Crisis de las "grandes": de Walmart a Garbarino y Ribeiro, la pandemia "noquea" y precipita cierres y salidas
El drama que transita la actividad comercial en la Argentina no se toma respiro.
A la crisis financiera que atraviesa Garbarino, que redundó en la toma de locales por parte de los empleados y bloqueo establecido por los proveedores, ahora se sumó la decisión de Ribeiro de cerrar puntos de venta e, incluso, suspender hasta la actividad en su plataforma de comercio electrónico.
Con los antecedentes negativos que viene acumulando el segmento de las grandes superficies en los últimos meses, el trance que complica a estas compañías no hace más que reflejar la crisis que evidencia una forma de comercialización que, salvo contadas excepciones, está siendo "noqueada" por la pandemia de coronavirus.
Merma pronunciada en las ventas por efecto de variables como las permanentes restricciones que limitan la asistencia de clientes, alza de costos permanente por variables como la inflación y el movimiento del dólar, y la siempre presente incertidumbre política, son algunos de los factores que se combinan con el aspecto sanitario y dificultan la continuidad de las empresas que apelan a las redes de locales.
Este año, y previo al mal momento que sacude a Ribeiro y Garbarino, Falabella fue una de las compañías que asumió que el negocio ya no daba para más y "levantó campamento" de la Argentina.
Esta semana, y aunque no se trata de una cadena de retail, hasta la misma Adidas informó que reducirá su estructura comercial en la Argentina a partir del cierre de muchos de sus locales y la adopción de un esquema de franquicias.
En la actualidad, expuso iProfesional en las últimas horas, la multinacional alemana cuenta en total en Argentina con ocho locales del concepto Originals y más de 20 tiendas en todos sus formatos, distribuidas entre la Capital Federal, Buenos Aires y Mendoza.
El plan contempla que solamente siga operando cuatro outlets en el país de manera directa y se desprenda del resto de sus sucursales en los próximos meses, comenzando con el cierre de las tiendas que actualmente opera en Mendoza, además de las ubicadas en los estadios de River y Boca Juniors.
A principios de abril, siempre a tono con esta tendencia negativa, Falabella notificó su decisión de cerrar los puntos de venta ubicados en la porteña peatonal Florida, Martínez y Rosario, y de esa forma puso final a su presencia a través de locales físicos. En los primeros días de junio, la misma empresa "apagó" su tienda virtual y cesó todas sus operaciones en la Argentina.
Hay una operación previa a lo decidido por Falabella que, en cierta forma, inauguró esta ola de situaciones críticas que culminaron en "volantazos comerciales": en noviembre del año pasado, Walmart apuró la salida del país y vendió sus activos locales al Grupo De Narváez.
Hasta ese momento, la cadena acumulaba 3 años de balances en rojo y una perspectiva cuanto menos preocupante dado el escenario de menor consumo que desplegó la pandemia.
Ya en 2018 la firma norteamericana había promovido el cierre de su hipermercado en el shopping Dot, además de concretar la venta de 12 locales a la también cadena Dia. La empresa, hasta la irrupción de De Narváez, sumaba 92 sucursales en todo el país y algo más de 9.500 empleados.
"El cambio de formato comercial que se venía dando de manera pausada en el mundo comenzó a intensificarse con el correr del Covid-19. La recuperación sanitaria que muestran varios de los principales países interrumpió buena parte de los derrumbes de estas redes, pero en la Argentina el problema de los contagios sigue y la economía se mantiene paralizada", dijo a iProfesional un analista del sector.
"Eso genera un escenario de agonía que se vuelve imposible de afrontar. Pensemos que varias de las cadenas arrastran deudas y problemas comerciales por lo menos de 2018 a esta parte. Se llegó a esta parte en rojo permanente y con la perspectiva de que mañana vas a vender menos. En una reacción lógica, las cadenas optan por el achique. Si no hay una reactivación económica, el cierre de locales se seguirá profundizando", añadió.
Ahora Ribeiro
En el caso de Ribeiro, según indicaron fuentes sindicales, dejó de pagar salarios, comenzó a cerrar locales, suspendió su sitio de e-commerce y, según trascendió en el mercado de retail, busca un socio para capitalizar la compañía.
