La mayor distribuidora de electricidad del país advierte riesgos para su operación
Tal como viene sucediendo en la última década, cuando acumula balances negativos por más de $60.000 millones que sirven para entender el preocupante escenario que viene atravesando Edesur a partir de las políticas oficiales para el sector, durante los primeros tres meses de este año la distribuidora suma un EBITDA negativo de $11.932 millones de pesos.
Si bien en el mismo período, la compañía invirtió $7.290 millones, las razones de su permanente crisis financiera se deben a que el incremento en los costos operativos al ritmo de la inflación fue superior al incremento de los ingresos, una ecuación que se repite año tras año.
El escenario terminó por convencer al grupo Enel, dueño de Edesur, de desprenderse de todos sus negocios en la Argentina, objetivo que debería estar cumplido antes de que finalice este año al punto que ya salieron a buscarle un nuevo dueño a la distribuidora mediante un mandato de venta que tiene el banco Santander.
Los vaivenes de la política oficial, sumando a los años de congelamientos y aumentos restringidos ha desgastado las estrategias comerciales de la empresa que debe aceptar competir en un negocio donde las ganancias se encuentran reguladas pero los costos crecen a la misma velocidad que la inflación.
De hecho, Edesur es hoy la distribuidora que mayor dinero perdió en la Argentina, que tiene las tarifas más bajas del país y de Latinoamérica y la que más cortes de luz ha generado en su zona de influencia, como el de principios de febrero que volvió a causar una fuerte disputa con el Gobierno que llegó hasta la amenaza de anular la concesión de la compañía.
Subas insuficientes
El problema está en que los últimos aumentos otorgados por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), compensan una disminución de los subsidios que el Gobierno dispone para la política tarifaria pero no generan ingresos adicionales para la compañía que ofrece sus servicios a cerca de 2,5 millones de clientes, llegando a más de dos millones de hogares y abasteciendo a comercios y a grandes empresas.
Su área de concesión es de 3.300 km2 y abarca la zona sur de Capital Federal y 12 partidos de la provincia de Buenos Aires.
Al respecto, Claudio Cunha, Country Manager de Enel Argentina, fue contundente al advertir que las tarifas otorgadas por el organismo oficial bajo el esquema del llamado Valor agregado de Distribución (VAD) fueron diferidas a los meses de abril y junio.
"Con esta dilación, resultan insuficientes para hacer frente a la operación de la compañía e incrementar las inversiones, motivo por el cual se está trabajando junto a las autoridades para conseguir los fondos que nos permitan hacer frente a las obras", expresó el ejecutivo de origen italiano.
Se trata de un plan diseñado entre el interventor de Edesur, Jorge Ferraresi y el titular del ENRE, Walter Martello y que comprende 278 obras que se realizarán en 12 municipios del Conurbano: Florencio Varela, San Vicente, Presidente Perón, Ezeiza, Esteban Echeverría, Quilmes, Cañuelas, Avellaneda, Lomas de Zamora, Berazategui, Lanús y Almirante Brown.
Tiene un plazo de ejecución de 180 días y una inversión de $7.000 millones que beneficiará a 600.000 usuarios, monto que será cubierto con el 37% de los fondos adicionales que recibirá la compañía por la aplicación del aumento acumulado del 261% en sus ingresos específicos que fue otorgado por la conducción del ENRE.
Ajustes menores a la inflación
El anuncio oficial se conoció el mismo día en que la empresa envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV) su balance correspondiente a los primeros tres meses de este año, cuando registró ingresos por $47.708 millones, producto del incremento del 13,5% en la energía vendida en términos físicos.
En el documento, Edesur destaca que, "a pesar de los ajustes tarifarios aplicados en el periodo, los mismos se encuentran por debajo de la inflación que en el interanual alcanzó 104,3% en marzo".
Explica además que su EBITDA arrojó una pérdida de $11.932 millones, como consecuencia de un fuerte incremento de sus costos operativos que crecieron a la par de la inflación y que no alcanzaron a ser cubiertos por el incremento de los ingresos durante este período.
"La caída del resultado operativo (EBIT) se explica por lo indicado en el párrafo anterior, sumado a mayores depreciaciones y amortizaciones", agrega la compañía.
De todos modos, el resultado del período resultó un 47% mayor que el de igual período de 2022, pero debido a temas tributarios como un menor impuesto a las Ganancias y mayores ingresos financieros netos.
Es más, la deuda neta empeoró con respecto a la de diciembre de 2022, debido a los menores saldos de inversiones corrientes, solo parcialmente compensados por menores saldos de deuda financiera.
Efecto "temperatura"
Durante el primer trimestre de 2023, la demanda acumulada de energía eléctrica en el área de concesión de Edesur aumentó un 21% con respecto a igual período de 2022, habiendo alcanzado 5.938 GWh, valor que no incluye intercambios con otras distribuidoras.
"El factor determinante del crecimiento de demanda fue el efecto temperatura, habiendo sido febrero y marzo los meses más cálidos de la historia desde 1944. Analizando la demanda por tipo de usuario, el informe de Edesur da cuenta de que la demanda chica o residencial, ligada en mayor o menor medida a la temperatura, reflejó un aumento del 36%.
Por su parte, las demandas intermedias y grandes, vinculadas a los sectores comercial e industrial, tuvieron un crecimiento del 7,8% y del 7,6%, respectivamente.
Además, las ventas tuvieron un incremento del 13,5% con respecto al mismo período del año anterior, en línea con el aumento del consumo eléctrico en todas las categorías de usuarios.
En el caso de la cantidad de clientes, registró un aumento de 2%, debido al crecimiento de los clientes de Tarifa T1 - pequeñas demandas de uso residencial, mientras que las pérdidas acumuladas de energía en los últimos 12 meses fueron del orden del 19,4%.