Privatización de Aerolíneas Argentinas: el sueño de Eurnekián de crear un imperio turístico, cada vez más cerca
El empresario de origen armenio, Eduardo Eurnekián, siempre encontró en cada crisis una oportunidad y esta vez no sería la excepción.
Después de todo, los principales funcionarios del Poder Ejecutivo tuvieron un destacado paso por la Corporación América, el holding que incluye Aeropuertos Argentinas 2000 entre sus principales activos, pero que, también, tiene intereses en empresas de energía, petróleo, agroindustria, y FinTech, e incluyeron al propio presidente, Javier Milei en el pasado, aunque el caso más paradigmático sea el del Jefe de Gabinete, Nicolás Posse que, hasta que recibió el ofrecimiento de Milei para sumarse a su equipo, tenía un cargo gerencial en la sede central de la empresa de Eurnekián.
En este contexto de crisis política por la resistencia que enfrentan las reformas que busca llevar adelante la administración de Milei, Eurnekián está a punto de conseguir un sueño que persigue desde hace décadas. Crear un "imperio empresario" que reúna aeropuertos, compañías aéreas y complejos turísticos.
Los interesas que hay en torno a Aerolíneas Argentinas
Recorrer los pasillos del aeropuerto internacional de Ezeiza por estos días y dialogar con distintos trabajadores y referentes de diversas áreas de la aeronavegación, llevan a iProfesional a encontrar coincidencias entre los consultados, quienes, con reserva de nombre, explican que Aerolíneas Argentinas "será separada, reducida y, para muchos, despedazada durante el proceso privatizador que no solo incluyen las rutas aéreas sino, también, cuestiones propias de la actividad como los simuladores de vuelos o los talleres de mantenimiento de las aeronaves además de la puesta en valor de una marca muy instalada entre los argentinos".
En ese sentido, cobra relevancia los últimos pasos dados por el Gobierno nacional.
Luego de lanzar un plan de retiro voluntario para 8.000 trabajadores en tierra sobre un total de 12.000 empleados, el nuevo presidente de Aerolíneas Argentinas, Fabián Lombardo, comunicó a todo el personal que, a partir del 3 de abril próximo, deberán cumplir sus tareas de manera presencial.
Además, presentó un plan de negocios que redujo significativamente los aumentos salariales para el ejercicio 2024, pese a la inflación y recesión del país, que genera malestar entre los gremios aeronáuticos.
Por ejemplo, la Asociación Argentina de Aeronavegantes de Juan Pablo Brey, realizará asambleas sorpresivas en el aeropuerto Jorge Newbery, que derivarán en cancelaciones de vuelos por la incertidumbre que generan las medidas sobre los ingresos y el futuro laboral de los empleados en un contexto de privatización de Aerolíneas.
"Entre los gremios hay mucha preocupación por el futuro de toda la actividad", reconoce un piloto que está convencido de la decisión de Javier Milei de privatizar Aerolíneas, según los dictados de Eurnekián.
"A Lombardo, el nuevo director, que trabajó durante el gobierno de Alberto y Cristina Fernández como director comercial, le rechazaron los magros aumentos salariales propuestos para este año. Y, se la rechazó la Jefatura de gabinete, de Nicolás Posse en consulta con el ministerio de Economía, que maneja el joven manos de tijera, Luis Caputo", explica con humor el comandante.
Lo cierto es que, recientemente, Nicolás Posse decidió premiar a uno de los arquitectos de la política de cielos abiertos con la recreación de una oficina que había sido cerrada por Cristina Kirchner luego que Ricardo Cirielli de APTA fuera eyectado de ese cargo tras las denuncias que realizó en 2008 contra Ricardo Jaime que era su superior en la secretaría de Transporte.
La subsecretaría de Transporte Aéreo vuelve al organigrama ministerial de la Nación con nuevo nombre, antes se leía en su presentación, Transporte Aerocomercial, pero sus funciones son similares.
La nueva oficina estará a cargo de Hernán Adrián Gómez, experto en derecho aerocomercial, que analizó cerca de 200 artículos de las leyes aerocomerciales vigentes para modificarlas o cancelarlas y establecer una política de cielos abiertos.
Por qué ya se puede vender el paquete accionario de Aerolíneas
Ahora bien, un régimen aerocomercial en línea con el capital privado, como ensayó la gestión de Mauricio Macri, dejaría con pocas posibilidades de éxito a una eventual línea de bandera manejada por sus empleados, como propuso Javier Milei.
Aerolíneas Argentinas es una sociedad anónima, no es una sociedad del Estado, lo que la pondría más a tiro para ser adquirida, en algunas de sus partes, por empresarios privados como Eduardo Eurnekián.
Porque el decreto desregulador de la economía, que generó mucho ruido político con el rechazo que cosechó en el Senado nacional, establece la derogación del régimen de sociedades del estado, así como de toda normativa que impida la privatización de empresas públicas.
La transformación que no necesita Aerolíneas porque ya es una S.A., es condición necesaria para el resto de las sociedades del estado (S:E.) para poder habilitar la venta de paquetes accionarios en poder del estado a través del mercado de capitales. De esta manera, se elimina la necesidad de aprobar una ley de privatización en el Congreso para cada empresa en particular.
Además, se evita tener que vender la empresa a un solo operador. Cualquier inversionista puede adquirir parte de la empresa en la Bolsa de Comercio si se dispone que se realice una oferta pública.
El temor de muchos trabajadores es que no solo se interesen empresarios como Eurnekián sino fondos especulativos como Black Rock, entre otros.
Pero, los rumores corren como reguero de pólvora en las terminales de aeropuertos y el más fuerte que circula por estos días es que la Corporación América está mucho más cerca de adquirir parte de Aerolíneas Argentinas.
Mientras que, para los preciosos simuladores de vuelo ya habría interés de una empresa privada competidora de Aerolíneas en las rutas de cabotaje, así como para el mantenimiento en los grandes talleres, como el hangar 5, existe un claro interés de American Airlines.
El management de la empresa parece comenzar a prepararse con la idea de enfrentar un proceso privatizador que posibilite repartir la compañía. La operación de los vuelos, o sea, el mantenimiento mínimo, la carga del combustible y otros ítems, se enajenaría, por un lado. La capacitación, iría por otro carril y la infraestructura de grandes talleres quedaría para American Airlines u otra gran empresa aeronáutica del exterior.