Ley de alquileres: qué es lo que se definirá en agosto y cuáles son las condiciones a las que volvería el mercado

A muy pocos días de que concluya julio, inquilinos, propietarios y el sector de la comercialización aguardan con expectativa el retorno de la discusión de la ley vigente en el recinto del Congreso. La cita será el 23 de agosto y los actores mencionados confían en que ese día se logrará, finalmente, dar el primer paso para la derogación del marco actual. Según señalan actores del ámbito inmobiliario, la oposición en conjunto se pronunciaría en ese sentido y también se aguardan por algunas expresiones en sintonía por parte de algunos legisladores del oficialismo. Mientras tanto, la suba en los ajustes anuales de los alquileres sigue por encima del 100 por ciento.

Durante la fecha de agosto la Cámara de Diputados discutirá una derogación que, comentaron a iProfesional fuentes de organizaciones como el Colegio Inmobiliario Profesional (CPI), "encuentra a la oposición unida para terminar con la ley actual".

"Los bloques entienden que la ley tal como está no da para más. Asumen que mientras tengamos este régimen de contratos y ajustes la oferta no dejara de mantenerse por el piso. Y los valores continuarán subiendo a niveles imposibles", dijo a este medio Marta Liotto, titular del CPI.

De ocurrir finalmente la derogación, el mercado pasaría a funcionar a partir del Código Civil. Precisamente, ese cuerpo de normativas también sería objeto de modificaciones en el ya cercano 23 de agosto.

"En la Cámara de Diputados está bien consolidada la idea de que este es el peor de los escenarios. Y que cualquier modificación que se lleve a cabo será un alivio para un mercado que se apagó casi por completo. La derogación implicaría volver a las condiciones en las que se operaba antes de la ley vigente", comentó la directiva.

Si hay derogación ¿qué normativa regulará el mercado de alquileres?

Según Liotto, el régimen que continuaría a la normativa actual retomaría los contratos a dos años con ajustes semestrales.

"Antes operábamos, justamente, con ajustes cada 6 meses que incluso se negociaban en situaciones en que el inquilino de pronto no podía pagar. Era dialogado entre las partes y con la inmobiliaria en el rol de la mediación. El valor no era determinado por la inflación del momento sino que se negociaba con anticipación", señaló la entrevistada.

"Previo a esta ley el máximo aumento que se dio fue del 20 por ciento semestral. Ahora estamos hablando de incrementos superiores al 100 por ciento cada 12 meses. Incluso en contextos de inflaciones superiores a la que transitamos hoy las subas nunca estuvieron en los niveles que tenemos ahora", agregó.

La directiva afirmó que, a raíz del contexto de incrementos actuales, se multiplican los inquilinos que no pueden afrontar los costos rescinden sus contratos mucho antes de los 3 años que establece la ley.

"El 23 de agosto se dará un paso importante siempre y cuando los Diputados no cambien a último momento sus posiciones. Confiamos en que no será así. Entendemos que ya en la Cámara de Senadores avanzará rápido porque sus representantes tienen el pulso de lo que está ocurriendo en cada provincia a partir de esta ley", dijo.

El salto del "blue" pega en la compraventa

A la par de la situación con los alquileres, los comercializadores afrontan una nueva tormenta a partir de lo que viene ocurriendo con el dólar paralelo. El movimiento del "blue" por encima de los 500 pesos frenó por completo las tratativas que se venían llevando a cabo y los propietarios entraron, otra vez, en fase de espera.

Si bien los comercializadores señalan que la disparada de la divisa estadounidense podría activar una nueva baja en los valores, lo cierto es que los dueños se mantienen renuentes a negociar en esta instancia de inestabilidad cambiaria. Mientras tanto, el stock de inmuebles a la venta sigue rompiendo todas las marcas.

Desde CPI consideraron que las operaciones recién podrían retomarse en un lapso de 20 a 25 días si es que logra estabilizarse el nuevo valor del "blue".

La perspectiva en ese sentido es pesimista: en la entidad señalan que se multiplican las voces que afirman que el valor del dólar, aún en el orden de los 525 pesos, sigue "atrasado" y que el salto debe ser superior.

La posibilidad de ese incremento, o en todo caso la fluctuación permanente, complica a las inmobiliarias y obliga a revisar los valores de los inmuebles. Por otra parte, la misma incertidumbre "enfría" a quienes buscan casas o departamentos en tanto consideran que pueden hacer valer un poco más sus billetes si postergan la operación.

El resultado de esa decisión, combinada con la cautela de los propietarios –quienes buscan sostener las cotizaciones actuales–, redunda en un parate en la actividad de los comercializadores que por el momento no parece tener un fin cercano.