Es argentino, se fue a andar en bicicleta por África e ideó una startup para reducir la huella de carbono
Pablo Francisco "Bana" Borrelli nació en Río Gallegos. Economista, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), tiene una visión socio-ambiental sobre la producción ganadera que heredó de su padre Pablo Borrelli, cofundador de Ovis 21 y quien lo introdujo en el mundo del manejo holístico de los campos, es decir, la regeneración de los pastizales y los suelos mediante una práctica planificada del pastoreo en la que los animales no quedan estancados en un solo lugar y en la que tampoco se apuesta al monocultivo.
Trabajó durante dos años en Latam, la empresa aeronáutica, como Revenue Management Analyst, hasta que sintió que esa etapa había llegado a su fin y decidió irse a andar en bicicleta por África durante tres años. Allí conoció otro tipo de vida y conectó a nivel social con sus habitantes.
"Estuve en países complicados como Sierra Leona, pero la gente es buena y te quiere ayudar en el 99% de los casos", narra a iProfesional. "Descubrí que los días más felices eran durmiendo en la banquina, eso me seteó mucho para ver qué quería hacer con mi vida y cuáles eran mis ambiciones, específicamente en lo material", añade.
Durante su estadía en Monrovia, la capital de Liberia, recibió un correo electrónico de su padre en el que le adjuntaba una charla TED del ecólogo y ganadero zimbabwense Allan Savory, que en la misma explicaba los impactos del manejo holístico de la ganadería y los avances que había logrado implementando este sistema.
"Fue un momento muy especial: era la madrugada, yo no tenía computadora ni celular y estaba viendo en una laptop que me prestaron unos amigos esta charla que me emocionó muchísimo y en la que siento que conecté por primera vez con el laburo de mi viejo", expresa. "En esa charla Savory mencionaba a mi papá como referente latinoamericano de la ganadería regenerativa y eso me marcó", recuerda.
Ese viaje fue el puntapié de este joven de 37 años para sumergirse en el mundo de la ganadería regenerativa de la Argentina y América Latina, y motivarlo para dar forma a Ruuts, la startup que fundó recientemente con una inversión inicial de u$s100.000, que está impulsando la regeneración de suelos en 3 millones de hectáreas de la Patagonia -lo que representa el 5% de la superficie de la región- y también en 500.000 hectáreas de Sudamérica.
Vuelta a la Argentina y empleo en la empresa familiar
Bana regresó a la Argentina para trabajar en Ovis 21, la empresa familiar que creó su padre. Fueron tres años en los que se sumergió en el mundo de la ganadería regenerativa y aprendió los conceptos fundamentales del manejo holístico de los campos hasta convertirse en un experto en la materia.
Luego de esos tres años, volvió a pedalear seis meses por África y ahí sintió de manera definitiva que la regeneración ganadera era su camino. "Sentía que en la empresa familiar tenía un techo y que de alguna manera necesitaba comprarme aire, así que volví a Argentina convencido de que quería emprender y que ese proyecto tenía que estar atado a todo lo que venía haciendo con Ovis, pero desde un lugar distinto", destaca.
A partir de entonces, se dedicó a cranear la idea del que sería su nuevo negocio: "Conocía el mundo de los créditos de carbono y sabía que algunas startups estaban intentando incursionar en el tema. Junto a unos amigos sentimos que podíamos ser un player en este segmento y meternos", apunta el CEO de Ruuts.
Con Ovis 21 abordaban ya la difícil tarea de transformar a un productor que utilizaba prácticas antiguas en uno que adopte el manejo holístico. Eso los hizo pensar que también era posible hacer la "otra parte", es decir, la del mercado de créditos de carbono que se generó a nivel global, en el que multinacionales, grandes empresas y empresas B pueden compensar sus emisiones de dióxido de carbono invirtiendo en proyectos que mitiguen los gases de efecto invernadero como la reforestación y la captura de CO2.
De esta manera, explica a iProfesional, "un pequeño productor que tiene un campo y aplica el manejo holístico ganadero puede mejorar la calidad de sus pastizales y lograr que su suelo tenga una mayor cantidad de captación de dióxido de carbono, lo que le permite calificar para aplicar a estos créditos y recibir dinero en dólares que abonan las grandes empresas para mejorar su imagen a nivel ambiental".
