Garbarino: Rosales rechazó la venta y se agrava la crisis en todos los locales
La situación de Garbarino se complica cada día más, luego de que su dueño, Carlos Rosales, rechazara una oferta para vender la cadena y ahora analiza recurrir a la justicia para abrir un proceso concursal y evitar de ese modo la quiebra.
Durante los últimos días, la empresa comenzó a cerrar casi todos los locales que tiene distrubidos por todo el país como en Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza, entre otras.
En la actualidad, Garbarino cuenta con 200 sucursales, muchas de las cuales han sido tomadas por sus empleados reclamando la reapertura y el compromiso del propietario de la continuidad laboral.
Sin embargo, la falta de productos y de giro financiero le impide a Rosales poder normalizar la situación, con una deuda mayor a los $2.300 millones y falta de pago de sueldos y aguinaldos a sus 4.200 trabajadores.
Del mismo modo, la planta productora de Tierra del Fuego se encuentra en crítica situación y en los últimos días el sindicato de comercio mantuvo comunicaciones con las autoridades provinciales para reclamar ayuda y evitar que cierre.
Garbarino viene sufriendo un proceso de deteríoro desde hace varios años, incluso antes que Rosales asumiera el control de la mayor cadena de electrodomésticos de la Argentina.
Acumulaba una deuda por $12.000 millones con un grupo de acreedores entre los que se encontraban los principales bancos y empresas de tecnología del país.
De ese monto, su directorio pudo encaminar un acuerdo con las entidades financieras para reestructura la cancelación de unos $5.000 millones.
En el caso de los proveedores fue Rosales quien encaminó las conversaciones para reordenar la deuda por los $7.000 millones restantes.
Sin embargo, en los últimos meses la compañía comenzó a tener problemas para cumplir con los acuerdos y Rosales debió recurrir a la ayuda de compañías financieras con las que también incumplió y acumula una deuda por otros $2.300 millones.
En medio de dicho proceso, el dueño del grupo asegurador Prof puso en venta la cadena comenzando negociaciones con Facundo Prado, actualmente dueño y CEO de la operadora de TV paga Supercanal.
El empresario llevó a cabo un proceso de revisión de las cuentas de Garbarino y la semana pasada acercó una oferta concreta que fue rechazada por Rosales.
Tras este fracaso, Prado habría retirado su interés por la cadena y Rosales habría empezado a preparar el terreno para solicitar la apertura del concurso preventivo de acreedores.
Intervención oficial
Al respecto, desde las filiales provinciales de la Asociación Empleados de Comercio de la Argentina comenzaron a reclamar la intervención del gobierno nacional para que se levante lo que consideran un lockout patronal que afecta a cerca de 4.000 trabajadores y representa el conflicto más grande en la actividad privada en los últimos años.
En Rosario, por ejemplo, la empresa cerró el salón de ventas ubicado en la peatonal Córdoba al 1200, además de las sucursales situadas en los shoppings Alto Rosario y El Portal y la que funcionaba en un hipermercado de la zona sur.
En el caso de Mendoza, las tres sucursales que quedaban el Gran Mendoza por la tarde de ayer cerraron sus persianas.
La misma situación se da en otras localidades como Mar del Plata, Lanús y la capital de la provincia de San Juan.
De esta forma y con una importante deuda que se sigue acumulando, problemas con los gremios por atrasos en los pagos al personal, y la demora en cerrar un cambio de propietario, el futuro de Garbarino parece encaminarse hacia una resolución judicial mediante un proceso concursal.
En la misma situación se encontrarían el resto de las empresas del grupo como son la tecnológica Compumundo; la cadena de celulares Tecnosur; la fábrica de electrónica Digital Fueguina; Garbarino Viajes y la Financiera Fiden (que emite las tarjetas de crédito de Garbarino y Compumundo).
De hecho, trascendió que durante esta semana habrá una reunión con representantes de varias aseguradoras con la que tiene contratos de seguros de crédito que podrían verse afectados si no se llega a un acuerdo con Prado y sus socios.
En especial, por las repercusiones que un posible proceso concursal pueda tener en sus principales proveedores y tenedores de gran parte de su deuda como serían Fapesa (Philips); Alladio (Drean) y Electrolux.
En el mercado entienden que la quiebra de Garbarino no sería conveniente para ninguno de los involucrados, en especial a sus propios acreedores que en su mayoría son las empresas proveedoras de los artículos que la cadena ofrece y que cada día que pasa son menos por el rechazo de las empresas a seguir abasteciendo a la cadena mercadería, ni siquiera en consignación.
Las fuentes estiman que el giro de fondos necesario para poner en marcha Garbarino nuevamente rondaría los $4.000 millones, dinero que le permitiría rearmar su capital de trabajo y volverla nuevamente operativa.
A esto le debería agregar otra suma parecida en avales para convencer a los proveedores de que abastezcan la cadena nuevamente.
Fondos que Rosales no tendría disponibles actualmente y que, si las negociaciones con Prado fracasan, lo llevarían a optar por el proceso concursal.