Mazazo para inmobiliarias: la crisis del Gobierno paralizó las operaciones y las miradas se clavan en el dólar

Tiembla la inversión en el ladrillo. La crisis que sacude al Gobierno terminó por asestarle un nuevo golpe al ya magullado sector de las inmobiliarias, que desde ayer transitan otra etapa de parálisis absoluta y temen por un parate en las operaciones que se extienda por semanas.

En las filas de los comercializadores ruegan que la paz política comience a desplegarse a partir del sábado. Y reconocen que la interna desatada desterró por completo el entusiasmo con el que el segmento inició la actividad tras la celebración de las PASO.

En el ámbito de las inmobiliarias mantienen la mirada fija en la situación del dólar, que de dispararse podría acentuar el freno establecido en las últimas horas por los propietarios de inmuebles. A la par, señalan que quienes negociaban colocar sus departamentos en alquiler también optaron por "parar la pelota" hasta exista cierta certidumbre respecto de cuál será el rumbo del Gobierno.

"Nadie compra en este escenario. En este momento es imposible suponer que quien tiene dólares se lanzará a cerrar una operación inmobiliaria. Lo que acaba de ocurrir terminó con la energía positiva que se percibió el lunes después de las PASO.

El Presidente venía de pronunciar un mensaje donde anticipaba eventuales cambios. La oposición expuso su posición también de cambio de aspectos, incluso en nuestro ámbito. Bueno, todo ese clima desapareció", dijo a iProfesional Marta Liotto, vicepresidenta de CUCICBA, la organización que nuclea a los corredores.

"Los inversores esperaban estos cambios con cierto entusiasmo. Fue un baldazo de agua fría toda la situación que se terminó generando. Ahora el sector en general no sabe dónde está parado. Hay una parálisis total en el ámbito inmobiliario. Si la gente ya pensaba dos veces antes de comprar un artículo para el hogar, imaginemos lo que ocurre en este momento con quien apuntaba a una casa. Por otra parte, ningún propietario quiere vender en este contexto", añadió.

La directiva sostuvo que ahora vuelve a predominar el temor sobre qué pasará con la inflación, con el trabajo. Y, por supuesto, con el tipo de cambio.

"Esto nos remonta a turbulencias de otras épocas, a hechos complicados que no representan el mejor de los recuerdos para los argentinos. La esperanza del lunes duró menos de 48 horas. Apelamos a que este fin de semana ya tengamos alguna precisión sobre cómo seguirá la gobernabilidad", expresó.

Tras un inicio de semana optimista, la interna oficial paralizó a los propietarios.

Liotto comentó que la parálisis de estas horas ni siquiera se asemeja a lo que ocurrió en tiempos complicados como la crisis de 2001. "En ese momento los valores se acomodaron rápidamente y hubo ventas. En esta instancia los dueños llaman a las inmobiliarias sólo para notificar que prefieren esperar a cerrar la operación que estaban iniciando", afirmó.

"Los propietarios paralizaron sus decisiones. Incluso en el ámbito de los inmuebles que son para alquilar. Te dicen que mejor esperar una o más semanas. Y todos están mirando el dólar. El que quiere comprar, pone la pausa por si hay devaluación. Los dueños, en tanto, se mantienen pendientes porque si el tipo de cambio se dispara, bueno, habrá efectos en los precios finales de venta", concluyó.

Inversor alejado

Desde Reporte Inmobiliario su CEO, José Rozados, señaló que el escenario acentuó la falta de confiabilidad que ya venía evidenciando la Argentina como espacio de inversión inmobiliaria. "La falta de certidumbre aleja cada vez más al inversor real, aquel que se mete en proyectos de construcción de envergadura", expresó a iProfesional.

"El inversor institucional observa esto y sigue colocando a la Argentina fuera de su radar de negocios. Nadie que piense en proyectos de infraestructura optaría por entrar en un contexto como el actual. Lamentablemente, esto que está ocurriendo aplaza cualquier recuperación del sector inmobiliario", añadió.

Según los comercializadores, la actividad volvió prácticamente a cero por efecto de la crisis política.

Según Rozados, la turbulencia vigente incluso congela los movimientos de aquellos interesados en proyectos en boca de pozo.

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"El problema es que nadie puede asegurar que esto se calmará ahora o, todo lo contrario, el conflicto seguirá escalando. Siempre está el temor de que ocurra una devaluación fuerte, por ejemplo. No hay forma de construir la confianza que exigen las inversiones si lo que predomina es esta falta de precisiones tanto políticas como económicas", puntualizó.