaciones internacionales con la generación de negocios, la captación de inversiones y el acceso al crédito.
Ponerse al frente de la cumbre de la OMC, pero muy especialmente asumir la presidencia del foro más importante en términos de política internacional, como es el G20, sin dudas representa una oportunidad irrepetible para el Gobierno.
"Es la top table del mundo" definió Pedro Villagra Delgado, el negociador argentino (o sherpa, como se los denomina) de dicho foro.
"Para ningún país de los que compone este grupo hoy resulta tan útil asumir la presidencia como para la Argentina, que tiene una vocación de protagonismo importante. Esto termina por reafirmar todo el proceso mediante el cual el Ejecutivo buscó recuperar la reputación internacional", plantea el experto en comercio internacional Marcelo Elizondo.
"Es la gran vidriera y el mejor lugar para mostrar los cambios. No hay otra con tanta magnitud e impacto. Y para la Argentina, será especialmente trascendental porque estará liderando un grupo de naciones con las que hace apenas dos años estaba enfrentada", sintetiza el consultor.
Todas las cifras y datos que rodean al G20 sin dudas impactan:
-Sus miembros representan cerca del 85% del producto bruto mundial y el 75% del comercio internacional.
-Entre sus miembros figuran potencias del peso de Alemania, Rusia, China, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Japón.
-Además, hay invitados permanentes como el FMI, el Banco Mundial, la OMC y la ONU.
-Durante el año que dure la presidencia, se realizarán en el país más de 50 "mini cumbres" que congregarán a más de 20.000 participantes del exterior.
-La logística necesaria ya comprometió una erogación inicial de $437 millones.
-En noviembre de 2018, finalmente, se realizará en Buenos Aires la Cumbre de Líderes, de la que participarán mandatarios de la talla de Donald Trump, Vladimir Putin, Angela Merkel y Xi Jingping.
El dato clave es que será la primera vez en la historia no solo que la Argentina, sino que un país de América del Sur asuma esta responsabilidad.
El temor al descontrol
Claro que, además de ser una gran oportunidad, también supone un desafío enorme para el gobierno de Macri, que deberá demostrar poder de organización, justo cuando casi todos los medios del mundo estarán apuntando hacia el cono sur.
Desde detalles mínimos, como un apretón de manos entre dos líderes; hasta cuestiones frívolas, como la vestimenta de un mandatario o de una primera dama, pasando por situaciones críticas, como las imágenes de grupos de izquierda chocando contra las fuerzas de seguridad locales, absolutamente todo se amplifica en esa gran vidriera llamada Cumbre del G20.
"El mayor escenario para las protestas antiglobalización es este ámbito. Ni siquiera Alemania pudo evitar que hubiera imágenes de caos", plantea Elizondo.
En la última cumbre de Hamburgo de hecho, grandes grupos "globalifólicos" mantuvieron en vilo a las autoridades de la segunda ciudad de Alemania, donde rompieron vidrieras y hasta quemaron autos.
¿El saldo? Tras las protestas de más de 10.000 personas, 160 policías terminaron heridos y hubo casi un centenar de detenidos.
Por eso, el próximo encuentro de la OMC y los sucesivos eventos que se desarrollarán en el marco de la presidencia del G20 serán tests sensibles de cara al gran encuentro de líderes mundiales, pautado para noviembre del año próximo.
Al "condimento" internacional habrá que sumar la esperada presencia de los actores locales, que aprovecharán cada segundo de exposición para potenciar sus protestas.
Desde la "cuestión mapuche", hasta los reclamos de los sindicatos díscolos, todos buscarán hacer de esta Buenos Aires como ombligo del mundo su plataforma de difusión global.
"Es imposible no tener ningún conflicto. Pero mientras los sucesos no superen a los que se vieron en otras ciudades del mundo, la situación pasaría a estar controlada. Para el Gobierno es crucial mostrar que tiene capacidad de manejo, especialmente en las calles", señala Elizondo.
El propio canciller Jorge Faurie aseguró la Argentina se está preparando "a pleno para la organización de las cumbres del G20 y de la OMC para que todo salga sin problemas".
"Pero nada ni nadie está libre de riesgos", advirtió por las dudas.
Intereses en juegoUn detalle importante es que el grupo, que no cuenta con personería jurídica internacional, no impone medidas de alcance global. Tampoco fija normativas o leyes, como sí sucede, por ejemplo, con la OMC.
