La licitación de obras del gasoducto Néstor Kirchner no puede eludir los cimbronazos de la crisis argentina
Por más que el "relato oficial" no deja de enviar mensajes optimistas acerca de la ejecución de la obra; la conjunción de la crisis económica y la incertidumbre política que dominan el escenario actual ha comenzado a poblar de interrogantes el proyecto del gasoducto de Vaca Muerta "Presidente Néstor Kirchner" (GPNK).
Al igual que el resto de los sectores productivos y de servicios que se encuentran jaqueados por la alteración de los mercados, la cotización del dólar por las nubes y la falta de precios de referencia; las empresas constructoras y de ingeniería consideran que el gasoducto no podrá escapar de los cimbronazos registrados en los últimos días, ni de los que podrían sobrevenir en las próximas semanas si la administración de Alberto Fernández no adopta medidas de fondo para cortar el deterioro económico y la parálisis de actividades que amenaza con llegar a niveles nunca visto.
El gasoducto -que el Gobierno bautizó como "Presidente Néstor Kirchner", pero que la oposición quiere renombrar como "Energía Neuquina"- está destinado a aumentar la capacidad de transporte de gas natural desde el yacimiento de Vaca Muerta hasta los centros de mayor consumo de la región metropolitana del AMBA y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.
En una primera etapa permitirá transportar 24 millones de metros cúbicos adicionales por día y demandará una inversión que oscila entre los u$s 1.300 y 1.500 millones. En una segunda etapa, se prevé incrementar la capacidad de transporte a 40 millones de metros cúbicos diarios con un paquete de obras valuadas entre u$s 1.200 y u$s 1.500 millones que extenderán el gasoducto desde Salliqueló a la santafesina San Jerónimo.
Gasoducto Néstor Kirchner: por qué podría retrasarse varios meses el proyecto
El único proyecto de infraestructura energética importante que tiene en curso el Gobierno enfrenta dos amenazas significativas que podrían retrasar varios meses la inauguración oficial del gasoducto que los funcionarios siguen prometiendo para el inicio del próximo invierno.
La primera tiene que ver con la casi inevitable restricción presupuestaria que va camino a afectar los compromisos de pago de las obras. Sin chances de conseguir financiamiento externo y agotada la porción del impuesto a la riqueza de 2021 destinada a obras energéticas, el Gobierno no tiene hoy de donde sacar los recursos necesarios para que la empresa estatal Enarsa pueda garantizar el pago de los trabajos en tiempo y forma.
Esa realidad quedó ratificada en los últimos días por la ministra de Economía, Silvina Batakis, cuando salió a plantearle a los gobernadores e intendentes del Conurbano que la situación financiera es crítica y que no hay margen para seguir ampliando los gastos y la emisión de pesos sin control.
Por si quedaba alguna duda, la sucesora de Martín Guzmán anticipó que aplicará el sistema de "caja única" para concentrar todos los recursos excedentes de los organismos y empresas estatales y atar la autorización de gastos y pagos de obras a los ingresos disponibles día a día.
Tal como se vio en experiencias anteriores, la aplicación de esa medida -que apunta a exhibir cierta mejora fiscal transitoria- implicará en la práctica una progresiva demora en las cancelaciones de las facturas a proveedores y contratistas y un avance más lento, o directamente el freno, de las obras públicas por los atrasos en los pagos contractuales.
Las limitaciones cambiarias del BCRA, otro obstáculo
La segunda cuestión que promete condicionar la marcha y el ritmo de los trabajos está vinculada con las limitaciones cambiarias dispuestas por el Banco Central que han provocado un nuevo cepo a las importaciones de insumos y equipos que afecta a casi todos los sectores económicos.
La mayoría de las máquinas pesadas y equipos de soldaduras que se requieren para la construcción y montaje del gasoducto tienen piezas y componentes importados que no están ingresando al país. Cualquier avería o rotura podría dejar a las maquinarias desafectadas y producir mayores retrasos en las obras.
A eso se agrega otro hecho derivado de la fuerte distorsión y ausencia de precios de referencia que se registra en estos días y que podría prolongarse varias semanas más si no aminora la tormenta económica.
Tanto las empresas específicas que se dedican a proveer máquinas en forma temporaria, como las constructoras que tienen equipos de trabajo disponibles no los están alquilando a la espera de que se corrija el desbarajuste económico y político.
Las licitaciones
En medio de ese contexto, la conducción de Enarsa -encabezada por el camporista santacruceño Agustín Gerez- avanzó con la apertura de las ofertas de dos renglones de gasoducto donde se perfilan como ganadores la UTE de Techint y Sacde y la constructora Esuco.
En la licitación correspondiente a la construcción de un tramo 220 kilómetros de cañerías entre la neuquina Tratayén y la provincia de La Pampa, de los cuatro oferentes iniciales quedaron en carrera sólo dos. La comisión evaluadora descalificó a TGS y al consorcio conformado por Contreras Hermanos y Víctor Contreras SA y le dio la vía libre al tándem conformado por Techint (el grupo liderado Paolo Rocca) y Sacde (la constructora de Marcelo Mindlin) y a la empresa BTU.
La apertura de los sobres económicos dejó al consorcio de Techint-Sacde mejor posicionado con una oferta final de $61.227 millones. En segundo lugar, quedó la oferta de BTU con un valor final con descuento de $79.697 millones.
Estos oferentes volverán a enfrentarse en los próximos días cuando se abran las ofertas que arrimaron para las obras civiles de los otros dos tramos del gasoducto que puso en el juego Enarsa.
Cabe destacar que Techint -por medio de su filial SIAT-Tenaris- ya se había quedado con la provisión de los caños al adjudicarse un contrato por u$s436 millones, luego de un proceso licitatorio donde no tuvo oponentes.
En tanto, en la licitación por la planta compresora que se instalará en la cabecera del gasoducto secundario Mercedes-Cardales las competidoras fueron Esuco y BTU. En este caso, la mejor oferta provino de Esuco—la empresa de Carlos Wagner, el ex titular de la cámara de la construcción y uno de los protagonistas centrales de los "cuadernos de Centeno"—con una cotización final de $10.926 millones. Relegado a la segunda posición quedó, otra vez, BTU con una oferta de $16.945 millones.