El conflicto gremial en Aerolíneas Argentinas sigue provocando cancelaciones de vuelos: hay 2.000 pasajeros afectados
La conflictividad en Aerolíneas Argentinas sumó este miércoles un nuevo capítulo.
Cuatro vuelos internacionales fueron cancelados por la "negativa" de las "tripulaciones técnicas de aceptar a reprogramar" esos viajes y por "interpretaciones sesgadas de las normas de descanso", informó la empresa.
La decisión afectó a alrededor de 2.000 pasajeros.
Según comunicó la aerolínea de bandera, se está reubicando a los damnificados en vuelos de fechas cercanos, propios y de otras empresas.
"Las cancelaciones de vuelos internacionales se deben a la negativa de las tripulaciones técnicas de aceptar reprogramaciones, una práctica habitual en la industria, en una clara demostración de quite de colaboración", puntualizó Aerolíneas, en un comunicado titulado "Pilotos recrudecen medidas de fuerza afectando más vuelos internacionales de Aerolíneas Argentinas".
Los cuatro vuelos afectados fueron:
- AR 1300 de la noche del martes, con destino a Nueva York, y su vuelo de regreso, el AR1301 de este miércoles.
- AR1360 de este miércoles con destino a Bogotá y su regreso el AR1361 de la misma fecha.
- AR1300 del 23 de noviembre con destino a Nueva York y su vuelo de regreso, el AR1301 de la misma fecha.
- AR1140 del 23 de noviembre con destino a Roma y su vuelo de regreso, el AR1141 del 24 de noviembre.
La empresa aseguró que está aplicando una política comercial "flexible para el cambio y devolución de los pasajes", cuyo detalle se puede encontrar en la página web www.aerolineas.com.ar.
También, advirtió que la posición de sus empleados "se suma a las asambleas decretadas el día 8 de septiembre, al paro extendido del 30 y 31 de octubre y a los recurrentes quites de colaboración que están afectando en especial la operación internacional".
Este tipo de operación -de acuerdo con el comunicado oficial- tiene una sola frecuencia diaria en la mayoría de los casos y, por los altos niveles de ocupación, "presenta mayores dificultades a la hora de recolocar pasajeros, generando grandes inconvenientes y costos exorbitantes e irrecuperables a la empresa".
Las autoridades de la aerolínea de bandera sostuvieron que fruto de estas medidas, la empresa retrocedió un 45% en su índice de recomendación respecto de la media de 2017 (se trata del patrón que mide la satisfacción de los pasajeros).
"También se ha visto afectada la puntualidad y las ventas previstas para octubre en la víspera del CyberMonday, donde la compañía estimó una baja en ventas de u$s15 millones", afirmaron.
"La empresa lamenta profundamente esta situación y sigue apostando al diálogo como único medio de negociación", concluyó Aerolíneas.
AntecedentesEl 13 de noviembre pasado las pantallas de vuelos se convirtieron en el indicador más crudo de la dificultad que enfrenta el Gobierno para fijar su pauta salarial del 16%, más un bono y cláusula gatillo en Aerolíneas Argentinas.
Unos 14 vuelos fueron demorados a raíz de las asambleas gremiales encabezadas por los pilotos.
El quite de colaboración al que la empresa hace mención en el comunicado de este miércoles es solo la punta de lanza de un conflicto mayor que incluye una guerra fogoneada por los convenios, los subsidios y el ingreso de las "low cost" al mercado aeronáutico.
"El Gobierno está subiendo la apuesta, necesita el conflicto para empezar a justificar un montón de medidas en carpeta. No solo es la paritaria, sino que quieren modificar el mercado aerocomercial en perjuicio de los trabajadores y que desaparezca la línea de bandera", advirtió a iProfesional Rodrigo Borras, vocero de APA, el sindicato mayoritario de la actividad y una de las principales base de apoyo en su momento a la gestión previa de Mariano Recalde.
