Falabella vende su tarjeta de crédito al Banco Columbia
Tras el fracaso sufrido con la venta de las operaciones locales de sus tiendas departamentales y de su cadena de artículos para la construcción, el grupo Falabella logró un "premio consuelo", con el traspaso de su tarjeta de crédito.
Se trata de la marca CMR Falabella Argentina que acordó la cesión de su cartera al Banco Columbia, propiedad del banquero Santiago Ardissone y con experiencia en la compra de operaciones similares a grupos empresarios extranjeros que deciden salir de la Argentina.
Por caso, en años anteriores se quedó con la cartera de clientes de la cadena C&A; de GE Money el que el holding extranjero ya tenía acuerdos comerciales, precisamente vinculados a la emisión de su tarjeta.
La entidad le terminó ganando la pulseada al Grupo Supervielle, que había picado en punta como candidato para quedarse con la operación local, a pesar de que hubo otros interesados que finalmente desistieron de hacer una oferta.
De acuerdo a un escueto comunicado distribuido por Falabella en el que no se informa la cifra de la operación, los clientes podrán continuar utilizando su tarjeta, ahora como usuarios del Banco Columbia, "de la misma manera que lo vienen haciendo actualmente".
Según algunas notas periodísticas, CMR tendría una cartera de 300.000 clientes activos que ahora pasarían a tener que negociar el pago de sus resúmenes y deudas con el Banco Columbia.
El informe agrega que marca CMR seguirá en las tarjetas en circulación mientras el banco lleve a cabo el proceso de reemplazo de plásticos e informa que "los colaboradores continuarán trabajando en CMR Argentina en tanto se efectúa la transferencia de la cartera de tarjetas a los sistemas del comprador".
De todos modos, les anticipa que se les ofrecerá un plan de retiro diseñado especialmente para este proceso pero con un contexto de país en crisis, con fuerte aumento del desempleo y donde miles de personas se han quedado sin trabajo producto de las consecuencias que la pandemia del Covid-19 está generando en la economía local.
Se trata del mismo escenario elegido por Falabella para desarmar las operaciones de su cadena de tiendas departamentales, cerrando todas las sucursales y subastando la mercadería a través de las redes sociales.
El grupo chileno, controlado por la familia Solari, fracasó en su intento por encontrar un comprador, lo cual los obligó a cerrar los locales y abandonar la Argentina.
De todos modos, el grupo permanecerá en el país con su cadena de venta de artículos para la construcción Sodimac, para la cual tampoco encontró interés en el marco de una compulsa estructurada para ceder la marca a un inversor local.
En este caso, la reactivación de la construcción pública y privada -con mejoras en el nivel de empleo, una mayor demanda de insumos y el lanzamiento de un programa de créditos hipotecarios que reemplazará a los UVA- jugaron a favor de la decisión de continuar con esta actividad.
También jugó el hecho de que el proceso de venta se hizo largo y generó un fuerte desgaste a los interesados, a partir de que ninguna de las ofertas que se fueron acercando convenció al grupo chileno, generando un ambiente de indefinición que terminó por desgastar, aburrir y frustrar a los posibles nuevos inversores.
El grupo pretendía además que los posibles compradores de Sodimac se hicieran cargo de la sociedad controlante de Falabella, de la cuantificación de las contingencias y de la futura liquidación de esta marca, además de establecer que cualquier conflicto legal deberá dirimirse bajo la justicia chilena, entre otros aspectos.
Sumar cartera
En el caso de la tarjeta CMR, pasará a partir de ahora a formar parte de los activos del Banco Columbia, cuyo origen se remonta a 1969, cuando nació como una sociedad de ahorro y préstamo, dedicada principalmente al otorgamiento de préstamos hipotecarios.
Luego, en 1983, Columbia se transformó en compañía financiera y comenzó a abarcar los sectores de consumo (préstamos personales) y comercial (créditos a empresas de mediano tamaño).
A partir de la absorción del residual del Banco de la Edificadora de Olavarría a fines de noviembre de 2002, inició sus actividades como banco comercial minorista ampliando su cartera de préstamos personales.
Luego, en el 2003 concretó la compra del 50% del negocio de consumo de Provencred (tarjetas de crédito regional) y su respectiva cartera de préstamos y clientes a Citibank, dueño de la marca.
Estas operaciones le permitieron posicionarse en el financiamiento de préstamos personales de consumo al segmento bajo y medio de la población que se profundizó en el 2009 cuando compró la cartera de clientes de la cadena de tiendas C&A que, como Falabella, decidió cerrar sus operaciones locales y abandonar el país.
En el 2010, sumó la cartera de crédito y los puntos de venta de GE Money, en tanto que en el 2012, Columbia adquiere la cartera Visa PROA al Banco HSBC.