De empleado a dueño: compró la marca Olmo cuando estaba quebrada y hoy vende 36.000 bicicletas al año
Ángel Berman era gerente general en una fábrica de bicicletas. La llevó en los 80 al estrellato gracias a su iniciativa de comprar la marca Olmo y sumar nuevos canales de venta. Su rol fue tan clave que cuando renunció, la empresa entró en crisis y quebró. Por fortuna para los fanáticos de la marca, Berman aprovechó la oportunidad y compró los activos de la empresa. Superando crisis tras crisis y hoy en manos de la segunda generación, Olmo Bikes fabrica y vende alrededor de 36.000 bicicletas al año apostando por la calidad y el diseño.
El nombre Olmo se registró como marca hace unos 50 años por un grupo de importadores de bicicletas, pero que nunca le llegaron a asignar a ningún producto y que Ángel Berman les compró para la fábrica de bicicletas Mariló donde ocupaba el cargo de gerente general.
Era 1975 y la empresa, que tenía su planta de producción en Merlo, estaba bastante bien posicionada en el mercado con sus marcas de bicicletas Gala y Mini Gala. Sin embargo, Olmo sería su apuesta para llevar a la empresa a la cima con un nuevo canal de distribución: las casas de electrodomésticos.
La apuesta de vender bibicletas en casas de electrodomésticos
"Mi padre venía del rubro y conocía muy bien el modo de funcionamiento de esos puntos de venta. Hoy es común ver en un mismo salón de ventas a una bicicleta con un televisor, pero en ese entonces fue una idea totalmente innovadora porque las bicicletas se vendían solo en las bicicleterías. Por lo tanto, mi padre le amplió el horizonte de ventas a Mariló y le dio un crecimiento muy importante", cuenta Sergio Berman, actual presidente de Olmo Bikes.
En los ’80 la marca Olmo se hizo conocida y más las bicicletas ruteras a partir de auspiciar al ciclista multicampeón Marcelo Alexandre y las motocross (BMX) con el éxito de taquilla Los Bicivoladores. Sin embargo, empezaron a aparecer diferencias de criterio con el dueño de la empresa y en 1985 Berman decidió renunciar a Mariló para asociarse un año después con Alberto Tandecarz, un fabricante de rodados infantiles como triciclos y pata patas.
"Mientras mi viejo repite la fórmula de éxito fabricando y distribuyendo distintas marcas con la nueva empresa que se llamó Rodados Junior, Olmo siguió su camino, pero de la cima al valle sin mucha escala hasta que quebró y mi viejo decidió en 1997 comprar los activos de la marca", relata Berman hijo quien entró en ese entonces a la empresa al terminar el colegio.
De empleado a dueño de la fábrica de bicicletas
Sin embargo, ser dueño de aquella marca que había desarrollado como empleado no fue tan fácil; para comprarla él y su socio se habían endeudado, el mercado ya no era el mismo y la crisis del 2001 empezaba a emerger.
Hasta 1975, explica Berman hijo, una bicicleta se fabricaba con componentes nacionales, había fábricas de cada uno, pero la apertura a las importaciones del 76 los complicó seriamente y muchos quebraron. Pero además, la internacionalización que llevó a la especialización paulatina fue cambiando los reglas de juego y desde los 90 hay países que se dedican a fabricar determinados productos y otros, otros; por lo tanto, ya no hay bicicletas 100% nacionales sino que contienen componentes de marcas nacionales e internacionales como Shimano que es japonesa y otras de China y Taiwán.
"Hoy ya no es posible que una empresa tenga el liderazgo como lo tuvo Olmo en su momento porque la cantidad de jugadores de esos años era muy diferente. No puedo precisar exactamente, pero hace 50 años eran realmente pocos los jugadores y desde los 80 fueron apareciendo muchos más teniendo en cuenta a las empresas nacionales y distribuidores o agentes oficiales que trabajan exclusivamente con productos importados. Actualmente fabricantes debemos ser unos 20 y, por ejemplo, importadores de repuestos de bicicletas hay 144", detalla Sergio Berman a iProfesional.
A pesar del contexto, Berman y Tandercarz entendieron que comprar los activos de Mariló bien valía el esfuerzo e invirtieron $1.000.000, quedándose con la marca Olmo y no menos importante para los socios que tercerizaban la producción, con dos plantas y sus máquinas.
En julio de 1999, ya como Olmo Bikes, relanzaron la marca, pero el problema fue que la crisis les complicó los planes y, aunque salieron triunfantes, llegaron a tener la soga al cuello: "Estuvimos concursados, pero por suerte pudimos renegociar con los acreedores, levantar el concurso y evitar la quiebra. Pero aunque en la práctica el concurso se logró levantar casi inmediatamente, el trámite tardó como diez años. Por lo que a pesar de lograr a partir del 2004 ser una empresa pujante tuvimos el acceso al crédito totalmente restringido".
Por eso, remarca el empresario, Olmo Bikes resultó una empresa finalmente saneada gracias a que cada mejora que se hizo, como la ampliación de su planta, fue siempre la reinversión de fondos propios. Berman y su socio apostaron por Olmo y no les fue nada mal, pero la realidad, compara su hijo en relación al éxito de la marca en los 80, a los nuevos dueños el contexto le hizo más complicada la gestión. "Los cambios del mercado, las crisis, la aparición de nuevos jugadores y la apertura indiscriminada de las importaciones durante el macrismo hicieron que todo se complicara más", relata.
Nuevos productos para superar la estacionalidad de la bicicleta
Para superar la estacionalidad de las ventas de bicicletas, más demandadas para las fiestas y Día del Niño, Olmo Bikes tiene la línea fitness hogar que lógicamente además de bicicletas fijas y de entrenamiento, incluye también cintas, escaladores y maquinarias de musculación.
"El reparto del negocio entre las dos unidades va variando, pero la pandemia niveló la demanda. Al principio exacerbándola y después estabilizándola a niveles un poco superiores a la pre pandemia, pero entre ellos nivelados", comenta el empresario.
Podrá sonar trillado, advierte Berman, pero en este contexto en el que hay bicicletas debajo de cada piedra, la clave es posicionarse en un rango de precios medio apostando al diseño y la calidad por sobre el volumen de venta. Hoy la empresa emplea alrededor de 45 personas y ensambla unas 3.000 bicicletas por mes que venden a través de una red de 600 distribuidores a todo el país.
"Desde el 2003 hasta el 2017, la empresa tuvo un crecimiento continuo, pero con el gobierno de Macri se puso más difícil porque se combinó la apertura de las importaciones, los nuevos jugadores que entraron gracias a las SAS de un día al para importar en un contexto de contracción del consumo. Y ahora seguimos lamentablemente igual: con muchísimos jugadores en un mercado interno complicado con sueldos con pérdida de poder adquisitivo quedando las bicicletas cada vez más alejadas", analiza.
En cuanto a las importaciones y exportaciones; tiene una posición tomada: ni cierre total, ni apertura indiscriminada de las importaciones. "Se trata de importar y exportar inteligentemente. Como consumidor uno querría tener de todo, pero hay también una trama industrial a la que no se le puede dar la espalda y hay que saber administrar. Nosotros no estamos exportando porque con el modelo de especialización actual no resulta eficiente, pero además porque los países suelen tener barreras proteccionistas que resguardan a los fabricantes locales. En Argentina esas barreras ahora por suerte volvieron a ponerse y si bien no son restrictivas exigen requisitos que dificultan más el acceso", concluye el empresario.