• 23/12/2024

Crearon el mítico juego Carrera de Mente: qué hace hoy la empresa tras ese histórico boom

Ruibal Hnos tuvo éxitos como el Dominó, Juego de la Oca o el Ludo, pero los que terminaron de consagrarla fueron el Memotest y el Carrera de Mente
04/02/2023 - 08:05hs
Crearon el mítico juego Carrera de Mente: qué hace hoy la empresa tras ese histórico boom

Con retazos de cuero excedente que le regalaban a Luis Ruibal en la fábrica de pelotas donde trabajaba, hacía con su hermano Raúl cubiletes para dados. Eran los años ‘60 y aunque tenían trabajo la plata no alcanzaba; necesitaban un ingreso extra para sostener la economía familiar. Lo que nunca imaginaron era que esa changa sería la línea de partida que los llevaría a convertirse en una de las fábricas de juegos de mesa más reconocidas del país y que, saltando casilleros hacía la línea de llegada, pasarían su 50 aniversario con sus hijos dirigiendo la empresa.

"El éxito de Ruibal Hnos tiene que ver con la honestidad del producto. Cuando abrís un juego de nuestra marca enseguida se refleja lo que pagaste, incluso a veces, nos dice la gente, superando las expectativas. Todos tienen un buen recuerdo con algún juego Ruibal. El éxito tiene también que ver con la forma de trabajar, nosotros realmente disfrutamos lo que hacemos y eso es fundamental", sostiene Carlos Ruibal, hijo de Raúl y quien hoy lleva adelante la empresa junto a su hermano Fernando y sus primos Diego y Mariano.

Los cubiletes, que los cocían y pintaban a mano, se los vendían a talabarterías y tabaquerías donde solían comercializarse también  juegos de azar.  Las ventas empezaron de a poco a multiplicarse, la rueda empezó a girar y la primera que giró fue la bandeja de una Ruleta Rusa de chapa que los mismos clientes pedían y que los hermanos se las ingeniaron para fabricar. Después le siguieron los dados para acompañar los cubiletes. "A esta altura mi  papá y mi tío ya habían podido comprar su primera prensa hidráulica, los dados se pintaban a mano; recuerdo a mi madre pintando puntito por puntito", rememora Carlos.

Siguiendo la línea del tipo de juegos y viendo las oportunidades que se les abría a los hermanos Ruibal en el rubro jugueterías empezaron a fabricar un dominó, pero para chicos. Así y con tres productos en cartera, lo que les faltaba ahora era tiempo; necesitaban que al menos uno se pudiera dedicar full time al emprendimiento.

El primero en renunciar a su trabajo fue Luis y después Raúl dejó también su puesto como dibujante técnico en Carrier, la fábrica de aires acondicionados. En 1971 finalmente terminaron de darle forma a la empresa creando una SRL bajo el nombre Ruibal Hnos.

Hoy entre propios y licencias, Ruibal tiene152 juegos desarrollados y producen por año alrededor de 1.500.000 unidades

Como en los inicios, la fábrica funciona en Villa Soldati (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). "Empezaron en el patio de la casa de mi abuela que techaron para armar su taller; con el éxito del Memotest la empresa dio un paso más y le pudieron comprar a mis abuelos una casa a una cuadra de la empresa para que vivan y ellos se quedaron con la casa original para trabajar. Con los años se fueron agrandando sumando más propiedades; hoy tenemos 4500 metros cuadrados distribuidos en cuatro manzanas diferentes", cuenta Carlos.

Hace unos años compraron un terreno en un parque industrial de Ezeiza para construir una planta y trasladar toda la operación allí, pero confiesa Carlos,  la economía del país aún no acompaña como para que ellos se animen a enfrentar los costos de una obra, pero confían en que tarde o temprano lo harán; el plan sigue vigente.

