Los pasajes secretos de Palermo Soho: cuáles son y cuánto cuesta vivir allí
Aunque no están ocultos, es cierto que pueden pasar desapercibidos, hasta que se los descubre y se los atraviesa. Es que, por su poco tránsito vehicular, una fisonomía de calles empedradas, con propiedades de escala baja que conservaron su estatus residencial y su cercanía a sitios icónicos de la Ciudad, los pintorescos pasajes de Palermo Soho son –licencia poética mediante– como un oasis inmersos en el bullicio que toca de costado, por la gran oferta comercial y gastronómica de la zona.
En el barrio más grande de la Capital donde la demanda para la compra de un inmueble aumentó un 25% desde el mes pasado y en esta subzona en particular –delimitada por las avenidas Córdoba, Scalabrini Ortiz, y las calles Paraguay y Godoy Cruz, por citar fronteras– subió un 24%, según datos de Zonaprop, el valor de los departamentos puede oscilar "entre un 5 y un 10% más por sobre la media. Son muy pocas las viviendas, en comparación con el resto de Palermo; no supera el 1%", asegura Diego Migliorisi, socio gerente de la inmobiliaria de nombre homónimo.
Al atravesar las manzanas en diagonal o perpendicularmente hacen que los terrenos sean más chicos. Pero el Código de Planeamiento Urbano dice que "cualquier manzana con pasajes es considerada atípica y tienen otras reglas; no se puede construir alto, por lo general. El mayor potencial que pueden tener es mantener su espíritu diferenciado del resto de las calles", explica Daniela del Yerro, directora de Residenciales de Baigun Operaciones Inmobiliarias.
Dadas las circunstancias, hay una línea delgada por la cual al dueño "le conviene vender la propiedad como casa y no como lote, porque los metros que se pueden construir, muchas veces, terminan siendo muy similares o, a veces, menores a los que ya están edificados", explica Gabriel Brodsky, CEO de Predial. Por lo que "es antieconómico demolerlo para hacer un edificio nuevo o usar lo que ya está construido".
No obstante, pese a que la rotatividad no es significativa en comparación con el resto del barrio, los parámetros de búsqueda de la gente que se lanza a comprar una propiedad en Palermo Soho "siguen marcando una demanda en aumento a la hora de consultar por los pasajes", aseguran del sector.
Qué propiedades se pueden comprar
Si bien "un 80% de las propiedades en venta situadas sobre los pasajes tiene finalidad de vivienda permanente", según Migliorisi (gente que pretende un estilo de vida similar al de una casa en una zona baja, pero cerca de muchos medios de transporte y avenidas que permitan movilizarse con facilidad en la Ciudad), otras tantas terminan en el mercado del alquiler temporario "porque están bien mantenidas, resultan atractivas y, en la gran mayoría de los casos, se trata de construcciones de setenta, ochenta o cien años, con un glamour que las hace apetecibles para el turista", apunta Brodsky.
En adición, vivir en una cortada, asimismo, trae aparejadas dificultades para los que se movilizan en auto a la hora de encontrar estacionamiento, lógicamente los inmuebles que cuentan con garaje propio potencian su valor respecto de los que no poseen. En concreto, la oferta marca que un 2 ambientes de 100 m2 de 12 años de antigüedad en el pasaje Soria y con cochera hoy se vende a u$s385.000, pero en la misma cuadra, para igual tipología y sin espacio para guardar el coche también hay oportunidades: un inmueble de 80 años y 93 m2 (sin ascensor), por 155.000 dólares.
En tanto que una casa –que requiere refacción– con lote propio de 260 m2, 6 ambientes, 5 baños y 2 cocheras y 40 años de antigüedad cotiza u$s490.000; por el lado de los monoambientes, de los más buscados para inversión en toda CABA, existen posibilidades en el pasaje Santa Rosa de un departamento de 1 ambiente y 30 m2, con ascensor, pero sin cochera, por 109.000 dólares.
Los pasajes más emblemáticos
Palermo Soho es uno de los (sub)barrios que más calles cortadas alberga en su composición. Radicarse allí puede conllevar beneficios diferenciales; además de los mencionados en el primer párrafo, ofrecen mejores vistas, más luminosidad, mayor privacidad y menor contaminación acústica.
Disgregados, el pasaje Russel, entre Thames y Gurruchaga, y a metros de la plazoleta Julio Cortázar (a la que muchos denominan plaza Serrano), su estrechez, sus fachadas intervenidas, sus Santa Ritas colgantes y sus paredes lo convierten en un museo urbano, un atractivo turístico en sí mismo. Pero unos metros más adelante, el pasaje Santa Rosa no se queda atrás: a sus dos cuadras de longitud y sus calles empedradas se suma un mural gigante realizado con venecitas y paredes empapeladas en gran parte de su recorrido. Y un dato de color: tiene una enorme casona de la mano derecha otrora residencia de la actriz Natalia Oreiro y el músico Ricardo Mollo.
Desde Gurruchaga y completando su recorrido de 40 metros antes de llegar a Thames con un paredón graffitero (luego renace como calle del otro lado, hasta Uriarte), las intervenciones y las enredaderas que caen sobre algunas ventanas hacen del pasaje Soria un espacio colorido. Hasta que la angosta cuadra que ocupa el pasaje Coronel Cabrera –también lleno de arte callejero que incluye personajes de dibujos animados e historietas– conserva mucho de la fisonomía original del barrio, la que solía mostrar antes de que su exponencial desarrollo lo convirtiese en la zona más elegida para vivir dentro de la Capital.