Cupos femeninos y la brecha de confianza en el debate de mujeres en altos cargos
Alrededor de 130 invitados se congregaron el jueves por la mañana en el Yacht Club Puerto Madero para la inauguración oficial del capítulo argentino de Women Corporate Directors (WCD), una organización que nuclea a alrededor de 3.500 mujeres directoras de empresas y ejecutivas de altos cargos en 75 países.
Muchas de las participantes no dejaban de remarcar el simbolismo de hacer esta reunión inaugural en un salón con vista al famoso Puente de la Mujer, que combina lo más refinado de la ingeniería con la estética y la delicadeza femenina.
Y a diferencia de lo que suele suceder en otros eventos corporativos, esta vez se mezclaban en las mesas representantes de diversas áreas -desde las tradicionalmente femeninas como marketing y administración, hasta CFO y miembros de juntas de directores- de sectores como el agro, consumo masivo, tecnología, bancos, servicios, consultoría y medios.
"Para esta convocatoria creamos una base de datos con las mujeres con cargos C level o directoras de compañías de la Argentina y enviamos a todas las invitaciones. Estamos muy contentas con la respuesta", contó a iProfesional Tamara Vinitzky, socia de KPMG Argentina y co-chair del capítulo local de WCD.
Tras las presentaciones de rutina y el intercambio de tarjetas, la conversación entre las invitadas giró automáticamente hacia lo que sería el tema del día: la diversidad.
Todas tuvieron más que claro que alcanzar este objetivo en las empresas va más allá de cuestiones de género. Esta preocupación fue acompañada también desde el escenario, en donde los distintos expositores expresaron su visión.
Fue Ricardo De Lellis, senior partner de KPMG Argentina, quien lo vinculó primero a la etapa que atraviesa el país: "Es quizás el mejor momento para traer esta organización, un momento de transición a nivel político pero también donde necesitamos la participación de las mujeres para fortalecer el gobierno corporativo en las empresas".
Una consigna similar compartió luego Marcelo Grimoldi, headhunter de Egon Zehnder, quien afirmó que el mercado de capitales fue el que impulsó históricamente a las mujeres en las empresas, al exigir un adecuado gobierno corporativo.
En tanto, en la Argentina esa preocupación quedó en segundo plano en los últimos años, primero por la fuerte crisis económica a principios de siglo, en la cual las empresas solo buscaban "sobrevivir", y luego por el escaso acceso que tenían al mercado de capitales.
Así fue que las directivas avanzaron poco en el ámbito doméstico, incluso en relación a lo que sucedió en Latinoamérica. En la región, según coincidieron los exponentes, el 5% de los miembros de directorios son mujeres, mientras que en EE.UU. alcanzan el 15% y en Europa el 20 por ciento.
Así fue que la jornada viró por un momento a un tema "caliente" en el mundo corporativo: los cupos femeninos.
Se trata de una política que en la Argentina se implementó recientemente a nivel legislativo, pero en el mundo se ha llevado al ámbito de la empresa para acelerar de alguna forma la llegada a las métricas de diversidad de género que las empresas se ponen como objetivo.
Esto no ocurrió sin polémica, y la inauguración del capítulo argentino de WCD no fue la excepción. Si bien los participantes de los paneles reconocieron las ventajas de contar con un cupo femenino para terminar con los directorios uniformes que se asemejan más a un "club de caballeros", también hubo voces disidentes.
"Hay que ser cautelosos y no hacer discriminación positiva. Porque a todas las mujeres talentosas tampoco les gusta que haya alguien en un puesto solo porque cumple con un cupo", aclaró Sandra Yachelini, actual CEO de Universal Assistance (y con una exitosa carrera como country manager de firmas como Microsoft, SAP y EDS) claramente a favor de que esta política no juegue en desmedro de la meritocracia.
Terminar con los "clubes de caballeros", no implica simplemente sumar a las mujeres sino promover verdadera diversidad, con personas de distintas edades, orígenes y educación, según sugirió Diego Bekerman al relatar su experiencia como general manager de Microsoft en Argentina y Uruguay.
"Y luego hay que incorporarlos a los procesos de decisión. Tener un enfoque de 'growth mindset' y permitir que la diversidad juegue a favor de la compañía", sentenció.
En ese marco es que WCD propuso a las asistentes un desafío: comprometerse a promover a otra mujer para un cargo directivo o dentro del directorio este año.
La brecha más difícil de cerrar
Más allá de los cambios culturales que deben ocurrir en las empresas para que las mujeres lleguen a posiciones de liderazgo, en el evento de Puerto Madero también se conversaron aquellas brechas que las propias mujeres deberían afrontar para conseguir ese objetivo.