Un tablero, seis cuadernillos y miles de preguntas: el juego de mesa más vendido

Ruibal Hnos tuvo sus éxitos como el Dominó, el Juego de la Oca o el Ludo, pero los que terminaron de consagrar a la empresa fueron, primero en 1976, el Memotest y casi diez años después, el Carrera de Mente que desde su lanzamiento lleva 16 ediciones y por año vende alrededor de 100.000 unidades.

Cada mañana de aquella semana de 1985, cuando lanzaron el juego de preguntas y respuestas, los Ruibal (segunda generación incluida) llegaban a la empresa y se encontraban con clientes haciendo cola en la puerta para llevarse el producto. Es que como no daba abasto con la producción y la distribución, los jugueteros preferían ir a buscar su stock de Carrera de Mente personalmente aun con la tinta fresca.

"Fue impresionante, nunca más se vivió algo así. Carrera de Mente fue el juego más vendido del país y nos permitió un crecimiento extraordinario. Hasta ese entonces la empresa tenía matricería, inyección plástica y la sección de armado, pero con las ganancias que obtuvimos de éste juego pusimos la gráfica y nos convertimos en una fábrica integral, desde entonces todos los procesos se hacen internamente", cuenta el empresario a iProfesional.   

Carrera de mente fue el juego de mesa más vendido del país

Carrera de Mente, que este año tendrá dos nuevas versiones, fue una adaptación del Trivial Pursuit, el primer juego de preguntas y respuestas del mundo de origen canadiense que se lanzó al mercado en 1981.

"Nosotros quisimos la licencia, pero los canadienses antes de firmar querían viajar a conocer la empresa, pero entre visitas y trámites todo podía demorarse fácil un año. El tema era que si no lo sacábamos nosotros alguien más lo iba a hacer. Entonces, hasta que saliera la licencia, decidimos lanzar una versión local con la gente de Ediciones de Mente. Cuando salió la licencia y sacamos el Trivial, pero superó al Carrera de Mente con el que convivió casi 10 años", cuenta Carlos. 

Para los Ruibal hacer juegos no es un juego, pero sí su vida transcurre en clave juego porque cada cosa que hacen o ven enseguida están pensando en cómo trasladarla a un tablero.

"Vamos al supermercado, agarramos una caja de arroz y enseguida estamos pensando en cómo hacer de eso un juego. Así surgió Patentes, íbamos con mi papá a visitar un cliente, recién habían salido las patentes alfanuméricas y en esa mecánica que tenemos los Ruibal empezamos a jugar a armar palabras entre las letras y a sumar puntos con los números. Llegamos a la empresa y lo primero que hicimos fue desarrollar el juego", relata jocoso el empresario.

Otra manera de llegar a los juegos es la adquisición de licencias como fue en su momento con Trivial Pursuit y luego en 2015 con Mattel que les permitió la fabricación y distribución de  otros clásicos como el Pictionary, el Uno, el Dos y el Scrabble; entre otros.

 
El memotest terminó de consagrar a la empresa en 1976

Entre propios y licencias, Ruibal tiene hoy 152 juegos desarrollados y producen por año alrededor de 1.500.000 unidades.  

Retrocediendo casilleros

El idioma fue la barrera natural que le permitió sobrevivir a los fabricantes de juegos de mesa como Ruibal cuando en los ‘90 se abrieron las importaciones y los juguetes de china hicieron estragos con la industria nacional.

Sin embargo, no fue igual cuando llegó la crisis del 2001 y, con 70 personas a cargo, las ventas de Ruibal Hnos cayeron a la mitad. "Fue tremendo. Sobrevivimos porque logramos acordar con los empleados un plan de suspensiones. Cada uno trabajó un día menos a la semana y al achicarse la jornada pudimos compensar la falta de ingresos sin despedir a nadie", relata.

Así trabajaron durante tres meses hasta que con un reordenamiento de los costos y con el lanzamiento de una línea de juegos low cost lograron reactivar la empresa. "La crisis nos obligó a salir de la zona de confort y logramos abrir nuevos puntos de venta como las estaciones de servicio y los video club de la época", recuerda Carlos que hoy emplea a 80 personas.   

