Cuánta plata hay que invertir en una franquicia de chocolates y en cuánto tiempo se recupera
En el corazón del tradicional barrio porteño de Barracas, nació Chiazza, una chocolatería fundada hace 20 años por Carlos Grimaldi luego de que, en plena crisis, lo desvincularan de la empresa que trabajaba, llevándolo a emprender por su cuenta en el rubro. Arrancó en el fondo de la casa de su suegra y con la incorporación de sus hijos Renzo, Guido y Catriel la empresa inició un proceso de profesionalización que llevó a la marca a expandirse con 5 locales entre propios y franquicias.
Carlos Grimaldi trabajó durante muchos años en Águila, Copani, Nestlé y Amborosoli, cuatro de las principales empresas chocolateras de Argentina y el mundo. Sus hijos, adolescentes en aquel entonces y cursando sus estudios secundarios, aprendieron de él el arte de la bombonería y la chocolatería.
Un negocio de chocolate, familia y trabajo
Carlos, uno de los miles de trabajadores desvinculados de la industria durante la crisis de 2001, decidió autoemplearse aprovechando sus conocimientos del rubro y los moldes de bombones que la empresa Ambrosoni le dio como parte de pago por indemnización.
Comenzó en el fondo de la casa de su suegra, cuyo apellido es Chiazza, y en honor a ella, nombró marca. "Inició con una oferta de bombones tipo suizos pero económicamente el negocio no era sostenible para mantener a la familia. Por lo que tuvo que volver a salir a trabajar en relación de dependencia. Sin embargo, conservó el emprendimiento como segunda actividad con la ayuda de nuestra madre, quien a su vez era docente de educación física, cuenta Catriel Grimaldi a iProfesional.
Sin embargo, el boca a boca empezó a circular, y el dulzor del chocolate encendió los sentidos del barrio. No pasó mucho tiempo para que el primer vecino se animara a tocar el timbre de la casa para comprar una caja de bombones, que hasta entonces solo vendían algunas pocas panaderías.
Tras la muerte repentina de la madre de los tres hermanos, su padre, por invitación de sus hijos, decidió dejar su trabajo en relación de dependencia para hacerse cargo de la planta que sus hijos habían resuelto poner cuando la casa de su abuela les quedó chica. Entendieron que debían incorporar maquinaria y tecnología para satisfacer la creciente demanda de los locales.
"Con la planta, que está también en Barracas, lanzamos más productos y pudimos empezar a pensar en poner franquicias, ya que con ella sí teníamos la tranquilidad de poder abastecer más locales. Hoy producimos entre 300 y 400 kilos de chocolate diarios, pero aún tenemos capacidad para cuadruplicar la producción", explica Renzo Grimaldi. Actualmente,Chiazza ofrece una gran variedad de productos, desde bombones y tabletas hasta postres y alfajores.
Hace unos 5 años, Chiazza abrió su primera franquicia en el barrio porteño de Caballito. "Para seguir creciendo con locales propios se necesita una estructura muy grande porque es sumamente importante estar en el local y la realidad es que entre la planta y los locales propios ya no podríamos ocuparnos con la misma eficiencia de más locales. Por lo que las franquicias se presentan como una oportunidad de crecer con franquiciados activos que estén en el día a día de la operación", explican los hermanos Grimaldi.
El éxito de Chiazza, aseguran los Grimaldi, se debe a la variedad y calidad de sus productos y al equipo de trabajadores y profesionales que los acompañan para ofrecer a sus clientes y franquiciados la mejor experiencia.
Para abrir una franquicia Chiazza se necesitan desde u$s29.000 dólares
Basados en el éxito de la primera franquicia de la marca, los Grimaldi decidieron contratar al Estudio Canudas para que los ayude en la búsqueda de socios que compartan su pasión por el chocolate y estén comprometidos con la excelencia de atención.
El plan, confiesan los Grimaldi, es abrir al menos 3 franquicias en 2024 para llegar a las 40 en 5 años. Chiazza, aseguran los socios, es un negocio rentable porque funciona como regalería en fechas clave como el Día de la Madre, de los Enamorados, del Maestro y de la Secretaría, solo por nombrar algunas del calendario.
Aunque los franquiciados de Chiazza recibirán todo el apoyo necesario para iniciar su negocio, aseguran que es de fácil manejo ya que no tienen que ocuparse de la elaboración de productos sino solo de la comercialización. De hecho, cada local funciona con uno o dos empleados, dependiendo de la participación del franquiciado en el día a día.
La inversión total aproximada para abrir un local Chiazza de unos 40 metros cuadrados ronda los u$s29.000 entre canon de ingreso y mercadería inicial. Eso sí, aclaran, se manejan llave en mano para asegurarse de que el local cumpla con la estética y la identidad de la marca. El retorno de la inversión, estiman los socios, se logra entre los 18 y los 24 meses.
"Aunque estamos abiertos a aceptar franquiciados de todo el país, arrancaremos más proactivamente por Capital y Gran Buenos Aires, que es donde por ahora tenemos mejor resuelta la logística. Apuntamos a las principales avenidas de los barrios y a franquiciados que sean también del barrio", dice Catriel.