A pesar de la "ayuda" oficial, la IMPSA estatal acumula millonarias pérdidas
A pesar de que el actual gobierno nacional estatizó la mayoría de su capital en el marco de un proceso de salvataje de la compañía, IMPSA sigue acumulando resultados negativos, al punto que en lo que va del año ya perdió más de $3.000 millones que se suman a otros $5.000 de rojo que sufrió en igual período del 2021.
Es más, anteriores balances de la compañía mendocina muestran la misma tendencia, también con millonarios saldos negativos como los del primer semestre del 2021, por $2.832 millones; el del 2020, por $2.485 millones; o el del 2019 que llegó a los $610 millones.
Es decir que la ex empresa de la familia Pescarmona suma un rojo de casi $13.000 millones en sólo cuatro años, cifra que no pudo ser reducida por las actuales autoridades nacionales que se empeñan en blindar a la principal compañía metalúrgica mendocina, potenciándola con nuevos negocios y contratos para convertirla en una referente para la industria energética nacional.
Las propias autoridades de IMPSA advierten sobre el futuro de sus operaciones en un documento enviado a la Comisión Nacional de Valores (CNV), como anexo del estado de resultados correspondiente a los primeros nueve meses de 2022.
Incertidumbre
"Los hechos y condiciones descriptos en los estados financieros consolidados, junto con las pérdidas operativas incurridas en el presente período, en principio, podrían generar incertidumbre sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento", asegura el documento.
Sin embargo, se aclara que la aprobación del Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) y su homologación judicial, sumado a un aumento de capital y al desembarco del gobierno nacional y el de Mendoza como accionistas mayoritarios podrían mitigar ese riesgo. Del mismo modo, se hace mención como datos positivos a "una alta probabilidad de éxito de algunos proyectos de obras potenciales, todo lo cual es suficiente para mitigar dichas incertidumbres".
El informe también entiende que la constante demanda energética que se está produciendo tanto a nivel nacional como internacional, permite vislumbrar interesantes perspectivas respecto de la concreción de nuevas adjudicaciones en materia de provisión de equipos hidroelectromecánicos y el reemplazo de equipos actualmente en funcionamiento en proyectos de gran envergadura.
Además, en el área de equipamientos nucleares IMPSA sostiene ser de las pocas empresas con capacidad de diseño y fabricación, "lo que nos ubica entre los primeros lugares para seguir desarrollando y proveyendo equipos de estas características".
Buenas intenciones
El paper suma buenas perspectivas en el marco de la energía eólica, donde los ejecutivos de la ex empresa de la familia Pescarmona avizoran posibilidades de concretar una serie de proyectos en los cuales se encuentra desarrollando nueva tecnología con el fin de abastecer este mercado cada vez más creciente. Recuerdan también que IMPSA desarrolló en el pasado bienes de capital para la industria de Petróleo & Gas y anticipan que Vaca Muerta "abre perspectivas muy interesantes para nuestra compañía".
Por otro lado, el informe hace referencia al desarrollo de una nueva unidad de negocios, denominada Servicios "que mejora la cobertura a la extensa red de clientes de la compañía con necesidades inmediatas de soluciones rápidas y profesionales, lo cual augura ser muy prometedora para las nuevas exigencias del mercado".
Del mismo modo, se mencionan los avances en Inteligencia Artificial y su aplicación a los diversos productos y negocios como herramientas que le permitirán ser cada vez más competitivos a nivel mundial y proyectar alianzas con empresas tecnológicas de otros países.
De Kulfas a De Mendiguren
La tarea de transfomar IMPSA en una empresa estatal superavitaria fue iniciada por el ex ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, cuando en junio del 2021 decidió aceptar que el Estado nacional se quedara con el 63% del capital social de IMPSA a cambio de un aporte de u$s20 millones.
La medida fue acompañada incluso por la provincia de Mendoza, que también es accionista de IMPSA, tras haber aportado $456 millones para pasar a controlar el 21,2% de la empresa, mientras que el 15,1% restante permanece en manos de los accionistas privados, de los cuales un 9,8% pertenecen al fideicomiso de acreedores formado en el proceso de quiebra de IMPSA y otro 5,3% para la familia fundadora.
En ese momento, "la empresa estaba a punto de cerrar definitivamente", según afirmó el propio Kulfas, en la carta de renuncia que le presentó al presidente Alberto Fernández a mediados de junio pasado.
En la misma misiva, específico los problemas que la empresa mendocina "sufre por el internismo del equipo de la Subsecretaría de Energía Eléctrica que tiene parados numerosos proyectos de energías renovables de interés para varias provincias y de la incomprensible demora en ejecutar obras hidroeléctricas necesarias para el país".
Cambios de funcionarios
Ese organismo fue comandado por el kirchnerismo hasta la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía, quien realizó varios cambios de funcionarios para intentar controlar la política energética desde su despacho. Junto con el ex presidente de la Cámara de Diputados arribó al staff del Gobierno el empresario José Ignacio De Mendiguren, quien asumió como Secretario de Industria y Desarrollo Productivo y desde ese puesto se puso al mando del futuro de IMPSA.
Pero antes de la llegada de este funcionario, Daniel Scioli ocupó el liderazgo de la compañía por unos pocos meses, cuando le tocó ser designado como sucesor de Kulfas durante la pobre y corta gestión de Silvina Batakis en el Palacio de Hacienda. Antes de regresar a Brasil para seguir cumpliendo con sus tareas de embajador, Scioli le entregó a IMPSA un millonario contrato.
Se trata de un convenio con el Ministerio de Defensa y el Ejército Argentino para bser proveedor en su proyecto de modernización del Tanque Argentino Mediano (TAM) 2C, el principal y más potente vehículo blindado del país.
Gracias a esta alianza, IMPSA llevará adelante parte de la fabricación y modernización de torretas para una determinada cantidad de tanques, y apuesta a futuro a seguir proveyendo al Ejército repuestos para los TAM.
Tras el regreso de Scioli a Brasilia, una de las primeras medidas tomadas por De Mendiguren fue la de visitar la sede de la compañía y analizar junto a sus ejecutivos serie de proyectos para sacar a IMPSA definitivamente del ahogo financiero que viene sufriendo desde hace nueve años, cuando inició un período de debacle a partir de riesgosas inversiones en Brasil y multimillonarias deudas del gobierno venezolano.
Hasta ahora, no tuvo suerte a pesar de que son más de una decena los contratos los que el Gobierno "empujó" para que le sean otorgados a la compañía mendocina.
Un ejemplo, es el foco puesto en convertir a la empresa en una "importante herramienta" proveedora de insumos para Yacyretá, por lo cual De Mendiguren mantuvo conversaciones con funcionarios del ente nacional que controla la tradicional central hidroeléctrica Yacyretá, que cubre la energía eléctrica del 50% de los hogares argentinos.