Otro gigante alimenticio que cruje: por presión judicial, Molino Cañuelas entró en concurso de acreedores
En línea con lo que ocurre con otras compañías emblemáticas de la producción local de alimentos, que arrastraban un rojo que se profundizó con el año de pandemia, Molino Cañuelas, un gigante en la producción de harinas, finalmente no pudo revertir su mal momento financiero y acaba de entrar en concurso de acreedores.
Desde la firma se indicó que sendas acciones judiciales impulsadas por quienes reclaman pagos adeudados redundaron en esta decisión, que alcanza también a la Compañía Argentina de Granos SA (CAGSA).
A través de un comunicado al que accedió iProfesional, Molino Cañuelas informó que llegó a esta instancia "pese a los esfuerzos realizados en estos últimos años de negociaciones, y no obstante al consenso alcanzado con una relevante cantidad de las instituciones financieras involucradas, incluida la banca nacional y organismos multilaterales".
"Con esta medida busca proteger sus activos, los puestos de trabajo directos e indirectos de la empresa y los intereses de los propios acreedores, manteniendo su estructura productiva y asegurando su continuidad operativa en todas sus plantas y establecimientos industriales y comerciales", aclaró la compañía.
A la hora de explicar cómo llegó a este momento crítico, desde Molino Cañuelas explicaron que la firma motorizó inversiones que, en gran medida, "se cancelaban con un mecanismo de capitalización de la compañía en los mercados bursátiles local y del exterior mediante una Oferta Pública de Acciones".
"La alta volatilidad que se registraba en ese momento en las principales bolsas del mundo y la performance económica negativa de la Argentina, redundaron en una falta de interés de los mercados que obligó a la compañía a desistir del proceso. Esto, sumado a las sucesivas crisis económicas vividas por nuestro país, donde solo durante el 2018 el peso se desplomó más del 50 por ciento contra el dólar, obligaron a la empresa a postergar el pago de ciertos compromisos e iniciar un proceso privado de reperfilamiento del total de su deuda financiera", se afirma en el comunicado.
Previo a la pandemia, Molino Cañuelas supo conformar un comité de acreedores y en marzo de 2019 había alcanzado una suerte de acuerdo con quienes mantenía las deudas más abultadas.
"Sin embargo, la nueva turbulencia financiera registrada en el país en el mes de agosto de ese año, y la abrupta devaluación de la moneda local, sumado a la crisis mundial por el Covid en 2020 y las dificultades propias que esto generó en la Argentina provocaron un nuevo e inevitable cambio de escenario para todos los participantes de la restructuración. Incluso hizo que algunos bancos decidieran suspender su participación en dicho comité, alejando la posibilidad de obtener un acuerdo definitivo", argumentaron desde la alimenticia.
Al margen de esta combinación de variables negativas, la firma reconoce que cualquier posibilidad de acuerdo "quedó frustrada por el efecto de medidas judiciales individuales".
Caída anunciada
Ya a mediados del año pasado, iProfesional informó que Molino Cañuelas bordeaba la liquidación de activos a partir de una deuda del orden de los 1.400 millones de dólares.
La compañía fue acumulando deudas con Banco Nación, Macro, HSBC, Provincia y Santander, además de incumplimientos con CMF, COMAFI, Hipotecario, BBVA, Ciudad y Galicia.
Las sucesivas devaluaciones, sumadas a una baja en los números de comercialización, terminaron acentuando la crisis de una compañía que ya en 2018 debía más de 760 millones de dólares.
Según se detalla en la base de datos del Banco Central (BCRA), Molino Cañuelas tiene compromisos a saldar por más de 28.000 millones de pesos.
Hoy por hoy, la empresa en cuestión opera 15 plantas industriales en 6 provincias. Durante los últimos 2 años logró lanzar unos 150 nuevos productos al mercado. Es el principal productor de harina de la Argentina.
Cañuelas, Pureza, 9 de Oro, Paseo, Cukis, Mamá Cocina, Horno Casero, Pizza Pietro y Dulce mamá, son algunas de sus marcas controladas.