El costo laboral en dólares sube y empresas alertan que hay más problemas para competir
Al igual que una persona sale a hacer una recorrida con su auto por las rutas sin verificar si el vehículo tiene combustibles, el gobierno está armando un contexto económico sin tener claramente definido aún las condiciones que lo hagan posible. Si es que va a tener un esquema de dólar atrasado, que de acuerdo a su persṕectiva, sería 17% más bajo que el histórico, entonces deberá compensar la pérdida de competitividad internacional que le ocasionará a las empresas.
Según indican datos de la Fundación Observatorio Pyme (FOP), el nuevo esquema que intenta poner en marcha el Gobierno golpea sobre el 20% de las industrias, la mayoría pyme, que exporta habitualmente. Para el 80% restante, el problema mayor no es tanto la competencia externa sino la caída de la actividad.
Los $800 por cada dólar oficial con el que comenzó el programa, ahora se requieren $593, devaluando a solo el 2% mensual.
Si el peso se revaloriza frente al dólar, los costos internos en moneda local lo hacen del mismo modo. Sobre todo, teniendo en cuenta que los costos de las empresas tienen dos componentes: impuestos e infraestructura, en el caso argentino muy deficiente.
En el Gobierno se supone entonces que el esquema puede cerrar si se avanza con el paquete de la Ley Bases, que tiende a desregular mercados, aunque eso luce insuficiente. La ley busca mejorar la administración del Estado y reformular una parte acotada del mercado de trabajo, pero esos cambios llevan tiempo hasta que surten efecto.
El aumento de los costos en dólares complica a varios sectores
Un ejemplo de cómo afecta el aumento de los costos en dólares es lo que ocurre con el turismo internacional.
Según indica la Fundación Mediterránea en el corto plazo los turistas chilenos y brasileños perdieron 42% y 38% de capacidad de compra, respectivamente, desde diciembre hasta la actualidad. "Ese cambio drástico se prevé que impacte en la dinámica del turismo internacional en el país, especialmente en los próximos meses", estima el reporte.
Por su parte, en el mismo periodo la capacidad de compra de bienes y servicios turísticos en el exterior por parte de asalariados argentinos creció 57% (medida a dólar blue) y 20% (medida a valor de dólar "turista").
Esto no necesariamente se traducirá rápidamente en una suba del turismo emisivo, porque la población sufre las consecuencias del ajuste macro de los últimos meses. Pero sí podría ocurrir a mediano plazo.
Walter Morales, CEO de Wise, sostiene que "poner la casa en orden sin un programa micro, no alcanza". "Atrasar del tipo de cambio sin un programa de incentivo a las inversiones, no tiene sentido porque la mejora en el gasto público tiene como contrapeso una caída en la recaudación de impuestos por la recesión económica", explicó.
Morales advirtió que "la sociedad apoya, pero no tiene ‘tiempo’ de mirar al 2025 como propone Milei, por lo que se va a necesitar de un mayor pragmatismo desde el Gobierno para tener un puente hasta el próximo año".
¿Por qué el Gobierno retrasa la actualización del tipo de cambio?
Un régimen como el que plantea el ministro de Economía, Luis Caputo, de tipo de cambio retrasado, exige de una reducción de impuestos y de inversiones en infraestructura para reducir costos de transporte, entre otros, de manera mas o menos rápida.
Pareciera entonces que el Gobierno solo apura a retrasar el tipo de cambio mirando a un esquema de competencia de monedas, similar al que rige en Perú desde 1993. Con un peso revalorizado se necesitan menos dólares para liberar el mercado
"El problema es más político. El gobierno está reestructurando el estado. Solo le interesa acomodar la tesorería y capitalizar el balance del Banco Central y por eso no puede devaluar. Si lo hiciera habría que aumentar tarifas y subsidios y se perdería el superávit", explicó el consultor Salvador Distefano.
El analista detalló que el actual tipo de cambio es el que el gobierno necesita para recomponer el equilibrio de las cuentas del Estado, pero a su vez ese dólar no es competitivo para el sector privado.
Según consideró, el gobierno libertario tiene una "mirada sesgada hacia al sector público, pero tiene una mirada que apunte hacia los sectores productivos". Dicho en otras palabras, para Javier Milei y Luis Caputo, el actual tipo de cambio atrasado es el que se necesita para resolver el problema del déficit y del desequilibrio del Banco Central, y los sectores productivos deberán adaptarse a ello, por lo menos hasta el momento en que la economía vuelva a crecer y entonces se puedan reducir costos mediante rebaja de impuestos.
En el caso de la infraestructura o la energía, el proyecto de Ley Bases procura dejar todo a la iniciativa privada, en una suerte de revival de Programa de Participación Público Privada (PPP) de Mauricio Macri, que fracasó debido a los altos costos financieros que demanda a las empresas encarar inversiones a largo plazo por su propio riesgo.
El alto costo en dólares le pega a la competitividad
Una encuesta de la Fundación Observatorio Pyme demuestra que el alto costo en dólares que enfrentan las empresas conspira con la competitividad y por ende, en su predisposición a iniciar un camino de inversiones. "Cabe destacar que el aumento de la confianza de las PyME industriales no se traduce aún en un aumento del porcentaje de empresas que consideran que este es un buen momento para invertir en equipamiento", señala FOP en su último relevamiento.
Señala que "frente al aumento del 20% de la confianza empresarial, la proporción de empresas manufactureras que consideran que es un buen momento para realizar inversiones se mantuvo constante (24% en octubre ’23 y 23% en febrero ’24), mientras que en entre los empresarios del tecnología y software la consideración positiva del buen momento actual para invertir aumentó del 17% al 27% entre octubre ’23 y febrero ’24". En el segundo caso, el tipo de cambio no los afecta. Algo similar a lo que ocurre con las exportaciones del campo.
Vicente Donato, director del FOP, señala que la escasa disposición de los empresarios a invertir "no solo se debe a que está cayendo la demanda, que es algo de corto plazo, sino que muchos están a las espera de ver qué pasa, es decir que también hay incertidumbre".
"Todo aumentó en dólares, la energía, hasta los salarios aumentan dólares. A las empresas que no exportan le joroba para competir con el de al lado. Esto le pega al 20% que exporta", explicó.
Donato consideró que la Ley Bases no contempla, por ejemplo, una reducción de las contribuciones patronales para las pymes, para que puedan beneficiarse con el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). "En la ley Bases no aparece nada sobre el costo del trabajo", explicó.
En tanto, Hernán Letcher, titular del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) plantea que la idea que se sostiene desde el oficialismo que la Ley Bases va a servir para consolidar el esquema económico de Caputo es relativa. "El impacto no es inmediato", señala.
Letcher considera que el gobierno "se enamoró de la baja de la inflación". Precisó que eso ocasiona un riesgo y es que para poder sostener el tipo de cambio bajo el gobierno requiere de una "caída brutal de la actividad", lo que a su vez genera problemas en el sector público porque cae la recaudación.
"Un ejemplo de esto es la baja de la tasa, en otro contexto sería expansiva, pero eso no sirve. El empresario ve que no está vendiendo y por eso no le sirve", señaló.