El dueño de Garbarino busca socio para financiar la reestructuración de la cadena
El ingreso de Carlos Rosales a Garbarino prometía una nueva y mejor etapa para el principal retail de electrodomésticos de la Argentina, de la mano de un empresario que buscaba sanear las cuentas y ordenar la relación con los proveedores, además de buscar presencia regional, expandiéndose a otros mercados extranjeros y profundizar las ventas online.
El propietario del grupo asegurador PROF tomó el control de la compañía el 10 de junio del 2020 cuando firmó el traspaso accionario con los fundadores de la cadena que es a su vez dueña de la firma de tecnología Compumundo; la cadena de celulares Tecnosur; la fábrica de electrónica Digital Fueguina; Garbarino Viajes y de la Financiera Fiden (que emite las tarjetas de crédito de Garbarino y Compumundo).
Desde ese día intentó poner en marcha una nueva estrategia comercial basada en el mayor uso de las herramientas tecnológicas y el ecommerce para cambiarle la cara a Garbarino, que acumulaba deudas por $12.000 millones con acreedores bancarios y proveedores.
En el aspecto financiero, Rosales encaró un proceso de recomposición de las cuentas y de la caja de Garbarino con un desembolso inmediato de $2.000 millones y un acuerdo para ir cancelando el pasivo, pero con el compromiso de que los proveedores vuelvan a entregarle mercadería al mismo tiempo. Es decir, reducir la deuda de $7.000 millones con estas empresas a la par de abrir una nueva línea de crédito que le permita rehacer el stock.
Sin embargo, nueve meses después de su desembarco en la empresa, la realidad es otra, muy diferente a la imaginada por el también pro tesorero del club San Lorenzo de Almagro.
La empresa siguió sufriendo por las restricciones económicas impuestas por las medidas sanitarias para combatir el Covid-19 y por la recesión de la economía que derrumbó las ventas de productos electrónicos.
A esto se le suman medidas del Gobierno que imponen restricciones a las importaciones de ciertos productos y componentes que Garbarino necesita para comercializar y para su planta de Tierra del Fuego.
Tampoco logró reducir sus costos fijos para transformar su estructura en cuanto a cantidad de empleados y locales a una escenario como el que le toca atravesar.
Por ahora, suspendió algunos empleados en el interior e informó el cierre de unas pocas sucursales en Córdoba, luego de que el gobierno nacional decidió eliminar la ayuda oficial en el pago de la mitad de los sueldos mediante los llamados ATP que recibían los 4.200 empleados de la compañía.
A partir de esta acción, el gremio mercantil se encuentra alerta y a la espera de recibir alguna notificación por parte del Ministerio de Trabajo de Nación o bien por parte de la firma para buscar algún tipo de acuerdo para que el conflicto no se agrave.
Mientras tanto, Rosales habría salido a buscar un socio para sostener la operación de Garbarino y retomar sus planes de expansión y transformación.
Fuentes del mercado estiman que el objetivo del empresario es ceder parte de sus acciones a cambio de una nueva inyección de fondos frescos que le permitan financiar la reestructuración de Garbarino y lograr que se convierta en una empresa más ágil y con perfil adecuado al escenario actual.
A cambio, estaría dispuesto a ceder parte de la principal cadena de venta de electrodomésticos de Argentina, que tiene una marca potente, que cuenta con una extensa red de 200 locales y que su plataforma de eCommerce sólo es superada en fortaleza por Mercado Libre, la compañía de Marcos Galperin.
Las fuentes aseguran que Rosales mantiene negociaciones con varios interesados, aunque las mayores chances se volcarían por un acuerdo con Facundo Prado, actual CEO de Supercanal y del fondo Carval Investor.
El empresario es desde el 24 de febrero del año pasado, Presidente y accionista controlante de la empresa de televisión por cable que perteneció a la dupla conformada por Daniel Vila y José Luis Manzano.
El dueño del Grupo América y el ex ministro del Interior de Carlos Menem habían vendido Supercanal a mediados del 2018 a la firma ICondor, cuyo titular era Carlos Joost Newbery.
En esa operación, el fondo Carval Investor actuó como financista. Pero luego de dos años desembarcó como accionista junto con Prado, quien era propietario de una empresa de TV por cable en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca que opera con la marca TVCat.
El empresario también es parte de CarVal Investors, creado a fines de los años 80 por la multinacional agroalimentaria Cargill y que forma parte del accionariado de Supercanal.
El fondo además fue socio de la firma Desarrolladora Energética SA para la adquisición de las distribuidoras eléctricas Eden y Edes, que cubren las zonas norte y oeste de Buenos Aires, abarcando a casi 650.000 clientes.
En Supercanal, la dupla Prado-Carval Investment viene aplicando un proceso de transformación tecnológica, desarrollando un proyecto de despliegue de una nueva red de fibra óptica y servicios digitales para disminuir la brecha digital en sectores alejados de los centros urbanos de Argentina.
El fantasma de Moyano
De sellar un acuerdo con Rosales para desembarcar en Garbarino, además de lidiar los problemas de costos y de deuda de la cadena también tendrá que enfrentar la avanzada contra la cadena que lidera el Sindicato de Camioneros.
El gremio de los Moyano presiona para lograr un bono de $100.000 para cada uno de sus 180 afiliados del centro de distribución que el Grupo Garbarino posee en localidad bonaerense de La Tablada.
El bono sería emitido a partir de una insólita teoría por "compensación económica" por el cambio de manos de la empresa. Tan insólito el reclamo que en el sector empresario ya se habla de "la ley Moyano" que también originó un conflicto con Walmart, donde también se le reclamó a los nuevos dueños de la cadena de supermercados del grupo De Narvaéz que despidan a los empleados, los indemnicen y los vuelvan a contratar.
Los empresarios ven con preocupación el desembarco de ese criterio a fuerza de bloqueos en el sector privado. El agravante, señalan en el sector privado, es el eventual pago de la doble indemnización en un contexto de "estrés" en el retail, derivado de la pandemia y la recesión económica.
Un combo que también ayudó a frenar el cambio de estrategia que Rosales ideó para Garbarino con el foco puesto en transformar las 200 sucursales en tiendas online con punto de entrega (picking point); permitirle a los proveedores potenciar sus marcas de la mano de ofertas, promociones y planes de cuotas dirigidos a los consumidores; lanzar su propia billetera virtual o asociarse con varias de las que ya operan.
También dar un fuerte impulso al comercio electrónico y cerrar acuerdos con firmas de delivery para que los clientes puedan comprar de manera remota
El "nuevo Garbarino", que por ahora se encuentra postergado, debe integrar todas las ventajas del mundo físico y online, para adaptarse a las tendencias de consumo, haciendo una fuerte apuesta por la omnicanalidad que es definida como la integración de todos los canales existentes de una empresa para que un cliente que inició una comunicación (o proceso de compra) por uno de ellos pueda continuarlo en otro.
Otro de los pilares del plan será la incorporación de servicios financieros a partir del impulso que se le dará al pago online mediante las billeteras virtuales que se repartirán a sus miles de clientes.
En este sentido, las variantes son dos: crear una billetera propia o acordar con una o varias de las más importantes de este mercado.
Este mecanismo se complementará con el fortalecimiento de todas las estrategias comerciales de venta remota y online para aceitar una armónica convivencia entre los locales físicos y el mundo virtual, de modo tal que sus clientes puedan optar por retirar las compras en los locales o esperarlas en sus domicilios.