Cambio de accionistas en la empresa que destapó el "boudougate": quién queda a cargo
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Después de varias décadas de sentarse en el principal sillón de su compañía, Antonio Angel Tabanelli le deja a sus hijos el control de Boldt, una de las principales operadoras de juegos de azar de la Argentina.
Lo hace a pocas semanas de cumplir 85 años ya que nació el 12 de julio de 1937, y le deja paso a sus hijos Rosana Beatriz Martina y Antonio Eduardo, quienes pasan a ser los principales accionistas de Boldt, por donación de su tenencia accionaria realizada por Antonio Tabanelli quien, de todos modos mantendrá su cargo de presidente de la compañía.
Mediante una carta envida a la Comisión Nacional de Valores (CNV), sus hijos informaron haber quedado como "flamantes accionistas mayoritarios de la empresa", y prometen que dirigirán "todos nuestros esfuerzos a honrar el legado y valores que Antonio Angel Tabanelli dejó en la compañía".
En igual sentido, anticipan que trabajarán "incansablemente para consolidar el management que nos acompaña desde tantos años, buscando incorporar, como lo venimos haciendo en los nuevos proyectos del grupo, a los mejores profesionales del mercado, para encarar los desafíos que la realidad nos impone, con la serenidad que nos da liderar una empresa sólida, prestigiosa, líder en su actividad y el compromiso de trabajar con honestidad e intensidad en consolidar los exitosos negocios que tenemos y enfrentar con decisión los nuevos emprendimientos que el mercado nos presente".
Lo que en realidad los hijos de Tabanelli informan tiene que ver con el código de conducta, trabajo y compromiso l le inculcó Antonio Ángel Tabanelli a las actividades de Boldt para sostener a lo largo de todos estos años la calidad de los servicios, la capacidad de creación de valor y la transparencia de Boldt con políticas activas de negocios y proyectos de expansión tanto en el país como en el exterior.
"Su testimonio empresario es un modelo que nos guiará siempre", aseguran en su carta los hijos del ahora empresario retirado.
La sombra de Boudou
Si bien Boldt tiene casi 90 años de vida y, entre otros activos es propietaria de la mayoría accionaria del Casino de Tigre, logró masividad luego de haber sido involucrada en el mayor escándalo de corrupción del país del que fue protagonista el ex vicepresidente Amado Boudou en sus épocas de Ministro de Economía.
En el 2011 y ocupando ese rol dentro del gobierno de Cristina Kirchner, Boudou le arrebató a Boldt el control sobre Ciccone Calcográfica.
Considerada en aquellos años como la imprenta más moderna de la Argentina, allí se llegaron a confeccionar DNI y pasaportes hasta que el Juzgado en lo Comercial Nº 8, a cargo de Javier Cosentino, decretó su quiebra el 12 de agosto del 2011 a pedido de la AFIP, por una deuda de $239 millones.
Luego de esa decisión, el magistrado recibió dos ofertas de alquiler de la planta por parte de Boldt y de Casa de Moneda que llegaba con el aval del organismo recaudador que comanda Ricardo Echegaray.
El ex funcionario hasta convocó por esos días a una conferencia de prensa para anunciar que Boldt "fue denunciada penalmente por la utilización de facturas apócrifas, falsificación de documentos públicos y simulación dolosa de pago y sellos falsos".
Cosentino se volcó por la empresa de la familia Tabanelli y firmó un contrato de locación por un año a cambio de $4 millones, pagados por adelantado, y la promesa de volver a poner en marcha la imprenta y mantener la totalidad de las fuentes de trabajo.
Boldt también canceló parte del pasivo de Ciccone y logró levantar la quiebra de la sociedad.
Avanzada de Boudou en contra de Boldt
Sin embargo, Boudou inició una avanzada en contra Boldt con el objetivo de que la planta vuelva a ser propiedad de Ciccone.
Lo hizo con la ayuda del entonces titular de la Secretaría de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien emitió un dictamen considerando que el alquiler de la planta por parte de Boldt generaba un proceso de concentración económica y ordenó anular el contrato, desalojar el establecimiento y devolvérselo a Ciccone.
