EMPRESAS CON HISTORIA

La historia de Testorelli 1887, la joyería más antigua de Buenos Aires

Tras cinco generaciones, la joyería aconseja ahorrar en joyas porque no tributan como otros bienes y se pueden dejar en herencia sin necesidad de sucesión
NEGOCIOS - 06 de Octubre, 2024

Con 137 años de historia, Testorelli 1887 es mucho más que una joyería de lujo; es un testimonio vivo de tradición, perseverancia y capacidad de adaptación de una familia que supo sostener su legado a lo largo de cinco generaciones. Fundada por el inmigrante suizo Don José Testorelli en 1887, como un pequeño taller dedicado a la reparación de relojes, joyas, armas y ópticas, hoy es emblema de elegancia y distinción en Argentina.

La historia de Testorelli 1887 está marcada por hitos que reflejan tanto la expansión del negocio como su conexión con la comunidad local. Uno de los momentos más icónicos ocurrió en 1913, cuando el fundador y su hijo, José Juan, construyeron el célebre reloj floral que aún hoy adorna la Plaza Mitre de San Isidro (Provincia de Buenos Aires). En esa época de prosperidad, la obra fue realizada por encargo del entonces intendente Adrián Beccar Varela, quien quiso replicar un reloj de Edimburgo (Escocia) que había visto en una postal.

 "El 31 de diciembre de ese año, a las 12 de la noche, los sanisidrenses se autoconvocaron en la plaza para darle marcha al reloj. Fue una fiesta, hubo músicos y bailarines. Ese reloj fue testigo de muchas declaraciones de amor", cuenta orgullosa Miriam Testorelli, bisnieta del fundador y actual vicepresidenta de la joyería.

Actualmente, la máquina del reloj fue reemplazada por un mecanismo electrónico, y la máquina original está exhibida, junto a las herramientas que se utilizaron para su construcción, en el Museo Archivo Municipal Beccar Varela de San Isidro.L

En 1944, tras el fallecimiento prematuro de José Juan, su hijo Norberto Testorelli tuvo que hacerse cargo del negocio familiar con tan solo 16 años, convirtiéndose en la tercera generación al frente de la empresa.

"Mi abuelo no quería que mi papá continuara sus pasos ni que fuera cuentapropista; él quería que mi papá estudiara y trabajara en un banco porque los banqueros tenían muchos beneficios. Pero mi papá eligió la vida de sacrificio porque amaba el oficio", relata Miriam.

Bajo el liderazgo de Norberto Testorelli, la joyería continuó prosperando y expandiendo su reputación. Su pasión recuerda su hija, era reparar relojes y lograba poner en funcionamiento piezas imposibles que nadie más había podido arreglar.

Concentrado, con ópera de fondo, hasta altas horas de la noche, Norberto trabajaba en el taller, que funcionaba en la misma casa familiar donde, con los años, crio a sus hijos.

La expansión de Testorelli en su centenario

Sin embargo, fue con la cuarta generación, encabezada por Miriam, Fabián y Gladis Testorelli, que la marca experimentó una verdadera transformación hacia el lujo y la exclusividad.

En 1987, coincidiendo con el centenario de la empresa, la familia Testorelli tomó una decisión clave para el futuro del negocio: iniciar la expansión de la joyería con la apertura de sucursales. Impulsada por la visión de Fabián Testorelli, esta nueva etapa comenzó con la apertura de la primera sucursal en Pinamar, un importante destino turístico de la costa argentina. Este fue un paso fundamental para posicionar la marca en nuevos mercados y acercar sus productos a una clientela más amplia.

Fabián Testorelli, actual presidente de la empresa, desempeñó un rol clave en la migración de Testorelli hacia un mercado de alta gama, logrando acuerdos de representación y comercialización con algunas de las marcas más prestigiosas del mundo, como Rolex, Cartier y Movado, entre otras. Este posicionamiento no solo consolidó a Testorelli como un referente en el mercado del lujo, sino que también redefinió el perfil de la joyería, orientándola hacia un público exigente y sofisticado.

Un desafío familiar y la continuidad del legado

La historia del negocio familiar no estuvo exenta de desafíos. A finales de la década de los 90, la empresa enfrentó un momento crítico cuando Fabián Testorelli, quien estaba liderando la expansión del negocio, se vio obligado a alejarse por problemas graves de salud. Miriam Testorelli, quien había estudiado periodismo y trabajado en medios antes de unirse a la empresa familiar, tomó las riendas y asumió la responsabilidad de mantener el negocio a flote. Sin realizar grandes innovaciones durante este período, logró sostener la estructura de la empresa, asegurando su continuidad en un momento de incertidumbre.

Con la recuperación de Fabián en 1995, los hermanos Testorelli retomaron los planes originales de expansión. Fue entonces cuando decidieron apostar por abrir sucursales en los principales shopping de Buenos Aires, comenzando por  Plaza Oeste Shopping.

A lo largo de los años, han abierto y cerrado distintas sucursales en los principales centros comerciales de Buenos Aires. No obstante, hoy la joyería Testorelli mantiene su casa central en San Isidro, en la histórica dirección de 9 de Julio 466, donde funciona desde 1928 y tiene locales en Unicenter, Alto Palermo, Dot Baires, Galerías Pacífico y una tienda en la coqueta Avenida Alvear en Recoleta.

Lejos de conformarse con el éxito alcanzado, la familia Testorelli sigue apostando por la innovación y la exclusividad: pronto inaugurarán su primera Maison en San Isidro con atención personalizada, diseñada para preservar la privacidad de sus clientes más exclusivos.

Mercado y un legado que se proyecta al futuro

En las últimas décadas, a raíz de las diferentes crisis económicas, el sector de la joyería fue adoptando un perfil más selecto, según explica Miriam. Sin embargo, no siempre fue así: "Recuerdo cuando, para el día del maestro, los estudiantes regalaban alguna pieza en oro. También para los cumpleaños de 15 se les regalaba a las chicas collares o pulseras de oro". Hoy en día, aunque se requiere cierto poder adquisitivo, las joyas siguen siendo una elección popular para fechas memorables, como casamientos, aniversarios o bautismos.

El ahorro en joyas

Miriam también destaca un aspecto importante del valor de las joyas: "Es recomendable ahorrar en joyas porque no tributan como otros bienes, se pueden esconder fácilmente y se pueden dejar en herencia sin necesidad de trámites de sucesión. Además, si llega el momento de necesitar el dinero, acá o en cualquier parte del mundo, las transformas en dinero". Al momento de comprar la joya tributa el 21% de IVA y el 25% de suntuario, pero todo al momento de la compra y por única vez.

Con aproximadamente 60 empleados actualmente, Testorelli 1887 sigue siendo un referente en la joyería y relojería de lujo en Argentina. Aunque, siguen porque, sin poder dar aún demasiados detalles, Miriam anticipa la apertura de una nueva unidad de negocio con una marca internacional y una boutique exclusiva.

La quinta generación, compuesta por los hijos de Miriam: Blas, Ignacio, Joaquín, Milagros ya está trabajando en la empresa o explorando otros caminos, como es el caso de Juan, que dirige su propia empresa de catering para eventos corporativos y sociales.

Con una combinación de tradición, innovación y un profundo respeto por su herencia, Testorelli 1887 sigue brillando como una joya que no pierde su esplendor, adaptándose a los tiempos y manteniendo intacto el espíritu emprendedor que la vio nacer. "A mis nietos les enseñé a modelar cera y se hicieron con alpaca sus propios colgantes", concluye orgullosa Miriam, quizás ya soñando con la sexta generación de Testorelli.

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