La importancia de la "Bomba de Carbono" en el proyecto de Ruuts
Según explica el emprendedor, "la Bomba de Carbono tiene que ver con darle el tiempo al pastizal de descanso suficiente para que su capacidad de captación de carbono sea maximizada. Se trata de administrar este tiempo que permite que el suelo empiece a acumular materia orgánica y a llenarse de carbono y es algo que se logra a través del manejo holístico de los campos, con un pastoreo planificado dos veces por año, en el que los animales no sean sedentarios y vaguen libremente por los suelos".
Lo que hace Ruuts es definir una línea de base y cuál es el stock actual de carbono que tiene un campo. Esa tarea la empieza cumplimentar un técnico que concurre al campo con un calador, hace un agujero de unos 30 centímetros y toma los muestreos que luego son enviados a un laboratorio.
Esta técnica es la más robusta que existe para medir el carbono y, si bien requiere de un costo inicial para el productor, el proceso es fundamental para generar luego los créditos de carbono que le permitirán cobrar dinero en dólares a los dueños del campo.
La cantidad de captación de carbono depende de cada campo y en qué ecorregión esté situado, además de qué tan bueno sea el manejo holístico que viene aplicando el productor. También es muy importante el tema de las precipitaciones: "Si no hay lluvia no hay magia", destaca el economista.
Cuánto pagan los créditos de carbono al productor
"Hoy en el mercado este tipo de créditos son muy valorados porque tienen impacto ambiental: estamos en un proceso de regeneración, de recuperar biodiversidad, de recuperar el ciclo del agua y también el ciclo social, porque permite producir más alimento, de mejor calidad y mintiendo esa estructura de. La vida en el campo, los pueblos y la industria", comparte Borrelli.
Son los más valorados por las empresas y en el mercado internacional se está pagando entre u$s15 y u$s20 por cada tonelada de carbono regenerada. Las multinacionales y empresas de gran envergadura compran este tipo de créditos a los pequeños productores ganaderos porque quieren demostrar que además de estar trabajando en reducir su propia huella de carbono compensan lo que no logran reducir con proyectos que saquen carbono del aire o que eviten emisiones de CO2.
Según detalla, "es una forma de mostrarse activas y con responsabilidad en tiempo donde la problemática del cambio climático está expuesta en todo el mundo y presión sobre las empresas que no tienen o demuestran una política activa del cuidado del medioambiente. En ese contexto hay muchas empresas tecnológicas, aerolíneas y empresas de energía que siguen este camino. "También están las denominadas ‘Empresas B’, que cada vez son más y quieren ser parte de la solución de esta problemática.
Cómo funciona Ruuts
La empresa oficia como un intermediario entre los productores que capturan dióxido de carbono y las grandes empresas que quieren comprar estos créditos para reducir su huella y mejorar su imagen ambiental. En ese camino una de las partes centrales de su negocio es certificar los resultados de captura de carbono ante VERRA, una organización sin fines de lucro responsable de verificar en el mercado internacional la generación de créditos de carbono.
Además, Ruuts tiene distintos mecanismos de trabajo, uno de ellos ofrece la posibilidad de que el productor acceda a un pre financiamiento por parte de la empresa, el cual luego podrá ir pagando con los créditos de carbono que vaya generando. "La inversión de un productor pampeano de 200 a 500 hectáreas es bajísima teniendo en cuenta el potencial de mejora que tiene con el manejo holístico de los campos", explica.
La startup cuenta actualmente con dos programas de generación de créditos de carbono: POA, destinado a la región de la Patagonia Argentina, y SARA, orientado a campos radicados en la Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay.
De acá a cinco años, Borrelli apunta a regenerar al menos 10 millones de hectáreas de suelos en Latinoamérica, lo que equivale a remover 20 millones de toneladas de C02 (dióxido de carbono) del medioambiente, con la participación de dos mil productores ganaderos que abracen el manejo holístico de sus campos como técnica productiva sustentable.
"Estamos ante una oportunidad enorme y tenemos la pelota en nuestra cancha, porque contamos con las herramientas y los recursos para generar un impacto positivo, como el hecho de contar con un pre financiamiento de infraestructura para los proveedores. Lo más difícil es lograr que el productor esté dispuesto a cambiar prácticas que viene realizando hace 200 años", concluye.