Los chinos, fuera del microcentro porteño: cierre masivo de supermercados y migración hacia el interior del país
El declive, reconocen los mismos empresarios del rubro, es tan intenso como incesante. Golpeados por la falta de demanda producto del cierre de oficinas públicas y privadas, y afectados por una inflación que complica el abastecimiento, los supermercados chinos iniciaron la salida total del microcentro porteño.
En realidad, el éxodo ya lleva meses, pero se intensificó en esta primera mitad de 2021. Las organizaciones el sector dan por descontado que en el próximo semestre ya no quedarán puntos de comercialización activos en esa parte de la Ciudad. Reconocen que sólo en ese apartado porteño ya se perdieron casi 250 puestos de trabajo.
De 2020 a esta parte, aseguraron representantes del supermercadismo oriental, a nivel nacional prácticamente el 50 por ciento de los comercios redujo su actividad al mínimo o directamente cerró. Se trata de 6.000 bocas de venta que al día de hoy se desconoce si volverán a funcionar como en la etapa previa a la pandemia de coronavirus.
En el ámbito de estos emprendimientos señalan que la caída también responde a la falta total de auxilio oficial a los comerciantes asiáticos, que durante el primer año de pandemia no recibieron los ATP que sí llegaron a otras actividades para cubrir partes de los salarios y ahora tampoco calificaron para los REPRO.
"Este año se profundizó la ola de cierres que ya experimentamos en 2020. En Buenos Aires la mayoría ocurrió en el microcentro y así seguirá en los próximos meses. Estimamos que ya cerraron 40 en esa zona de la Ciudad. Los muy pocos que quedan migrarán en poco tiempo", dijo a iProfesional Yolanda Durán, presidenta de CEDEAPSA, la organización que integra a los comerciantes asiáticos.
"En Buenos Aires teníamos 3.000 supermercados abiertos antes de que llegara el coronavirus. Hoy ya no sabemos cuántos resisten en total. Pero la estimación de un 50 por ciento cerrados o en problemas que tenemos para el sector a nivel país también la podemos trasladar a la Ciudad. No queda más que movernos más al interior", añadió.
La directiva expuso a la inactividad de las oficinas y la desaparición de los turistas como dos de los factores que empujaron la baja de persianas en el microcentro. "Lo que pasa en Buenos Aires nos ocurre, también, en Córdoba y Santa Fe, por poner otros dos ejemplos. El hecho de que dejaron de funcionar los organismos públicos, los puestos de trámites, resultó fatal para los supermercados", afirmó.
En términos nacionales, indicó Durán, el nicho perdió definitivamente unos 200 comercios sólo en 2020.
"La caída del consumo derivó en falta de caja para seguir sosteniendo los comercios. A eso hay que sumarle el hecho de que los servicios nos siguieron llegando como si estuviésemos en el mejor momento de la facturación. Las facturas de luz, por ejemplo, vienen con montos como si los supermercados abrieran todo el día siendo que a las 18, a más tardar las 19, la mayoría ya están cerrados", expresó.
Escenario crítico
La entrevistada sostuvo ante iProfesional que cada supermercado chino que cierra equivale a, cuanto menos, 6 puestos de trabajo que se pierden.
"La situación económica que atraviesa Capital Federal está siendo fatal para los empresarios. Por eso se acentuó la migración hacia el interior del país, aunque la crisis se siente en todas las ciudades. De Buenos Aires se está pasando al conurbano y de ahí provincias como Mendoza, Santiago del Estero, incluso lugares en la Patagonia", dijo.
Durán comentó, además, que los supermercados evidencian faltantes en góndolas de algunos artículos por la imposibilidad de los dueños de reponer la mercadería.
"No hay plata para comprar mercadería. Al menos, no el volumen que adquiríamos antes. Cada vez que reponés los artículos vienen con aumentos mensuales del 5, el 7 por ciento. Los proveedores acompañan la inflación y a ese porcentaje le agregan un poquito más. Entonces los comerciantes en lugar de pedir que les bajen 10 bultos de azúcar, bueno, ahora compran apenas 1 o 2", graficó.