El comercio exterior fue también un buen negocio para Ruibal, llegaron a exportar el 15% de su producción a toda la región, incluso a España y a Miami. Sin embargo, también tuvieron que retroceder casilleros en materia de internacionalización. Hoy, lamenta Carlos, Ruibal Hnos ya no es competitivo en el mercado extranjero.

Como en los inicios, la fábrica funciona en Villa Soldati

"Estamos complicados por la falta  de insumos y, cuando los conseguimos los tenemos que pagar a dólar blue y después las exportaciones las cobramos a dólar oficial, hoy es el peor negocio que puede haber", explica.

Sin embargo, aunque vayan a pérdida, los Ruibal siguen exportando entre un 6 y un 8% de su producción a Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Nicaragua y Honduras por una única razón; la dificultad que creen que les resultaría tener que volver a desarrollar esos mercados en caso de interrumpirlos.

El turno de la segunda generación

Hoy Ruibal Hnos está en manos de la segunda generación que conforman Carlos, su hermano Fernando y sus primos Diego y Mariano. Los cuatro crecieron entre fichas, tableros y dados y, como suele suceder en las empresas familiares, empezaron a trabajar desde chicos colaborando con sus padres.

"Mi recuerdo de la infancia es llegar del colegio, tomar la leche, hacer los deberes y después ir a dar una mano con pequeñas tareas de limpieza o pasando Thinner donde se corría la pintura. Por supuesto éramos los primeros catadores de los juegos y nos gustaba inventar reglas",  cuenta Carlos quien fue el primero en ingresar a los 16 años en 1983.

El ingreso formal de los hijos a la empresa tenía una única condición, los cuatro tenían que pasar por todos los sectores, desde el de armado y producción hasta el área de inyección plástica y en matricería.

Hoy Ruibal Hnos está en manos de la segunda generación

En su momento, reconoce Carlos, no estaban muy de acuerdo con esa regla, sin embargo, ahora entiende que fue gracias a ella que no solamente conoce bien todo el proceso de producción sino también la dinámica que le permite detectar desvíos del normal funcionamiento de la planta. "Lo bueno fue que como estudié en un Industrial, trabajar en ña planta, fundamentalmente cuando me tocó matricería, fue la manera de llevar a la práctica algo de lo que venía estudiando", comenta.        

El traspaso de la empresa a la segunda generación fue natural y armónico y, lo más importante, dice Carlos, fue que lograron conjugar el entusiasmo y energía de ellos, los más jóvenes, con la experiencia de los fundadores.

"Para nosotros esto fue fundamental porque al comienzo, motivados por hacer cosas no siempre veíamos todo con claridad y ellos, que conocían bien los tiempos del mercado y los bemoles del país, nos ponían el freno de mano y nos marcaban el momento ideal", destaca el empresario pyme.   

Ahora los invitan a ellos a dar las charlas, pero antes y en nombre de la armonía de la empresa y la familia, Raúl y Luis enviaron a sus hijos a todas las charlas habidas y por haber sobre Empresas de familia. Y aunque suene básico, dice Carlos, lo que aprendieron es que el éxito de la empresa iba a depender de cómo se llevaran los cuatro, entre hermanos y primos. "Funcionado como bloque y sabiendo cuál es la función de cada uno dentro de la empresa ya tenemos el 50% del éxito garantizado", sostiene.  

Actualmente los fundadores tienen 87 y 89 años. Raúl ya no va a la oficina, pero le gusta estar al tanto de las novedades e inevitablemente en cada cena familiar, Ruibal Hnos resulta un tema de conversación. Luis cada tanto visita la planta y sus hijos y  sobrinos aprovechan la ocasión para mostrarles con orgullo en qué se convirtió aquel taller en el que hace 50 años cocía a manos cubiletes y cómo los Ruibal van ganando la partida.

Temas relacionados