Los Tabanelli no tardaron en anticipar su jugada judicial para defender el contrato. En una carta que la firma envió a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, afirmó que no descarta iniciar acciones contra Boudou "en salvaguarda del prestigio y buen nombre comercial".
"La empresa es ajena a cualquier disputa familiar o maniobra política que hubieran motivado las declaraciones periodísticas realizadas por Boudou.
Desde Boldt explicaron que actuaron con la misma estructura societaria desde 1977, que intervino en el negocio de las apuestas en 1983 y en 1993 incursionó en la captura online de las apuestas. Y para defenderse de las acusaciones, también aclararon su accionar durante el alquiler de la planta ex Ciccone.
De hecho, el propio Tabanelli demandó a Boudou por calumnias e injurias y le reclamó una reparación de $11 millones, unos u$s2 millones al cambio oficial de entonces.
Pero a pesar de estas demandas judiciales, la disputa terminó a favor de Boudou y su amigo Alejandro Vanderbroele, presidente de The Old Fund, un desconocido fondo inversor que se hizo cargo de Ciccone con el aval del ex vicepresidente para para imprimir nuevamente billetes.
El caso derivó en una de las mayores causas de corrupción de un funcionario público al punto que la Corte Suprema de Justicia de la Nación debió intervenir para ratificar, en diciembre de 2020, la condena de Boudou a cinco años y seis meses de prisión.
Pasaron los años y varios gobierno de turno para que la causa se fuera "cajoneando" y su impacto mediático desinflando tal como suele ocurrir en la Argentina donde "todo se olvida" y en donde personajes oscuros como Boudou y los ex dueños de The Old Fund gozan de los privilegios de estar en libertad.
Ahora, Tabanelli, el hombre que se enfrentó con la impunidad del poder, decidió dar un paso al costado, cansado de tantas batallas y de una larga trayectoria al frente de una compañía que fue fundada por sus antecesores en 1933, cuando nació como una empresa gráfica dedicada a la imprenta de billetes y cheques.
Proceso de expansión
Tras haber asumido su rol como principal ejecutivo de Boldt, Tabanelli comenzó a expandir los negocios de la compañía hacia los juego de azar y se consolidó en la provincia de Buenos Aires cuando el entonces gobernador Eduardo Duhalde incorporó las máquinas electrónicas para jugar quiniela online en todas las agencias oficiales.
A través de una contratación directa –que se otorgó mediante un decreto del 24 de mayo de 1993–, la empresa de los Tabanelli se hizo cargo de la instalación y el control del servicio en los más de 3000 locales habilitados para participar de este segmento.
Desde ese momento, logró expandirse en Buenos Aires, otras ciudades del país y hasta abrir sucursales en Chile y Uruguay, además de desembarcar en nuevos nichos de negocios de la mano de una fuerte consolidación de lazos con dirigentes políticos, sindicales y empresarios.
En la actualidad, Boldt opera hoy los casinos más importantes del país como el Trilenium Casino de Tigre, cuyo contrato de concesión acaba de extender por otros 20 años.
A esto le suma el Casino Central Mar del Plata y el Casino de Miramar, entre otros, además de las empresas Boldt SA, Boldt Gaming, Boldt Impresores así como Casino Puerto Santa Fe SA, Trilenium SA, Buenos Aires Vial SRL, Trest SA, Casino Melincue SA, Torre Puerto Santa Fe SA, Finmo SA, Inmobiliaria Melincue S.A, Nuevo Puerto Santa Fe S.A, Parking Colón SA, Servicios para el Transporte de la Información SA, Automación Gráfica Sacif y Netstar SA.
En la actualidad, el principal negocio de Boldt parece haber girado hacia su controlada Bplay, considerada la principal plataforma de apuestas deportivas del país, seguida por Codere y Betwarrior y que acaba de firmar licencias para desembarcar en Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y la provincia de Buenos Aires.
Boldt también apuesta al crecimiento de Orbith, su empresa de internet satelital que ya posee más de 10.000 clientes, y de manera paralela encarará un proceso de reforma del Casino de Tigre, todo basado en su estructura financiera y balances positivos como el cerrado en octubre del año pasado que arrojó una facturación cercana a los $9.000 millones.