Los peores errores que cometió el fundador de Chocorisimo y que lo marcaron para siempre
"Tenía 22 años, 5 locales, mi negocio era un boom y tuve que cerrar todo en un mes por un error que me marcó para siempre", recuerda Esteban Wolff, socio fundador de Chocorisimo.
Fracasar en los negocios es una experiencia común en el mundo empresarial, si bien el fracaso puede ser desalentador también puede ser una buena oportunidad para crecer y aprender de esos errores.
"Al principio hice todo mal. Era un inexperto en los negocios, no tuve visión de futuro y tampoco estudié a la competencia", cuenta.
Hoy Wolf es CEO de Chocorísimo, una fábrica de helados disruptiva con visión internacional, que se especializa en el desarrollo de productos innovadores y sustentables. Cuenta 35 locales y exporta a tres países.
Historia 1: el negocio de los radiomensajes
Le iba muy bien y de un día para el otro desaparece el negocio por un desliz que cometió. "Yo pensé que el celular no tenía futuro". Esteban siempre quiso ser un empresario exitoso. ¿Qué significa esto? Crecer con su empresa, generar buenos ingresos, ser reconocido, etc. No obstante, su madre lo motivaba a que consiguiera un trabajo estable, en el supermercado que trabajaba su hermano.
Un día leyenda el diario encuentra una publicidad de un americano con un radiomensaje en la mano y decía que este aparato era el futuro de la comunicación. Ahí está el negocio, pensó: ¡Quiero vender radiomensajes!
Se contacta con la empresa americana y se postula para vender el aparato de manera independiente. "Recuerdo que a mi grupo de amigos se los vendí para salir los sábados a la noche. También al servicio de Penitenciario Federal para que estén alertas ante un caso de motín", detalla Wolff. El emprendedor vendía una situación hipotética que podía y la solución que había con el uso del aparato.
"Yo vendía grupos de WhatsApp", detalla. Empezó a vender, vender y el negocio comenzaba a crecer con sucursales de venta del aparato al público, etc. Hasta que nace Movicom, una empresa de telecomunicaciones creada en 1989. La compañía comenzó a regalar el aparato a empresarios, emprendedores, a todos los que tenían ingresos reales. Ellos lo único que abonaban era el servicio.
De un día para el otro, Esteban pasó de vender 450 equipos por mes a vender cero: tuvo que despedir gente, cerrar locales, etc.
- Error: "No saber entender que venía una nueva tecnología que iba a desplazar al radiomensaje. Yo pensé que el celular no tenía futuro, que solo era para un nicho de gente", se lamenta el emprendedor y lo relaciona con su falta de experiencia.
- Moraleja: aprender que las tecnologías vienen para quedarse.
Historia 2: el negocio de Ferrylineas, competidora de Buquebus que era líder en el mercado
Tras la llegada de Movicom, Esteban se quedó sin trabajo. A través de un amigo que trabajaba en Ferrylineas, lo convence a éste de trabajar en esa empresa. Pero, la compañía iba para atrás con la gigante de Buquebus.
Estudia el mercado y convence a su amigo para quedarse con el restaurante y en el freeshop de Ferrylineas; y se le ocurre la gran idea de regalar pasajes a Colonia, a fin de que la gente consumiera arriba del barco. "Entonces, nos fuimos a las empresas para que regalen viajes gratis a los empleados", recuerda.
"Ese verano terminamos transportando a Colonia un millón de pasajeros. Nosotros ganamos el 80% del mercado a Colonia. Fue una locura", relata el emprendedor. Pero, el negocio no prosperó. "Buquebus – a través de un testaferro- compra Ferrylineas y la cierra", asegura Wolff.
- Error: no haber estudiado a la competencia.
- Moraleja: aprender a mirar el mercado.
Historia 3: un locutorio y la carta documento
Wolff no tuvo mejor idea que ofrecer exhibidores con biromes, rollos de fotos, pilas y block de papelitos a los locutorios. "Armo el exhibidor de hierro pintado y lo llamé Plus Time, más tiempo para comprar cosas", detalla el fundador de Chocorísimo.
Logró instalar 241 exhibidores en los locutorios. Sin embargo, cometió un error divino: instalar el exhibidor detrás de la cajera para que estuvieran visibles. Y atrás de la caja estaba el logo de Telecom. "Entonces, yo iba y colocaba el exhibidor arriba del logo de Telecom o lo sacaba", comenta.
Al enterarse la empresa de telecomunicaciones, envió una carta documento a todos los locutorios y a él sin conocerlo, preguntándole quién había autorizado a sacar los logos de Telecom y colocar el exhibidor Plus Time.
En síntesis, el empresario tenía 241 exhibidores y no sabía que hacer. Hasta que nació la idea de ofrecerlos en las farmacias. Fue un muy buen negocio. ¡Estaban en el 86% de las mejores farmacias de Buenos Aires!
Esteban Wolff es un empresario exitoso, una persona resiliente que tiene la capacidad de adaptarse a situaciones adversas con resultados positivos. Sabe reconocer los fracasos y apostar al futuro. "Entender que estás haciendo mal, para mí sin duda es no bajar los brazos", concluye el emprendedor.