Con enormes deudas, la empresa -fundada hace 110 años en San Luis- aspira a que un socio aporte capital, pero sin que la familia propietaria pierda el control. Con fuerte presencia en el interior del país, la empresa llegó a tener 1.900 empleados y 85 sucursales en el 2018.
Tras integrar el grupo de las principales cadenas de electrodomésticos en la Argentina, a partir del 2019 en Ribeiro todo empezó a ir cuesta abajo. Las deudas se fueron agrandando y el inicio de la pandemia de Covid-19 en marzo de 2020 castigó especialmente al comercio.
En la central de deudores del Banco Central, la firma ya aparece en situación de "irrecuperable". En este contexto, la familia Ribeiro está buscando capitalizar la empresa y en algún momento hasta se llegó a mencionar a un grupo vinculado a la actividad agroindustrial, pero nada prosperó.
La caída de ventas en unidades fue del 60 por ciento entre 2019 y el 2021, de acuerdo con reportes especializados del sector.
En abril último, Minicuotas Ribeiro cerró una de las sucursales en General Alvear, Mendoza. La cadena también tenía definido bajar la persiana en su local en San Juan. A mediados de junio último, Ribeiro cerró su local en la ciudad de Rafaela, en el oeste de Santa Fe.
Qué pasa con Garbarino
Por el lado de Garbarino, la situación es cada vez más complicada. El fantasma del concurso de acreedores está cada vez más presente.
Tiene una gran deuda pendiente, no logra conseguir un socio que lo ayude afrontar este duro momento, y recibió una respuesta negativa del Gobierno porteño sobre el reclamo de devolución de 438 millones de pesos de "multas indebidas" con los que podría pagar los sueldos atrasados de sus 3.800 empleados.
Todo esto se da en el contexto de una protesta de los trabajadores que tienen plantas de la compañía tomadas.
El empresario Carlos Rosales, dueño del grupo asegurador Prof y director ejecutivo de la compañía desde hace un año, perdió toda esperanza de que la renovación de la cúpula de Garbarino posibilitara remontar el negocio, porque el principal interesado en comprarla, Facundo Prado, retiró su oferta.
A ese contexto, se suma el cierre de varios locales a lo largo del país, y las denuncias de los empleados que se quedaron sin trabajo sin previo aviso y con sueldos sin cobrar.
"Estamos ante un lockout patronal", declaró el secretario gremial del Sindicato de Comercio, Juan Gómez, quien contó además que muchos trabajadores tomaron los locales para defender sus puestos de trabajo y exigen la reapertura de los negocios.
En los últimos días, la empresa comenzó a cerrar casi todos los locales –de un total de 200– que tiene distribuidos por todo el país como en Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza, entre otras.
Antes, Falabella
Tras el cierre de locales concretado en la primera etapa de abril, y aunque la compañía se había comprometido a mantener su negocio de comercio electrónico, finalmente Falabella "apagó" su tienda virtual a principios de junio y cesó todas sus operaciones en la Argentina.
La novedad fue comunicada por la misma empresa mediante un mensaje publicado en el sitio institucional aún online en nuestro país. "Estimados clientes, a partir del 31/05/2021, Falabella.com.ar ya no se encuentra disponible para realizar compras", informa.
"Nos despedimos agradeciendo a todos nuestros clientes, proveedores, colaboradores y nuestras comunidades, que nos han elegido y apoyado durante todos estos años", añade el texto colgado por la compañía.
Según pudo saber iProfesional, la firma cumplirá con los pedidos cerrados hasta el último día de mayo. Y los productos adquiridos serán entregados acorde a los tiempos establecidos al momento de concretar la operación con el retail.
En la antesala a esta decisión, Falabella bajó las persianas de sus puntos de venta ubicados en la porteña peatonal Florida, Martínez y Rosario. En el ámbito comercial señalan que esto representó la pérdida de al menos 500 puestos de trabajo.
La compañía llegó a contar con 10 tiendas distribuidas en distintos puntos del país. La irrupción de la pandemia de coronavirus, sumado a una recesión que no dejó de intensificarse sobre todo en el último año, complicaron fuertemente la supervivencia de la cadena en el escenario doméstico.