Desaparece una de las empresas "emblema" de la obra pública
La historia de Dycasa se remonta al 26 de noviembre de 1968, cuando fue fundada como filial local del grupo español Dragados para participar en el sector local de la construcción en todo el país y en algunas regiones límites.
Desde sus inicios, centró sus actividades en las obras viales; portuarias; de arquitectura; complejos hospitalarios; educativos; obras subterráneas; construcciones comerciales e industriales; obras hidráulicas y de saneamiento, obras para centrales nucleares y obras mineras.
En ese momento, la determinación de Dragados respondió a la necesidad de crecer en el extranjero en un momento en que la Argentina evidenciaba un crecimiento en la inversión en infraestructura pública.
La creación de Dycasa permitió a la empresa matriz aprovechar su experiencia y capacidades técnicas en un mercado con una creciente demanda de proyectos de infraestructura.
Modernizar su información
En su página web, la empresa explica que "cuenta con el apoyo y la experiencia de Dragados S.A., constructora líder de España, y de su holding, el Grupo ACS, que le permiten el acceso a una vasta experiencia y a procesos de investigación tecnológica".
Seguramente, en los próximos días los nuevos propietarios de la constructora deberán reformatear la página y actualizarla ya que ni el holding europeo está más ni la empresa seguirá operando como Dycasa.
Tal como informó iProfesional en octubre pasado, su accionista controlante vendió sus tenencias, representativas del 66% del capital y del 88% de los derechos de voto, a una sociedad recientemente conformada en la Argentina. Se trata de una empresa desconocida que firmó un contrato de compra venta de acciones mediante la razón social de Inversora Mercedes y que pertenece a Juan Ignacio Abuchdid; Ezequiel María Fernández y Martín Pablo Gándara.
Según el acuerdo, Dragados acepta vender a esta ignota sociedad anónima la totalidad de las acciones que posee en Dycasa a cambio de recibir solamente un pago de u$s2 millones. De esta forma, el grupo español concreta su salida del sector de la construcción argentino a solo 10 meses de la llegada del gobierno de Javier Milei.
Nuevo rumbo
En este contexto, durante una asamblea general ordinaria y extraordinaria celebrada este 5 de diciembre, se avanzó con la venta de la empresa y se aprobaron cambios para el futuro desarrollo y las operaciones que los nuevos propietarios encararán a partir de ahora en el mercado local.
Uno de los puntos tratados fue la renuncia en masa de todo el directorio de Dycasa y su reemplazo por ejecutivos que responderán a los nuevos dueños de la constructora como su flamante presidente, Ezequiel Martín Fernández; Gastón Alemán, Vicepresidente; Juan Ignacio Abuchdid, Gonzalo Venancio, María José Van Morlegan, Ricardo Zurlo como Directores Titulares, entre otros.
De igual forma, se aprobó el proceso de reorganización de la Comisión Fiscalizadora y la modificación de la denominación social y reforma del artículo primero del estatuto.
En este caso, los asistentes a la asamblea resolvieron por unanimidad de los votos presentes (81.603.254, aprobar el cambio de denominación social de Dycasa Sociedad Anónima Construcciones por el de IEB Construcciones S.A.
Negocios en picada
La decisión marca el final de una constructora que fue emblema de la obra pública en los últimos años, así como una fuerte protagonista de los períodos de la llamada "Patria Contratista" hasta que fue perdiendo negocios y resintiendo su caja y su situación financiera, al punto que su grupo controlante español debió, en varias oportunidades, enviar fondos frescos para sostener sus actividades en la Argentina.
Pero, con el desembarco del gobierno libertario y el "cierre" de la obra pública decretado por el presidente Javier Milei, la empresa profundizó su crisis. De hecho, tuvo que reorientar sus actividades hacia la minería y a inversiones industriales y obras públicas con financiación de organismos internacionales o con financiación privada.Un cambio que no alcanzó para reflotar su complicada situación, al punto que los nuevos dueños argentinos despedirán 80 de los casi 300 empleados Dycasa.
Para los flamantes propietarios, los activos de la constructora le permitirán posicionarse en un sector con alto potencial y valor estratégico como el de la construcción, particularmente en grandes obras de infraestructura.
Todos sectores que la ex constructora de Dragados fue incursionando durante su historia como cuando en el gobierno de Carlos Menem fue elegida para construir el penal de la ciudad bonaerense de Marcos Paz, con costos que desde el actual gobierno libertario critican por entender que fueron "triplicados".