En todo caso, la importancia del G20 radica en su peso a la hora de fijar los lineamientos de una agenda política y económica internacional.
"El foro funciona como mecanismo de consenso informal, un ámbito de debate", plantea Elizondo.
Tras haber quedado fuera de la discusión el tema medioambiental, por la reticencia del presidente Trump, dos son los ejes que más peso tienen actualmente en esta búsqueda de consensos entre los miembros y que poseen especial importancia para la gestión macrista:
- Proteccionismo: mientras que algunas naciones europeas buscan relajar límites al intercambio de bienes y servicios, Estados Unidos es uno de los países que confronta con esta tendencia. Para el Gobierno de Macri resulta un punto fundamental, especialmente luego de las trabas al biodiesel.
- Integración: la crisis del Brexit y de Cataluña en España, sumada a la tensión fronteriza entre EE.UU. y México, marcan el telón de fondo en momentos en que el Mercosur se apresta a firmar un TLC con la Unión Europea.
En paralelo a estos grandes temas, al presidir el G20, la Argentina tiene la potestad de abrir e imponer su propia agenda, que en 2018 tendrá tres hilos conductores:
-El mundo del trabajo y los cambios por la revolución digital: se trata de un tema de interés para el macrismo, en momentos en que el Gobierno impulsa la reforma laboral y la búsqueda de mayor productividad y competitividad, que ya le generó enfrentamientos con varios gremios, especialmente el liderado por Moyano por recortes de empleos que se esperan en el rubro transporte y peajes.
-El financiamiento privado para obras de infraestructura: otro aspecto central cuando el macrismo está encarando un proyecto de participación mixta para construir 7.000 kilómetros de rutas nacionales, con una necesidad de fondos de u$s16.700 millones.
-El otro eje central será el de la búsqueda de inserción de productos agrícolas en cadenas de valor globales, en momentos en que las exportaciones de alimentos son uno de los ejes más ríspidos de la negociación entre el Mercosur y la UE.
Política... y negocios
Si bien la idea de liderar una agenda política y económica internacional entusiasma al Gobierno, uno de los grandes objetivos de Macri es atar su presidencia a la tracción de nuevas inversiones.
"El interés específico argentino está vinculado con el relacionamiento con los miembros del grupo: hay implicancias comerciales posibles y otras relativas a la recepción de inversión extranjera directa (IED)", plantean desde la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales.
Cabe destacar que los países que integran el G20 emitieron desembolsos hacia el resto del mundo por u$s898.000 millones en 2016, lo que representó el 55% de la IED total a nivel global.
Desde el punto de vista local, el 80% de la inversión extranjera que registra la Argentina proviene de miembros de este selecto club.
Por eso, desde la consultora afirman que "para el Gobierno, liderar este grupo, tiene una extraordinaria relevancia".
Según Elizondo, "en el mundo de los negocios, las relaciones interpersonales influyen mucho. El paraguas político por sí solo no significará desembolsos automáticos por parte de privados, pero sin dudas será una variable más que ayudará a facilitar la llegada de fondos para la economía real".
Esto, en un contexto en el que apenas 25% de todos los dólares que arriban desde el exterior se destinan a "fierros", en tanto que el 75% restante van a parar a activos financieros.
"Estados Unidos, por ejemplo, suele emitir informes donde recomienda a sus grandes empresas invertir o no en determinados mercados, en función de sus relaciones políticas", plantea el experto.
"Un eficaz aprovechamiento de los vínculos dentro del G20, y una mejora en la reputación obtenida a partir de las acciones a llevar delante en este ámbito, pueden conformar una herramienta de ayuda de enorme productividad para la recepción de inversiones", concluyen desde DNI.
Como parte de la agenda oficial, que busca convertir el alineamiento internacional en mayores negocios, el Gobierno acaba de confirmar la realización de un foro empresarial de alto nivel, que tendrá lugar el 12 de diciembre.
Del mismo participará nada menos que Jack Ma, el CEO de Alibaba, el gigante del ecommerce chino con el que el macrismo arribó a un acuerdo para promover vinos y alimentos en una tienda argentina exclusiva, tras su anterior visita a la Argentina.
También confirmaron su asistencia directivos de eBay, Embraer, DHL, Telefónica, Microsoft y Monsanto, entre otras grandes compañías.
Así, alinear los planetas y lograr que líderes mundiales, dólares y negocios confluyan en Buenos Aires, es uno de los grandes anhelos del macrismo para el 2018.