Los sindicatos exigen una suba salarial del 25,4% que sea remunerativa en su totalidad. Esto es porque en octubre pasado acordaron una suba del 42%, pero como una parte fue abonada con sumas "extra salariales", el porcentaje que impacta sobre el básico es del 35%. Mientras que el Gobierno busca una pauta ajustada a la inflación futura -según el Presupuesto 2018, del 12%- y proyecta que su oferta del 16% llegaría al 20% de bolsillo con el bono.
Pero no todo se circunscribe a la cuestión salarial, lo que lleva el conflicto a un escenario más complejo.
Los sindicatos sospechan que la gestión encabezada por Mario Dell'Aqua estaría finalmente decidida a emprender el plan delineado por el vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui (ex LAN), que en diciembre del año pasado terminó con la eyección de Isela Costantini. Del diálogo con los gremios, la ex CEO de AA ponía reparos al recorte de frecuencias a Roma, Barcelona y Nueva York.
MalestarEn este contexto, las autoridades consideraron que la ruta a Barcelona no es rentable y decidieron reducir sus vuelos a la ciudad catalana.
La empresa bajó de cinco a tres las frecuencias a ese distrito europeo. La reducción será efectiva a partir de diciembre y tiene que ver con la negativa de los pilotos para aceptar reprogramación de vuelos, tal como lo venían haciendo normalmente antes del último paro general del martes de la semana pasada.
"Estamos tanteando lo de los días de descanso porque los convenios son viejos", sostienen en Aerolíneas.
¿A qué se refieren? Mientras un piloto argentino que vuela a Roma debe descansar tres días, uno de Alitalia goza de un franco, según datos oficiales.
Pero, además esa ruta es una de las solicitadas por la competencia privada, principalmente las europeas Iberia y Norwegian.
Dell'Aqua envió un mensaje a los gremios durante un brindis con periodistas hace dos semanas, en el que se mostró optimista y definió el conflicto por las paritarias como una "situación de estrés".
En su equipo destacan el crecimiento de la empresa, que expandió la cantidad de pasajeros un 23% entre enero y septiembre respecto del mismo período del 2016, e incorporó 30 pilotos en lo que va del año.
El pronóstico de los gremios, en cambio, es pesimista.
Creen que las medidas en marcha llevarán al "achicamiento" de la compañía, al desembarco de nuevas firmas que no cumplirían requisitos mínimos y a la "desregulación" de la actividad bajo la máxima de los "cielos abiertos", que incluiría la reciente autorización a líneas extranjeras sin tripulación local para llevar pasajeros al exterior.AntecedenteEl 31 de octubre se vivió acaso el pico de tensión -al menos que se hizo público- entre los gremios aeronáuticos y las autoridades de Aerolíneas Argentinas.
Entonces, 5 de los 6 sindicatos del sector implementaron un paro de 24 horas que paralizó los vuelos de AA y Austral en todo el país en reclamo de un aumento salarial.
Esto derivó en la inactividad de Aeroparque y la baja de operaciones en el aeropuerto de Ezeiza. Se terminaron cancelando 300 vuelos entre nacionales e internacionales que estaban estipulados para aquella la jornada. En total se vieron afectados unos 40.000 pasajeros, entre los cuales hay turistas extranjeros que estaban en conexión.
La medida de fuerza había sido convocada por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA), la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Unión del Personal Superior de Empresas Aeronáuticas (UPSA) y la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA).
El presidente de Aerolíneas Argentinas, Mario Dell'Acqua, salió públicamente a cuestionar la medida de fuerza y dio a entender que se trató de una decisión política: "No es solo gremial", había dicho entonces respecto a la protesta.
En septiembre, cuando una serie de asambleas afectó a miles de pasajeros, Dell'Acqua había vinculado a los sindicatos con el kirchnerismo.
"Con saña, una vez más, estos gremios acostumbrados al apriete y a la extorsión nos dicen que van a parar a partir de la medianoche y empiezan a las 6 de la tarde. Así anularon todos los vuelos internacionales. Esto no pasa desde 1986", se quejó hace poco más de veinte días el ejecutivo.
En ese sentido, Dell'Acqua dijo que el hecho de haber adelantado la medida de fuerza le "hace pensar que no es por dos o tres puntos más de salario que están peleando" los sindicatos.