Consultora señalada por Cristina reconoció que fue contratada por los buitres para negociar con Argentina
Los holdouts contrataron los servicios de la consultora Albright Stonebridge para intentar solucionar el conflicto entre los tenedores de bonos y el Estado argentino.
La empresa, liderada por la ex secretaria de Estado de Estados Unidos durante la presidencia de Bill Clinton, Madeleine Albright, y el ex secretario de Comercio en el segundo mandato de George W. Bush, Carlos Gutiérrez, fue contratada para asistir a los holdouts "en la búsqueda de una solución mutuamente satisfactoria para las dos partes en el tema de la deuda".
Así lo afirmó el vocero de la entidad, Beng Chang, quien agregó que la asesoría de Madelaine Albright "sólo se realizaría en caso de que el Gobierno argentino no se oponga".
Chang además confirmó que la consultora se reunió con funcionarios argentinos, aunque evitó dar nombres. Tampoco dijo quién contrató los servicios de Madelaine Albright, indicó la agencia Reuters.
El vocero de Albright Stonebridge se vio obligado a difundir el contacto con los holdouts luego de que la presidente Cristina Kirchner acusara a uno de los líderes de la consultora, Carlos Gutiérrez de trabajar "en estudio contratado por buitres para atacar Argentina (sic)".
La mandataria comentó que el ex Secretario de Comercio del segundo gobierno de Bush, Carlos Gutiérrez, forma parte del estudio de la ex secretaria de Estado de Bush, Madeleine Albright quien, se supo "por cables de los diarios estadounidenses (...), pertenece al estudio contratado por los buitres para atacar" al país.
La Presidenta adjudicó a Guitérrez cinco puntos de ese plan desestabilizador que se encargó de citar textualmente:
"1.2. Propiciar ola de rumores para generar inestabilidad económica impulsando ataques especulativos para minar la credibilidad y confianza en el gobierno, sobre todo con la variación del tipo de cambio marginal o 'blue' que constituye un mercado ilegal promovido por cuevas financieras auspiciadas en forma indirecta por los bancos".
"1.3. Establecer una política agresiva en el mercado financiero internacional para impedir el acceso de la República Argentina a financiamiento en el mercado de capitales tanto del sector público como del sector privado con el objeto de asfixiar al gobierno e impedir a las empresas acceder a líneas de crédito".
"1.4. Propiciar una estrategia para ganar tiempo y lograr un acuerdo favorable a los intereses de los fondos buitres en el año 2016 con un nuevo gobierno, admitiendo los deseos que efectivamente un gobierno afín a sus intereses pueda gobernar el país a partir del 10 de diciembre de 2015".
"1.5. Contratar periodistas, medios de comunicación en Argentina y otros países para atacar al gobierno y financiar directa o indirectamente a políticos y sindicalistas de la oposición para esmerilar al gobierno y provocar acciones de desgaste permanente".
A reglón seguido, se preguntó: "Qué me decís de los puntos 1.1 y 1.2? Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Como en las películas viste?".
"Pero sabés que? -analiza la Presidenta en su cuenta de Twitter- esta película ya la vimos. Y la función terminó en el 2001 muy mal. Endeudamiento, entrega del patrimonio y miseria y tragedia para los argentinos. Lo están intentando otra vez.
Posteriormente, vinculó al ejecutivo de American Airlines con los fondos buitre. "A su vez también -añade Cristina-, ha sido miembro de la Junta de American Airlines Group de Administración desde la misma fecha...". Y para terminar menciona que "James Albaugh, asesor principal de The Blackstone Group LP, uno de los más importantes fondos de inversión financieros, que ingresó en la reestructuración soberana de la deuda argentina".
En estos días tan convulsionados el Gobierno ha apuntado a diferentes responsables a la hora de intentar explicar por qué sube el dólar blue.
Cristina también hizo referencia a los movimientos desestabilizadores sobre el tipo de cambio. Criticó a la prensa que titula con "el valor del dólar blue, un dólar ilegal, como si fuera ese el verdadero valor, y pronostican una cifra de 17 pesos”. Todo eso, "trata de generar un clima de mala onda y una fiebre bastante tonta".
Cada vez más analistas entienden que estas expresiones no deben ser tomadas como conceptos aislados sino, más bien, como un Gobierno que prepara el terreno para una eventual corrección cambiaria asociándola a “culpables” de este ajuste que, más temprano que tarde, deberá realizar producto de una inflación que ya se comió casi toda la devaluación de enero.