Buenos Aires tiene cada vez menos bares: sucumbió el 40% y anticipan nueva ola de cierres
En sintonía con lo que ocurre en el resto del rubro gastronómico, los bares porteños viven una instancia de desastre inédita y la perspectiva está muy lejos de ser alentadora. El epicentro de la catástrofe no es otro más que el microcentro porteño, con cierres en la zona de oficinas y el barrio de San Telmo. Pero Palermo, con la Plaza Cortázar a la cabeza, no escapa a una tendencia que emergió con la pandemia.
Según datos aportados a iProfesional por entidades justamente de la gastronomía en Ciudad de Buenos Aires, desde la irrupción del Covid-19 a esta parte, la Ciudad sufrió el cierre de casi el 40 por ciento de los bares. En concreto se habrían perdido cerca de 800 emprendimientos de esas características, lo cual además implica que se destruyeron al menos 12.000 empleos.
El horizonte es preocupante dada la cercanía del frío y, a raíz de esa variable, el fin temporal de la atención en las veredas. La opción le acercó algo de oxígeno a los bares aún en pie en tanto, siempre por incidencia del coronavirus, el grueso de los clientes sigue evitando permanecer mucho tiempo dentro de los salones.
"La situación es crítica para el sector, sobre todo en el micro y macrocentro. Y hasta el momento no vemos una luz al final del túnel. No hay turismo, vida nocturna, no hay demanda en la zona de oficinas, es un momento crítico", dijo a iProfesional Francisco Miranda, secretario de la AHRCC, la asociación que integra a restaurantes, bares y hoteles de la Ciudad.
"En el primer trimestre de la pandemia tuvimos la gran ola de cierres. Para este año prevemos otra catarata. La diferencia es que en este 2021 ya no contamos con ayuda financiera, auxilio para pagar parte de los sueldos con el ATP o condonación de alquileres. Será un golpe más fuerte", añadió.
Miranda remarcó que "nos quedan 20, 30 días a lo sumo de veredas por el clima", por lo que la merma de clientes volverá a hacerse visible ya a partir del mes próximo. "Tenemos un aforo en el salón del 30 por ciento, pero la gente prefiere estar afuera. Tampoco hay certezas de que un cambio del aforo podría mejorar la afluencia. Los contagios, el temor, siguen siendo lo dominante", comentó.
El directivo mencionó a los bares históricos de zonas como Avenida de Mayo como algunos de los que transitan el momento golpeados de forma casi irreversible.
"Son emprendimientos de décadas que no pueden reconvertirse. En algunos casos cuentan con empleados con antigüedades de 30, 40 años. Para colmo están en los puntos donde se llevaban a cabo espectáculos, teatro, cine, y eso no da indicios de mejorar. El invierno será fatal para muchos", pronosticó.
Cierres sin pausas
El estado de "crac" que predomina en el ámbito de los bares porteños tuvo un ejemplo reciente con el cierre de The Kilkenny, el emprendimiento que concentraba multitudes en cada celebración del Día de San Patricio.
Ubicado en Marcelo T. de Alvear y Reconquista, en sus mejores años -duró 23 en funcionamiento- supo reunir a más de 70.000 personas en los festejos vinculadas a la tradición irlandesa.
También ligado a esa comunidad, a principios de mes bajó sus persianas The Shamrock, que funcionaba sobre Rodríguez Peña al 1.200. La ausencia de los ATP, sumado al fuerte endeudamiento -incluso impositivo- resultó demasiado para sus propietarios.
En Cochabamba y Entre Ríos, también de forma reciente, dejó de funcionar La Ibérica, un espacio de minutas demandado por empleados de bancos, colegios y empresas de la zona. Funcionaba en ese lugar desde 1983.
En Palermo, en tanto, durante 2020 quedaron "fuera de combate" Ragnar Beer Pub y Valk Taproom, seguidos por Clara y Bad Toro. Todos emprendimientos situados en torno a la Plaza Cortázar. La hamburguesería Whoopies también bajó persianas en la misma zona.
Mayo de 2020 fue el mes en el que cerró La Flor de Barracas, un bar notable con más de 115 años de antigüedad. "El coronavirus, con la extensa cuarentena que trae como consecuencia, termina de asfixiar nuestra actividad que ya venía herida y era sostenida a costa de un gran esfuerzo familiar", escribió en ese momento Carlos Cantini, en el espacio del emprendimiento en la red social Facebook.
"El bar en sus 115 años ha tenido varios propietarios y por supuesto que hoy también lo tiene. Por lo que deseamos, y sería un consuelo al alma, que quizás pueda seguir funcionando con otra administración", concluyó.
San Telmo, en tanto, acumula cierres como el de los bares o pubs Chin Chin -Estados Unidos al 500-, Bar Bazul -San Lorenzo 328- y Debar -Defensa 502-, entre otros.