Obras emblemáticas
Otras de las obras en las cuales participó Dycasa en sus años de operaciones fue, junto con el grupo cordobés Roggio, la construcción del nuevo desagüe cloacal de Mar del Plata, con un costo de $32 millones, así como la Central Nuclear Atucha II; una planta de Agua Pesada en Arroyito y una industrial de Papel de Tucumán.
En las décadas del 70 y 80, Dycasa se consolidó como una de las principales empresas de construcción del país, participando en proyectos relevantes de infraestructura, como la construcción de puentes, redes de saneamiento, instalaciones industriales y complejos residenciales.
Además, comenzó a incursionar en obras hidráulicas, eléctricas y de gas, así como en la construcción del sistema de autopistas urbanas en Buenos Aires y su colaboración en el desarrollo de plantas para diferentes industrias, incluyendo la petroquímica y la alimenticia.
En la década del 90, caracterizada por un proceso de privatización de empresas públicas y una apertura al capital extranjero, Dycasa participó en la modernización de la infraestructura del país a través de concesiones y proyectos de obras públicas. Una de esas obras fue la ampliación del Aeropuerto Internacional de Ezeiza; la construcción de centrales hidroeléctricas y la mejora de las instalaciones de transmisión de energía eléctrica.
Importante volumen de negocios
Con el cambio de siglo, sumó diversificación de sus servicios y puso el enfoque en proyectos de gran envergadura como su participación en la construcción del Metrobus de Buenos Aires o la edificación de la central hidroeléctrica de Punta Negra, en San Juan.
Hasta su venta, en octubre pasado, su core business era el de construcción de obras, la prestación de servicios relacionados con la construcción, y la participación en sociedades que tengan por objeto actividades conexas. Su volumen de negocios en cartera a ejecutarse en los próximos dos años de $22.359 millones, en viaductos, obras viales e hidráulicas y de saneamiento.
También importantes inversiones del sector privado en minería, obras de energía, plantas industriales en las cuales sus anteriores propietarios pretendían participar activamente a través de la presentación en dichas licitaciones "para mantener e incrementar su cartera y su volumen de negocios".
Del mismo modo, la empresa aspiraba a profundizar su participación en obras privadas en las infraestructuras de la industria minera. Sin embargo, los últimos años no fueron positivos para la empresa al punto que en el 2023 operó con patrimonio neto negativo, a pesar de que sus ejecutivos intentaron diversas soluciones para revertir el déficit, como la renegociación con clientes, la presentación de reclamos ante el anterior Gobierno y otras variantes.
En aquel momento, la solución llegó desde Europa, más precisamente desde España, país sede de Dragados S.A, que, a la vez, era acreedora de Dycasa, en casi 7 millones de euros que eligió no cobrar para "contribuir al funcionamiento de la sociedad", tal como lo explicaba en una nota enviada el miércoles 21 de junio del año pasado a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
El grupo español también llevó a cabo una evaluación de la situación de Dycasa y de sus necesidades de financiamiento y de posibilidades alternativas de obtenerlo teniendo en cuenta que venía acumulando serios problemas financieros y millonarias pérdidas que sufre desde hace ya varios años como las del 2022 y 2021 que fueron de $5.308 millones y $384 millones, respectivamente.
El 2023 no fue la excepción y la constructora cerró su balance con un rojo de $7.296 millones y, de nuevo, patrimonio neto negativo. También se le derrumbaron las ventas en un 41% y alcanzaron los $21.507 millones, su margen bruto ascendió a un valor negativo de $1.927 millones, afectado por el efecto de la inflación, debido a que las redeterminaciones de precios de las obras no reconocen el impacto real de la suba de costos. Además, dichas redeterminaciones sufrieron demoras importantes en su aprobación y pago, generando también un perjuicio financiero a la constructora.
Los resultados financieros ascendieron a un valor negativo de $4.445 millones, siendo muy similares al ejercicio anterior. Sin embargo, la sociedad tuvo que afrontar un mayor costo financiero como consecuencia de mayores necesidades de crédito, debido a las demoras que han tenido los distintos organismos en la aprobación y pagos de certificados de redeterminaciones de precios, y por otra parte también se originaron en el fuerte incremento de las tasas de interés, que superaron ampliamente el 100% nominal anual.