Xbox One X de Microsoft es la consola más potente jamás creada
Microsoft pone a la venta este martes Xbox One X, un nuevo modelo de su consola Xbox One que la compañía estadounidense presenta como "la más potente jamás creada".
Detrás de esta frase de marketing se encuentra una máquina que destaca por su espectacular potencia bruta, pero también por su precio de 499 dólares.
Según la compañía no se trata de un salto generacional, sino de una versión mejorada de su consola ya existente. Un hardware que está especialmente pensado para ofrecer gráficos en ultra alta definición 4K, pero que también que es capaz de mejorar el rendimiento en juegos de pasadas generaciones.
Disponer de una pantalla 4K es una condición casi imprescindible para disfrutar de la consola en todo su esplendor, pero más de uno no podrá resistirse a dar el paso para disfrutar de lo último de Microsoft.
Xbox One X es una consola centrada en ofrecer gráficos en ultra alta definición 4K. La nueva máquina de Microsoft cuenta con unas especificaciones técnicas superiores a las de su competidora PlayStation 4 Pro.
Entras estas destacan un procesador central (CPU) de ocho núcleos a una frecuencia de reloj de 2,3GHz, un procesador gráfico (GPU) personalizado con 40 unidades de computación a 1172MHz, que alcanza los prometidos 6 teraflops de potencia, 12GB de RAM GDDR5 (quizá el elemento más determinante de su arquitectura), un disco duro de 1TB y un lector de Blu-ray UHD que permite ver películas en 4K.
Ofrecer juegos en 4K nativos (sin reescalados de imagen) y con soporte HDR es uno de los objetivos de Xbox One X, y aunque no todos los juegos podrán beneficiarse de esta potencia, sin duda es una máquina capaz de ofrecer el rendimiento de un PC de gama alta, pero con la comodidad de uso que ofrecen las consolas.
La parte sonora también se ha tenido en cuenta gracias a la inclusión de sonido envolvente con soporte Dolby Atmos, una característica que ya está presente en Xbox One mediante una actualización, pero que en la nueva plataforma viene de serie.
Llama la atención el diseño de Xbox One X que es más pequeña que Xbox One S, una máquina que a su vez ya era una versión reducida de la Xbox One original lanzada a finales de 2013.
El aspecto externo es compacto y sobrio. Destaca especialmente el acabado mate de su carcasa de plástico, así como la sensación de robustez que le aportan sus 3,8 Kg de peso.
En el frontal de la consola puede encontrarse un botón de encendido (con recorrido, no táctil) y una entrada USB. En la parte trasera hay dos entradas USB adicionales, salida y entrada HDMI, salida de audio óptico y de red.
En la parte posterior de Xbox One también se encuentra la salida de ventilación, un elemento que ha sido cuidado con especial atención por parte de Microsoft.
En esta ocasión la compañía eligió un sistema de refrigeración que hasta ahora no se había visto en consola: un disipador de calor con una cámara de vapor parecido al que se utiliza en tarjetas gráficas avanzadas.
Puede parecer un aspecto menor, pero este sistema de refrigeración optimiza la energía que recibe cada chip y garantiza que el ruido que genera el sistema de refrigeración no sea tan elevado como para llegar a ser molesto.
Todos los accesorios y juegos de los modelos anteriores de Xbox One son compatibles con Xbox One X. Lo mismo ocurre con todos aquellos títulos de Xbox 360 que ya era retrocompatibles en las anteriores versiones de la consola.
Por si esto fuera poco, recientemente se sumó la posibilidad de rejugar algunos títulos de la primera Xbox, como el clásico e imprescindible Ninja Gaiden Black o el reverencia Star Wars: Knights of the Old Republic, en Xbox One.