Advierten que el consumo permanecerá "estancado" hasta fin de año: los motivos de este preocupante escenario
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Las casi diarias reuniones que Matías Tombolini mantiene con diferentes sectores ligados al consumo tienen un claro objetivo: anclar precios y recuperar el poder de compra del ingreso.
Se trata de una meta que para el Secretario de Comercio, por lo menos por ahora, se tornará inalcanzable si se tienen en cuenta los elevados índices de inflación que se informan mes a mes y la constante retracción que a diario se evidencia en el bolsillo de los argentinos.
De nada parecen servir los cepos y regulaciones que el Gobierno mantiene para tratar de contener la permanente suba en los precios de los productos de consumo masivo.
De hecho, se espera que la caída del poder de compra de los consumidores se acelere en los próximos meses y hasta afecte a programas de estabilización como Precios Cuidados, a medida que se empiece a notar el aumento de las tarifas de los servicios públicos, transporte, educación, salud, que pegará con mayor impacto entre la clase media, con familias endeudadas y con dificultades para aprovechar los beneficios de este tipo de planes.
Con encuentros con las grandes cadenas de supermercados y productores y distribuidores de alimentos Tombolini intenta mantener vivo uno de los principales combustibles de la economía doméstica, si se tiene en cuenta que el consumo privado representa cerca del 70% del Producto Bruto Interno (PBI) y que para este año las estimaciones oficiales esperan un crecimiento del 4% de ese estimador apoyado en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el pago de la deuda externa.
Porcentaje que igualmente marca un menor nivel al 10% logrado en el 2021 cuando el consumo recuperó bastante de lo perdido durante los peores meses de la pandemia del Covid-19 en el 2020 y de los dos años anteriores de merma sostenida en las ventas pre coronavirus.
El consumo permanecerá "estancado" hasta fin de año
Hasta ahora las predicciones no ayudan a la tarea del funcionario designado por el ministro de Economía, Sergio Massa, para ocupar el ente precisamente encargado de controlar precios y desarrollar estrategias que permitan frenar la inflación.
Por lo menos así surge de un informe que da cuenta de una caía del 6,7 % del consumo en julio pasado contra un incremento de más del 10% al 15% en los precios de la mayoría de los artículos que componen la canasta familiar.
Es más, en lo que va del año el poder de compra de los consumidores ya refleja una retracción del 2,2% con relación al mismo período del 2021.
Por el contrario, el 64% de inflación acumulada entre enero y julio pasados permitió a productores y comercializadores de alimentos aumentar su facturación en casi un 59% durante los primeros siete meses de este 2022.
Es decir, mayor recaudación con menores ventas, un combo preocupante generado por la inflación galopante que no beneficia ni a las empresas ni a los consumidores, sino que termina causando un fuerte deterioro del poder adquisitivo de la sociedad y una menor rentabilidad entre las compañías.
En este sentido, Damián Pace, director de la consultora Focus Market, asegura que en julio se produjo una aceleración de la caída del consumo masivo, "con precios que fueron aumentando en categorías básicas de la canasta de alimentos hogareña superando en varios productos los niveles de inflación, marcando un deterioro del poder adquisitivo que ese mes ha encontrado su peor versión".
De hecho, en lo que va del año el nivel de derrumbe de las compras ha tenido picos preocupantes, como la caída del 8,7% de abril o la de mayo, que también registró un descenso del 6,7% siempre contra igual mes del año pasado.
Redireccionamiento
Según el experto, el derrumbe en alimentos y bebidas no es menor debido a que los consumidores dejan de comprar otro tipo de artículos que no son de primera necesidad o los reemplazan por marcas más baratas y hasta de menor calidad.
Un ejemplo son los sectores de cuidado personal y limpieza que se encontraron en julio dentro de los menores volúmenes de ventas debido a que las familias le dan prioridad a la compra de los alimentos de mayor necesidad.
Según un gráfico que ilustra el último trabajo de Focus Market en el cual se observan las variaciones del acumulado 2022 (enero-Julio) respecto al mismo período del año anterior, cuidado personal cayó 7,1% mientras que limpieza lo hizo en un 0,1%.
