Buenos Aires se queda sin heladerías emblemáticas: colapsan más comercios históricos
En la segunda mitad de febrero, la mala nueva vino de la mano de Monte Olivia, la emblemática heladería de Villa Devoto que bajó sus persianas definitivamente tras 55 años de prestigio. Ahora, la novedad negativa corre por cuenta de El Vesuvio, la elaboradora de helados más antigua de la Ciudad de Buenos Aires -fue inaugurada en 1902- y que, por costos disparados y demanda derrumbada, cerró las puertas de su local sobre avenida Corrientes.
Sus mesas fueron lugar de encuentro y disfrute para personalidades como Jorge Luis Borges o Carlos Gardel. Y aunque su último dueño, Mariano Marmorato, intentó por todos los medios garantizar la supervivencia del comercio -incluso intentó vender el fondo de comercio-, la recesión imperante y el declive comercial que exhibe el micro y macrocentro porteño terminaron por cercenar toda opción de continuidad.
Desde AFADHYA, la asociación que nuclea a las heladerías artesanales, señalaron ante iProfesional que la caída de las "grandes" no hace más que poner en evidencia un escenario de derrumbe que aqueja al sector en general.
Los comercios del rubro suman algo más de 200 sólo en Capital Federal y los referentes de la entidad señalan que no hay uno solo que no sufra afectación por el contexto actual de pandemia, inflación y baja demanda.
La suba aplicada en los últimos meses al producto final, señalan las fuentes consultadas, no llega siquiera a empatar los costos de elaboración. Y esto más allá de que, en buena parte del público, predomina la idea de que el precio del final se fue por las nubes.
En diálogo con iProfesional, Gabriel Famá, titular de AFADHYA, aportó detalles respecto de cómo el incremento de los insumos representa uno de los aspectos que más afecta la rentabilidad de las heladerías porteñas.
"Antes, con el valor de un kilo de helados comprabas alrededor de 3 kilos de almendras para hacer los sabores artesanales. Hoy el kilo de almendras sale lo mismo que la unidad de helado. Al mismo tiempo, el kilo de nuez ya es más caro que el kilo de helado. El precio de las materias primas destruyó la rentabilidad", dijo.
"Un kilo de chauchas de vainilla cuesta ahora 1.100 dólares + IVA. También subieron mucho los lácteos y tenemos el componente de las paritarias, que implicaron un incremento salarial del 40 por ciento sólo en los últimos seis meses. Todas estas variables mantienen en enormes dificultadas a las heladerías", añadió.
Según Famá, el kilo de helado en algunos comercios de la actividad pasó de los 880 pesos de septiembre a los actuales 1.000.
"En la mayoría de los casos la suba del producto final se ubicó por debajo del 15 por ciento. Y no se puede aumentar más porque hoy la gente no tiene plata y directamente dejaría de comprar", reconoció.
Sin ATP y la venta en caída
A la par de este movimiento ascendente en los valores de los insumos y los salarios, los emprendimientos arrancaron el año con la decisión oficial de interrumpir el pago de los ATP. El beneficio en cuestión permitía cubrir el 50 por ciento de cada sueldo.
"Hoy el sector está pidiendo una exención por al menos 6 meses en el pago de algunos ítems como el ABL, los Ingresos Brutos. Las heladerías del micro y macrocentro no podrían sobrevivir sin una ayuda de ese tipo. Hablamos de barrios y zonas que viven de los teatros, las oficinas, los estudios contables, la administración pública, y hoy ese movimiento no existe. La perspectiva es por demás de preocupante", indicó el directivo.
Famá aseguró que, en comparación con los años previos a la pandemia, las heladerías de la Ciudad ostentan una caída en la demanda que alcanza al 40 por ciento. "Estamos en uno de los puntos de rentabilidad más bajos, a niveles históricos", remarcó.
"La heladería vive de la ‘cosecha’ del verano. Con eso atraviesa el invierno que sigue. Como el Covid-19 llegó en marzo, el año pasado de cierta forma se pudo cerrar la temporada. Ahora no podemos decir lo mismo. Y tampoco contamos, como antes, con los ATP que ayudaron a pasar los meses sin actividad", comentó.
Las heladerías de la Ciudad, según el referente de AFADHYA, brindan empleo a más de 4.000 personas entre puestos de trabajo directos e indirectos. La entidad integra una mesa de emergencia promovida por FECOBA, la federación del comercio y la industria, para discutir y desarrollar soluciones con vistas a recuperar la actividad económica en el centro porteño.
A principios de enero, la asociación emitió un comunicado exponiendo las dificultades que atraviesa el rubro por efecto de las restricciones horarias fijadas por las autoridades. Las heladerías porteñas son otras de las víctimas silenciosas de una pandemia que no respeta pergaminos o tradiciones.
El adiós de Monte Olivia
"La despedida no es fácil y trae congoja a nuestros sentimientos y espíritu, pero debemos ser fuertes y recordar que afortunadamente las penurias no son eternas por eso preferimos guardar los momentos positivos y decirles a todos MUCHAS GRACIAS y HASTA SIEMPRE".
Con esa frase volcada en una carta, los ahora ex dueños de Monte Olivia, la tradicional heladería, confirmaron el mes pasado el cierre del local a los vecinos del barrio porteño de Villa Devoto.
"Familias enteras nos eligieron como un lugar de encuentro, para degustar nuestros productos a los que siempre le dedicamos un gran esfuerzo para diferenciarnos por nuestra calidad y ustedes nos distinguieron con vuestra elección", agregaron en una nota a la que tuvo acceso iProfesional.
En la misma carta, los creadores de Monte Olivia explicaron que la prolongada extensión de las medidas sanitarias para combatir el coronavirus, y el fuerte aumento en dólares de los alquileres comerciales, son las principales razones por las cuales deben bajar las persianas.