Dejó el fútbol para dirigir la Pyme familiar: estuvo a punto de quebrar pero así salió a flote
"Mi mamá iba todos los meses a empeñar joyas para poder comprar materia prima con la incertidumbre de no saber si algún día podría recuperarlas", así comienza historia de Mariano Muñoz (padre), Mariano Muñoz (hijo) y MAR-PLAST.
Desde hace más de 40 años se dedican a la fabricación de envases sustentables para cosmética, alimentos, medicinas, agro y otros rubros. Un sueño que nació cuando Mariano padre vendía diarios en la calle.
De la calle a la empresa
Mariano, su fundador, arrancó muy de abajo. Tras su primer trabajo como canillita, decidió dar empezar a darle forma a su propio sueño sabiendo el esfuerzo que eso significaba. Los comienzos fueron difíciles y hasta tuvo que posponer su casamiento porque la plata no alcanzaba para todo.
"Empecé de a poco y me armé un galpón. Mi cuñado me prestó una casa vieja para fabricar y adentro puse dos máquinas automáticas. Para poder comprar material tuvimos que empeñar las alhajas que teníamos", rememora.
De esos momentos su hijo recuerda cómo se las ingeniaban para seguir adelante. "Estuvimos así un año y medio para comprar la materia prima. Yo era muy chico y me acuerdo que acompañé a mi papá a la casa de empeño sin saber si podía ir a buscar de vuelta lo que había dejado".
Los primeros en salir a la calle fueron los envases de plástico para productos de limpieza. Con esas ventas lograron tener un crecimiento que los llevó a comprar un terreno en San Martín donde instalaron la fábrica para poder seguir produciendo.
Cambio de rumbo y crisis
Tiempo más tarde, Mariano (hijo), tuvo que tomar una decisión que cambiaría su futuro y el de la empresa. Estaba a punto de debutar en la primera división de Ferro como arquero cuando optó por dejar el fútbol profesional para trabajar codo a codo con su padre. "Elegí esto porque me gusta y me divierto en lo que hago. Me crié entre las cajas y los envases. Lo llevo adentro", señaló.
Pero ser el hijo del dueño no tuvo beneficios y su padre quiso que aprenda el oficio desde cero. "Me hizo empezar de abajo, desde cómo hacer una botella. Después aprendí cómo vender y sobre maquinarias. En ese momento discutimos pero hoy siento que tenía razón".
Mariano se sumó a la empresa en el año 1992 pero a los tres años se produjo una de las primeras crisis en el país que casi los lleva a perderlo todo. En ese entonces producían envases para una empresa de cosmética que era conocida en el mercado pero que desapareció de un día para el otro.
"Nosotros le producíamos el 70% de lo que se hacía en la fábrica y cuando desaparecieron, se fueron todos y nos quedaron debiendo mucha plata. En ese momento se trabajaba con la financiación muy larga y era muy difícil porque venían cheques rechazados todos los días", rememora.
Tropezón, caída y aprendizaje
Durante esa crisis, la familia Muñoz entendió que necesitaba ayuda y cierto ingenio para salir adelante. Citaron a los proveedores en sus oficinas para plantearles la situación y explicarles que iban a salir adelante si lograban obtener su confianza y crédito. Por otro lado, tomaron la decisión de ampliar su cartera de clientes y los rubros.
Fueron dos años los que tardaron en recuperarse hasta que, desafortunadamente, otra crisis los volvió a golpear en 1998. "Fue más chica pero similar. Se cayó el país y con ello nuestros clientes. Las cadenas de pago se hicieron más largas pero como ya habíamos pasado una crisis , la experiencia hizo que en vez de que afecte al 70% de la producción sea sólo el 30% . Además, nunca nos endeudamos ni pedimos créditos así que gracias a eso seguimos adelante", contó.
Desde ese momento, en MAR-PLAST empezaron a buscar productos con valor agregado para hacerle frente a cualquier temblor. Los productos de limpieza tenían poco valor comercial y por eso decidieron incursionar en cosmética y perfumería y mejorar las maquinarias. Estaban dispuestos a hacer todo en función de lo que se podía vender.
Llegó el 2001 y con el la crisis económica y social más grande de los últimos tiempos del país. Sin embargo, padre e hijo ya estaban preparados para afrontar un nuevo desafío y superarlo.
"Haber estado dos veces al borde del abismo fue algo difícil de atravesar pero beneficioso por la experiencia. Aprendimos a diversificar la empresa y no teníamos deuda en dólares ni en pesos", explicó.
Cruzar los límites
Desde el momento en que empezó a trabajar en la empresa, Mariano se puso como meta lograr que MAR-PLAST exporte. Sin embargo, nunca imaginó que su arduo trabajo lo llevaría luego a competir con fábricas de China.
"En mi primera exposición en Uruguay en el año '98 tomé conciencia de que nosotros podíamos exportar. No había rueda de negocios en ese momento y yo viajaba a tocar timbre y vender. Nuestra primera exportación fue a Uruguay y fue un desastre. Perdimos todos. Pero la experiencia me ayudó a entender qué tenía que mejorar y así pudimos llegar a exportar a más de 10 países, entre ellos Estados Unidos y países de Europa".
Con el tiempo y en base a un gran esfuerzo colectivo, MAR-PLAST logró hacerse fuerte en los servicios de atención y así ganarle a los gigantes asiáticos. Su éxito se basa en que exportan envases vacíos hechos a medida de cada empresa y con detalles muy puntuales. La compañía tiene variedad de colores y materias primas que hacen la diferencia.
"China vende volumen, nosotros vendemos diferencial y a medida, por eso en varios segmentos le ganamos. Bueno, le ganábamos antes de la pandemia", cuenta Mariano Hijo.
Cuando estalló la cuarentena, se interrumpieron las exportaciones y se reconvirtieron de inmediato. En vez de potenciar las exportaciones se dedicaron a fortalecer el canal interno. Lanzaron representaciones y agentes exclusivos.
"Continuamos exportando a Uruguay y envases para vacunas a México, pero no como lo hacíamos antes. Por suerte tuvimos cintura y nos reconvertimos rápido", explicó.
Hoy exportar es casi imposible, nos aumentó un 70% el costo de las mercaderías, dejamos de ser competitivos, incluso, en el segmento de productos diferenciales.
Otro aspecto distintivo es que hace 3 años, sus dueños se pusieron la meta de tener una compañía sustentable.
Hoy MAR-PLAST es la única empresa en Argentina que utiliza el 100% de reciclado. Desarrollaron envases hechos con caña de azúcar y este año incorporaron productos que se elaboran en un 100% con material reciclado de ríos y mares de las costas argentinas. Eso le permite a la empresa triunfar en un mercado exterior cada vez más exigente y más comprometido con el medio ambiente.
A la distancia, Mariano no se arrepiente de haber dejado el arco de Ferro para liderar la empresa familiar. En definitiva, lo que hace todos los días es más o menos lo mismo: atajar penales.