El rey Felipe calificó al gobierno catalán como "desleal" y lanzó un llamado de unidad
El rey español Felipe VI realizó este martes por la noche (16 de la Argentina) un discurso donde acusó al gobierno catalán "deslealtad inadmisible", a la vez que garantizó la unidad de España.
Felipe VI advirtió que la Constitución "prevalecerá sobre cualquier quiebra" de la "convivencia en democracia" y que "los derechos que pertenecen a todos los españoles serán preservados" frente a "quienes se sitúan fuera de la legalidad constitucional y estatutaria".
La alocución del rey fue grabado por la Televisión Española (TVE) en el Palacio de la Zarzuela, de acuerdo con el procedimiento realizado cada año para la grabación del clásico saludo navideño.
Esta fórmula es utilizada de manera muy excepcional: el rey Juan Carlos sólo la usó en algunas oportunidades: la noche del 23-F (en 1981), luego de los atentados del 11 de marzo de 2004 y en el anuncio de su abdicación.
Por su parte, el presidente Mariano Rajoy se ha reunido tanto con Felipe como con los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y del Ciudadanos, Albert Rivera, para analizar la situación ante el desafío independentista.
El mayor temor es que los partidos independentistas aprueben una declaración unilateral de independencia en el Parlamento de Cataluña.
Cataluña en vilo Al grito de "íFuera las fuerzas de ocupación!", cientos de miles de personas se manifestaron este martes en Barcelona, en el marco de una huelga general para denunciar la violencia policial durante el referéndum de autodeterminación prohibido por la justicia, que agravó la crisis con el gobierno español.
Convocados por sindicatos, partidos y asociaciones a paralizar esta región de 7,5 millones de habitantes, los manifestantes –unos 300.000 según la policía municipal– marcharon desde la mañana en columnas, que obligaron a cortar la circulación en diferentes puntos.
"Las calles serán siempre nuestras", "Adiós España", "Independencia", gritaban los manifestantes, en su mayoría estudiantes.
"Creo que esto ya es imparable, la gestión que ha hecho el gobierno de España ha sido horrorosa", indicó a la agencia AFP Albert Auset, empleado de sistemas de 51 años, quien acompañó a sus dos hijas, de 18 y 21 años, ataviadas con banderas independentistas y claveles rojos.
Por la tarde se inició una nueva marcha, en la que decenas de miles bajaron por el céntrico paseo de Gracia. Un grupo se dispersó hacia la sede de la policía nacional, donde se concentró a gritos "Fuera las fuerzas de ocupación" y "asesinos".
"No soy independentista", pero "estoy aquí por la violencia que hubo el otro día", dijo en el Paseo de Gracia Laia Castaño, una estudiante de enfermería de 20 años, que portaba una bandera española junto con dos amigas, a su vez con banderas independentistas catalanas.
Cerca de allí, frente al edificio histórico de la Universidad, había una concentración también con decenas de miles, en la que no faltaba la ironía: "Los pañales y los políticos han de cambiarse a menudo (...) por los mismos motivos", decía una pancarta.
Europa no mediará de momento Enzarzado desde hace años en un conflicto creciente con el gobierno del conservador Mariano Rajoy, el ejecutivo catalán llevó a cabo el domingo una consulta sobre la independencia pese a la prohibición del Tribunal Constitucional.
En un intento de impedirlo, policías nacionales y guardias civiles recurrieron a porras, patadas, empujones y balines de goma contra manifestantes decididos a votar.
Pese a todo, 2,2 millones de personas lograron participar en la consulta sin garantías legales. Ante el boicot de los partidarios del no, un 90% votó a favor de la independencia.
La Unión Europea (UE) y Naciones Unidas pidieron al gobierno de Rajoy que dialogue con el ejecutivo independentista catalán, que amenaza con una declaración unilateral en los próximos días.
Los comisarios europeos abordaron la cuestión este martes, pero descartaron mediar, reiterando su posición de que "esto es un asunto interno de España".
Escenas de tensión Durante la huelga de este martes no faltaron las escenas de tensión.
La Delegación del gobierno español en Cataluña, que denunció una "manipulación de las masas", tuvo que ser protegida ante centenares de manifestantes por innumerables furgones de policía, varias filas de vallas metálicas y un espeso cordón de agentes.
Las acciones de hostigamiento a los policías llegados de otros puntos de España fueron creciendo desde el domingo, y en la noche del lunes se organizaron varias manifestaciones frente a los hoteles donde se hospedaban y algunas comisarías.
"Estamos viendo cómo el gobierno de la Generalitat empuja cada día al pueblo catalán hacia el abismo y alienta la rebelión en las propias calles", afirmó en Madrid el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, tras reunirse con Rajoy.
El gobierno central "va a tomar todas las medidas que sean necesarias para frenar los actos de asedio", afirmó. El seguimiento de la huelga era desigual según los sectores.
El puerto de Barcelona –tercero de España– y el mercado mayorista de alimentación –uno de los mayores de Europa– estaban casi paralizados. El aeropuerto funcionaba "con normalidad", según un portavoz.
También el FC Barcelona se sumó al paro: ni los equipos profesionales ni los juveniles (de todas las disciplinas) se entrenaron este martes.
Igualmente, muchos de los monumentos e instalaciones turísticas de Barcelona, como el templo de la Sagrada Familia del arquitecto modernista Antoni Gaudí, tampoco abrieron sus puertas.
Desde 2010, el independentismo gana terreno en Cataluña, alimentado por la crisis económica y por la amputación del Estatuto de Autonomía de la región por el Tribunal Constitucional a instancias de un recurso del Partido Popular (PP, conservador) de Rajoy.
Sin embargo, los sondeos muestran que los catalanes están divididos sobre la independencia: 41,1% a favor y 49,4% en contra, según la última encuesta del gobierno catalán publicada en julio.