Grimoldi contó que sobre todo las multinacionales -"porque tienen cupos o porque ya lo llevan en su ADN"- piden a los headhunters que al presentar una terna de candidatos para un determinado puesto, al menos uno sea una mujer.
Y si bien admitió que la lista de candidatas que pueden proponerse para esas posiciones no llega a cubrir toda esa demanda, también es cierto que en algún momento de la carrera las mujeres se quedan en el camino. La exigencia de viajar más del 30% del tiempo de trabajo suele ser uno de los escollos más comunes.
Para el representante de Egon Zehnder, las mujeres tienen a su favor muchas de sus características más tradicionales para ser promovidas en esta época en la que se dejó de lado el reclutamiento por "skills" y por experiencia, y la variable clave es el potencial.
Se selecciona pensando en la capacidad de aprender y de navegar el momento que atraviesa la empresa.
Pero a la vez, Grimoldi aclaró que la necesidad de ser "puntillosas", perfeccionistas y tener los mejores promedios, a las mujeres puede jugarles en contra: "Hay un 'confidence gap' (brecha de confianza) No se postulan para las posiciones si no cumplen el 100% de los requisitos, sólo porque acostumbran cumplir con la consigna".
"¿Por qué no hay más mujeres emprendedoras o que se arriesguen más? Es algo que realmente me preocupa", se preguntó el consultor. Es por eso que el headhunter pidió a las asistentes que no tengan miedo a fracasar y a reírse de si mismas.
En la misma línea se expresó Yachelini, quien tras relatar cuáles fueron los pasos que la llevaron a la cima corporativa, lo resumió en tres características: sus ganas de aprender siempre cosas nuevas, estar en el lugar y en el momento justo, y tomar riesgos.
Desarrollar esa confianza fue también el mensaje de Laurence Loyer, quien es una de las tres directoras del Grupo Supervielle, cuyo "board" lo componen nueve personas.
Ella también debió arriesgarse a aceptar el cargo de directora independiente sin tener experiencia ni en el puesto ni en la banca. Contó que debió desarrollar determinadas "skills", pero también a manejarse en la dinámica del directorio.
"Nosotros tenemos una fuerte y sana cultura del disenso, entonces hay que aprender a tirarse a la pileta para opinar porque las cosas se definen en esa reunión mensual. No hay que dudar en hablar, incluso si no tenemos toda la información o si no tuvimos el tiempo necesario para reflexionar sobre un tema", pidió la directora a las presentes.
Con acento localDe la mano de su sponsor mundial, KPMG, esta organización de mujeres líderes abrió el capítulo argentino -el número 76 a nivel mundial- con Vinitzky como co-chair.
Fue ella la encargada de trabajar este desembarco desde el año pasado, y también quien convocó a sus colegas Gabriela Terminielli, directora de CADEC SA-Guillermo Carracedo y Asociados, y Gabriela Macagni, directora corporativa de Grupo Supervielle, para que lideren el capítulo con ella.
"Lo primero que vi cuando me propusieron el proyecto fue que había en el país muchas organizaciones ocupadas en temas de género, enfocadas en emprendedoras o en mandos medios, pero ninguna que estuviera especializada en la gestión o en altos cargos", recordó la socia de KPMG Argentina.
En ese marco fue que introdujo este nuevo concepto en el ámbito local, manteniendo las líneas de trabajo de la entidad multinacional:
- Promover la inclusión de las mujeres en directorios y puestos de liderazgo
- Educación a nivel global
- "Placement" de sus socias a través del contacto con headhunters
- Promover mejores prácticas y políticas públicas
En este sentido, Theresa Behrendt representante de WCD Internacional, quien viajó a Buenos Aires especialmente para el evento, remarcó que WCD ya ha colocado a más de 500 de sus socias en altos cargos.
Y destacó que es un buen momento para que la organización comience a operar localmente porque "los inversores extranjeros están volviendo su atención a Buenos Aires como centro financiero y económico otra vez".
Asimismo, Kathleen Barclay, también de WCD Internacional, agregó que "entre 144 países, Argentina está en el puesto 101 en cuanto a inclusión de la mujer en cargos ejecutivos", por lo cual hay mucho por hacer.
Asimismo, acompañó la iniciativa María Inés Baqué, Secretaria de Gestión e Innovación Pública del Ministerio de Modernización de la Nación, quien consideró que organizaciones como WCD cumplen la función de "aceleradores" en la tarea de generar un "semillero" de ejecutivas que sean "transformadoras" en la cultura de las empresas y la sociedad.
Para este año, WCD Argentina planea organizar dos encuentros más: uno específico sobre el rol de los directores independientes, y otro en conjunto con el Gobierno, para fomentar la generación de negocios entre ejecutivas y empresarias locales y del exterior. También elegirá a la "Ejecutiva del año".