IRSA sigue achicando sus negocios para sobrevivir
Tras haber sido fuertemente golpeada por los efectos económicos de las medidas sanitarias para combatir la pandemia del Covid-19, IRSA sigue achicando sus negocios para sobrevivir.
Se trata de una estrategia que el holding que preside Eduardo Elsztain inició en septiembre pasado, con la transferencia de oficinas en varios de sus emblemáticos edificios de la Ciudad de Buenos Aires.
La última operación de este tipo había sido la venta de varios pisos de la torre Boston por u$s22,9 millones, que sumó a la transacción que cerró en julio pasado de otros cinco pisos por u$s34 millones de este edificio.
Una semana antes se había desprendido de la torre de oficinas ubicada en Bouchard 710 por US$87,2 millones, identificada por el cartel de Samsung.
Y en junio vendió a la desarrolladora Portland el terreno que tenía en el barrio porteño de Caballito y en el que planeaba, desde hace años, la construcción de un shopping que no pudo ejecutar por la oposición de los vecinos.
Además, mudó sus oficinas de la calle Bolívar 108, Piso 1, a Carlos Della Paolera 261 Piso 9 CABA, constituyéndose este último domicilio en su nueva sede social.
Ahora, acaba de concretar su salida de Manibil, una de sus subsidarias dedicada a desarrollos inmobiliarios en el marco de una operación por la cual recibió casi $577 millones por el 49% del capital de esa sociedad.
El comprador fue Land Group S.A, una desconocida empresa también del rubro inmobiliario y que tiene su residencia legan en Uruguay.
Los números de la operación
Según informó IRSA a la Comisión Nacional de Valores (CNV), la operación incluye 217.332.873 acciones Clase B ordinarias, nominativas no endosables, de valor nominal $1 y con derecho a un voto por acción y que a su vez son representativas del 49% del capital social de Manibil S.A.
"El precio por la venta de las acciones asciende a la suma de $576.974.387,50 y a partir de la mencionada transacción, la sociedad deja de revestir el carácter de accionista de Manibil S.A", explica el documento que lleva la firma de María Laura Barbosa, apoderada de IRSA.
La operación se suma al proceso de obtención de fondos frescos en los mercados de capitales para hacer frente a importantes vencimientos de su deuda en moneda extranjera por u$s450 millones, incluyendo u$s140 millones de IRSA Propiedades Comerciales (IRCP), que vencieron entre julio y noviembre de este año.
Lo mismo ocurrió con empresa agropecuaria Cresud que, junto con su controlada, lograron reperfilar parte de esas deudas por u$s284 millones, luego de haber tenido que modificar las propuestas a sus acreedores en el marco de las restricciones de acceso al mercado cambios que impone el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
En el caso de IRSA, la adhesión alcanzó el 98% mientras que en Cresud llegó al 88% a pesar de que los términos de las renegociaciones son iguales, con la salvedad de que las tasas de interés que pagarán llegan al 10% y al 9% anual respectivamente.
El grupo se vio obligado a desprenderse de varios de sus activos y a refinanciar deuda en el marco de un incierto panorama sobre el futuro de sus actividades, fuertemente afectadas por las restricciones sanitarias para combatir la pandemia del Covid-19 establecidas por el gobierno del presidente Alberto Fernández.
Si bien en la actualidad los centros comerciales que opera en el país y varios de sus edificios corporativos recuperaron parte de la normalidad perdida por el coronavirus, calificadoras como S&P vienen advirtiendo sobre los riesgos que podría enfrentar.
A principios de junio, S&P Global Ratings bajó la calificación de las ON de IRSA Inversiones y Representaciones a ‘raCCC-’ desde ‘raBB-’ y les asignó una tendencia negativa, basado en las consecuencias que sufria el grupo por la recesión económica y las dificultades operativas causadas por el coronavirus, que le agregan una considerable presión a su Ebitda y a la generación de efectivo.
Según un informe de S&P, el desempeño operativo de IRSA se verá deteriorado al menos hasta este mes y se espera para el mediano plazo tasas de ocupación más bajas que las anteriores a la pandemia en los tres segmentos donde opera: centros comerciales, hoteles y oficinas, presionando aún más la generación de fondos y la liquidez.
Para S&P, "la liquidez de IRSA es débil, porque las fuentes de fondos estimadas no son suficientes para cubrir el uso de esos fondos durante los próximos 12 meses, en un contexto de volatilidad en mercados internacionales y un escenario soberano muy complejo en Argentina, y con una capacidad limitada para absorber eventos de baja probabilidad pero de alto impacto, sin recurrir a financiamiento adicional".