Estos datos son refrendados por otro informe conocido en los últimos días como es el de la consultora Managment & Fit en el que se asegura que ocho de cada 10 argentinos cambió sus hábitos de consumo, llevando a cabo "muchos" recortes en el día a día de rubros como ocio y consumos culturales; indumentaria y salud, entre otros.
El trabajo también señala que el 37,7% de los hogares busca más promociones y descuentos; otro 29,3% opta por consumir menos que antes y un 20,5% decidió pasarse a segundas marcas como otra de las variantes para estirar los ingresos lo más posible.
Se trata de mecanismos de defensa ante la crisis que también fueron identificados por un informe elaborado por la consultora ShopApp que monitorea la evolución del humor social en el primer semestre entre los argentinos y las perspectivas de consumo para lo que queda del año.
En el documento queda claro que el pesimismo sigue creciendo, ya que mientras que en diciembre del 2021 el 25% de los encuestados tenía una perspectiva negativa respecto del 2022, ahora el 41% considera que lo que resta del año será todavía más desfavorable.
Se trata de un escenario que se torna más visible en el ámbito metropolitano. Es decir, en Capital Federal y el conurbano bonaerense donde, según Di Pace, "en el acumulado del año, sufre una caída en consumo a tasa de doble digito, en tanto el Interior, se mantiene estable a pesar de evidenciar retracción en los últimos meses".
Sin caídas
Sin embargo, existen algunos rubros que son la excepción a esta preocupante realidad del consumo. Sectores que hasta ahora han podido ganarle a la retracción y muestran algún tipo de crecimiento.
De un total de 120 categorías de productos analizadas por Focus Market, las que presentan fuertes avances en consumo fueron las bebidas Isotónicas, Gin; también harinas que no son de trigo; energizantes y cuidado de la ropa.
En el caso de las bebidas, se expandió un 10,3% el consumo de gaseosas en el primer semestre, de acuerdo a un trabajo elaborado por el Instituto de Investigaciones Económicas (IES), que ubica al consumo interno de bebidas sin alcohol en 15,9 millones de hectolitros vendidos, siguiendo el robusto crecimiento del 2021.
El trabajo agrega que la producción total de bebidas exhibió un aumento de 4,8% en el primer semestre de 2022, pero aclara que la suba se explica por el crecimiento en la producción de bebidas gaseosas, cervezas y bebidas espirituosas, que crecieron en conjunto 10,6%.
En el caso de la cerveza, el documento de IES asegura que logró un aumento del 4,1%, al totalizar 10,5 millones de hectolitros.
En tanto, las ventas de vino crecieron apenas 0,2%, con un consumo total de 3,85 millones de hectolitros, con una producción que en la primera mitad del año exhibe una disminución acumulada de 3,3%, tras caer 3,8% en el 2021.
En cuanto al segmento primario vitivinícola, tras dos magras vendimias (2020 y 2021), en 2022 la cosecha cayó 14,9%, obteniendo el menor volumen en seis años, con 18,9 millones de quintales, lo que dejará poca materia prima para abastecer a la industria durante este año.
Los mejores números no alcanzan para mejorar las cuentas de las empresas fabricantes, cuya rentabilidad viene cayendo, más que nada en el segmento cervecero, mientras que los otros segmentos del sector bebidas permanecen estables en 2022.
Para Alejandro Ovando, director de IES Consultores, "el consumo total de bebidas permanecerá en bajos niveles en 2022, tras el repunte que logró en el 2021, ya que los salarios reales no exhibirán un avance firme en el corriente año y el poder adquisitivo será afectado por la suba de tarifas a la energía y la inflación".
De hecho, la perspectiva para lo que resta del año que marca el trabajo de IES Consultores es que el consumo permanecerá estancado, con un nivel de ventas que seguirá en bajos niveles históricos; márgenes que se mantendrán limitados, con una fuerte competencia de segundas marcas que limitan los aumentos, a lo que se suman los controles de precios del Gobierno, y la suba de costos de producción.