El drama del transporte escolar: casi no hay demanda, estallaron costos y se achicó más del 50% el total de unidades habilitadas
El retorno de las clases no hace más que echar luz sobre el estado de situación de uno de los actores que, ligados justamente a la actividad educativa, se ubican entre los más golpeados por la expansión del Covid-19 en la Argentina: los emprendimientos de transporte escolar.
Se trata de iniciativas por lo general de tradición familiar que prácticamente no operaron durante 2020. Y que, en gran parte de los casos, terminaron "apagándose" por el parate económico, el estallido de los costos operativos, y la ausencia de una demanda que hoy por hoy todavía se mantiene en el plano de lo simbólico.
Ante la consulta de iProfesional, desde organizaciones del rubro como APOETA, la asociación que integra a los propietarios de ómnibus y combis escolares, aportaron detalles del momento dramático que transita el sector y cómo el retorno a las aulas aún está lejos de garantizarle oxígeno a los emprendimientos todavía en pie.
Referentes de la entidad comentaron que, previo a la pandemia, en la Ciudad de Buenos Aires sumaban alrededor de 1.500 las unidades con habilitación para prestar el servicio. "En enero, cuando se hizo la colonia, no se pudieron juntar ni 300 micros", dijo a este medio Pablo Camacho, referente de la asociación.
Buena parte de los vehículos que salieron de la actividad, según pudo constatar iProfesional, hoy se encuentran a la venta en portales online como MercadoLibre.
"Salen a la venta porque sus dueños saben que el trabajo, al menos tal como era, ya no regresará. Quien los compra los termina adaptando como casa rodante o directamente les da el uso de furgón", señaló Camacho.
"La imposibilidad de seguir con el traslado de los chicos a los colegios se hizo firme a partir del 15 de marzo del año pasado. Desde ahí en adelante no hubo más actividad. Y para los compañeros del sector se hizo cuesta arriba hasta garantizar la cuestión alimentaria", dijo.
Para enseguida agregar: "En lo que menos se pudo pensar a lo largo del 2020 fue en el mantenimiento de las unidades. Los micros y las combis se fueron quedando sin baterías, terminaron deteriorándose en la calle porque no se pudo seguir pagando una cochera, se rompieron vidrios. Una situación realmente dura para la mayoría".
Costos disparados y demanda planchada
Camacho expuso al estallido de los costos, en paralelo a la desaparición de la demanda a raíz de la cuarentena, como otra variable clave a la hora de entender el mal momento que atraviesa el rubro.
"El combustible aumenta cada vez más seguido. Y después tenés gastos que se hicieron muy fuertes por efecto de la misma inflación. En enero de este año una cubierta salía 57.000 pesos y hoy ya la estamos pagando 65.000. Y tenés que comprar de a dos… Una cochera está entre 6.000 y 8.000 pesos mensuales. Mantener la unidad de forma tal que puedas seguir teniendo la habilitación se hizo imposible para muchos emprendimientos", detalló.
Consultado respecto de los gastos adicionales que acerca el protocolo sanitario aprobado por el Gobierno de la Ciudad, Camacho reconoció que "hay un impacto extra" más allá de que la adaptación no exija un gasto muy amplio.
"Hay que instalar una lona que separe al conductor de los chicos. Por supuesto que está el requisito del alcohol en gel, como en todos los ámbitos. Y hay que contar con la pistola termómetro. La compra de esto último demanda 2.500 pesos", dijo.
Con relación al escenario comercial tras la vuelta de las clases en Capital Federal, Camacho aseguró que "la demanda para el recorrido puerta a puerta se mantiene muy baja". Mencionó a los horarios escalonados de asistencia a los colegios -los alumnos van a las escuelas 2 o 3 días por semana-, sumado a la pérdida de poder adquisitivo, como dos de los factores que atentan contra la recuperación del servicio.
Precios que se mantienen
"Tenemos la necesidad de recuperar clientes. Por ende, muchos emprendimientos mantuvieron los precios del año pasado, algunos incluso están cobrando menos. Y esto más allá de que los costos están cada vez más altos. Pero la demanda sigue muy baja y la mayoría de los transportes está prácticamente sin trabajar", afirmó el entrevistado.
Camacho sostuvo que cada dueño que pone en venta su micro o combi pasa a engrosar la lista de los desocupados en tanto "la reinserción en el mercado laboral, en muchos casos por edad y en otros por tratarse integrantes de familias con años en el rubro, es prácticamente nula".
El sector del transporte escolar es uno de los ámbitos que, a excepción el acceso a créditos a tasa cero –que ya comenzaron a cancelar, más allá del parate económico-, no recibió ayuda alguna por parte del Estado. Propietarios y conductores en general no contaron con acceso a los ATP y, por disponer de bienes, los mismos dueños tampoco calificaron para los IFE.
Los emprendimientos aguardan por la implementación de una ley, la norma 27.591, que en su artículo 73 incluye ayudas económicas para la actividad.
"Apostamos a esta vuelta del trabajo, por supuesto. Pero si ya los números previos a la pandemia eran duros para el sector, ahora todo se puso más cuesta arriba. Estamos funcionando con protocolos aprobados por todos los organismos de salud. Esperamos que eso empiece a generar confianza y podamos recuperar el movimiento", concluyó.